Si tuviera un deseo, ese sería volverte a conocer.

Si tuviera un deseo, ese sería volver a verte.
Si tuviera un deseo, volvería a verte ser.
Si tuviera un deseo, sería volver.
Si tuviera un deseo, sería, pero no soy.
Si tuviera un deseo…
Si fuera un deseo, sería el sonido de tu nombre.
Si volviera un deseo, sería desear verte.
Si volviera, desearía que volviera a ser igual.
Si volviera a desear ser, sería seguir siendo, o volver ser.
Desearía volver a ser y estar donde te conocí,
para volver a desear estar junto a ustedes.
Avispados los encuentro jadeando, alejándose, nadando dentro del río osado.
Desviviendo amores vulnerables, inermes, delicados.
Había estado rabiando internamente, buscando, exasperado, rumbo a tu oasis.
Fue el rayo amarillo, nítido, durando años.
Destruyendo astros, ninguna imagen estaba libre ante ti.
Si tuviera un deseo, sería sentarme,
sentarme y tener el deseo de verte doblar la esquina,
esperar de reojo que cojas luz detrás de donde te escondías,
ver esconder tu mirada mientras te reías,
volver a esconder tu dolor mientras me veías,
volver a dolerme al verte mientras te morías,
verme doler por tu partida mientras te ibas,
irme a desear volver a donde me conocías,
desear volver. Aunque fuéramos a volver a dejar de ser,
Si tuviese un deseo, sería volver a conocerte, aunque estuviera condenado a repetirse nuestro final.
Sería volver a estar juntos como aquella vez mientras reímos.
aunque la vida te arrollara con un río de recuerdos mientras cruzas frente a ese lugar.
Jamás te sentarás y sentirás un frío más profundo como el que yo sentí en esa banca,
esperando ser el último en irse.
¿Sabrías de cuántas palabras faltan en este poema para poderlo completar?

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