Sabes tanto de mí, que me da miedo.

Pensé que desnudando mi alma y poniendo mi corazón sin armadura, ibas a cuidarme…

Pero me equivoqué, en cuanto tu mundo se pone de cabeza, vienes a mí y veo salir de tu boca serpientes que van directo a mi garganta y se quedan ahí para hacerse nudo. Después bajan a mi pecho haciendo brotar tantas lágrimas y formando un mar de aguas infaustas, donde me quedó sumergida por un momento, recordando lo mucho que te quiero, la confianza que te he brindado, los días que te he regalado, las noches que me quede escuchándote.

El problema no es que yo te de poco de mí.

Es tu ego que se ha elevado.

Quizá ya no sea suficiente para ti, lo que mis manos o mi ser puedan ofrecerte…

Entonces te suplico, corre ve y busca lo que crees merecer, porque conmigo ya no te basta.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS