Si hoy terminara mi vida ¡qué alivio!

no hagáis un drama a mi partida

os prometo regresar en cuatro patas

afiladas las garras, listas las alas.

No tendré corazón a mi regreso,

acumularé riquezas sin medida,

perseguiré el poder por el poder mismo

y compraré placeres y querencias.

Todo esto soñaba yo, ¡qué paradoja!

y desperté llorando como un niño.

ante tal pesadilla tuve congoja

por el vulgar melodrama imaginado.

Ultrajado en lo más íntimo del alma

mi corazón latía con tal fuerza

que fue preciso cerrar los ojos

y morir… morir un rato.

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