Un amor de verano

Un amor de verano

Ariel Vismara

12/08/2018

Ellos se conocieron en unas vacaciones de verano en Pinamar, ella era de pergamino estaba con un del colegio, se hospedaban en el hotel que está arriba de la proveeduría del camping Saint Tropez de Ostende. Él con dos amigos disfrutaban del calor de aquel verano; por cuestionas obvias del destino ella y él se iban a cruzar, conocer y entablar una fugas relación de amistad.

Él acampaba en la zona de carpas que pertenece a la misma propiedad, arbolada; a escasos metros del incansable mar atlántico.

Siempre que algo debe durar para siempre es porque merece la pena disfrutarse, pero lo deseado muchas veces se despide pronto.

Con el correr de los días habiendo compartido momentos muy gratos, se acercaba el a dios que nadie podía presumir no fuere para siempre.

Él vivía en Ramos Mejía partido de la matanza, era el primer sábado luego del regreso de sus vacaciones. Desde el séptimo piso del departamento miraba el horizonte, un atardecer crepuscular de edificios que se pierden de la vista a lo lejos. -pensando el ella decidió viajar esa misma tarde a su pueblo Pergamino-

Una llamada telefónica un par de arreglos le darían hospedaje al joven viajero libre de peso fácil de viaje . Fue muy bien recibido el forastero, una cascada de amabilidades fluía del corazón de cada personaje de esta bonita historia, basada en hechos reales.

Ella en poco tiempo debía viajar a Alemania por un intercambio del conocido Rotary Club. Pasaría un año en el lejano país.

Fue un corto fin de semana, fugas. El Domingo él joven debía regresar a su ciudad tenía pasaje de vuelta a las 21 horas en una línea de micros de larga distancia. Alrededor de 250 kilómetros separan las dos ciudades ni pensar a cuanto esta Alemania de buenos aires.

Sentados en el escalón de una puerta cercana a la terminal, charlaban, -se prometían mantener el contacto por correspondencia.- En un adiós sin posibilidad de reclamos- Él la besó, me miró a los ojos; sus labios pronunciaron un cielo de palabras.-

-Dijo,- Es el beso más dulce que me dieron.-

Desde el micro la despedí, con ese adiós detrás del vidrio, casi para siempre.

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