A lo lejos un farol que destella una tenue luz mientras la brisa de aquella noche lo envuelve en un recuerdo y es su piel la que se eriza al sentir sus labios exploradores por su cuerpo aprisionado de prendas oscuras. El tiempo se consume y es su respiración la que se acelera entre manecillas de un antiguo reloj. La noche transcurre entre la exploración masculina y el deseo perpetuo de sentir sus labios, mensaje tras mensaje con imagenes que se acumulan en su mirada y su mente las convierte en sensaciones reales de su mejor amante.
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