Último poema

Último poema, que va directo a tus besos,

aunque ya no los beso.

Así que quedo incompleto,

como página rota sin verso.

Y aunque en plenitud había paz,

en lo incómodo ya no hay ni presente, ni ser.

Último poema para tu lectura,

para que entiendas

que el amor lo sentía con locura,

como si los días tuvieran colores a oscuras.

Sin plan de ir al cielo,

solo con la intención de aterrizar en tu amargura.

Última vez que digo que te amé,

que te elegí en cada ayer,

en cada mañana siguiente,

como en cada atardecer.

Tu presencia fue agua para mi tierra,

y en flor se quedó el llanto,

cuando ya no hubo primavera.

Último poema…

y quiero que sepas

que por ti soporté el trato ya pasado, como ya me habían tratado, eras un mismo pasado.

Ya me estaba acostumbrando

a tus formas de hablarme,

manchando mi nombre,

ensuciando mi imagen

con vómito de tu enojo. Ya que no somos los pensamientos, aún así disparaste al núcleo de mis deseos. 

Eras un alma en pena,

poseída por una belleza divina,

pero con un corazón escrito con rabia,

y unos sentimientos bien rotos.

Y sé que nadie tiene el poder sobre tus propias emociones,

tu sólo recibistes los patrones para destruir, 

no optaste por el amor pues ya no habitaba en ti.

Así me diste tus últimos días,

que eran especiales,

porque jamás fingí amarte.

Pero tú ya venías desde marzo con lejanía,

estando conmigo… sin ser mía.

Y yo,

yo aún pensaba en traerte de regreso,

seguro de que sin ti

no habría otro suceso

como el choque de nuestro sexo y mas qué éso. 

El cuento se repetía

en placer, en aliento,

sudor y respiración,

una suave gota de pasión

inundaba mi habitación.

Y al parecer…

solo yo me sumergía en el mar de entrega.

Último poema.

Últimas memorias.

No quería que te fueras,

no quería que muriera…

y me mataste.

Hoy me mataste.

Y que yo sepa, los muertos no viven.

O sea…

que para ti no existo.

O sea…

que yo pensaba que éramos más fuertes,

mientras tú me matabas

para enterrar, hoy,

tu último poema.