Tú, yo y la luna de fondo. ( Parte 2: «En búsqueda de mi primer amor.» )

Tú, yo y la luna de fondo. ( Parte 2: «En búsqueda de mi primer amor.» )

Luna

28/10/2023

Segunda parte: En búsqueda de mi primer amor.

Así que desde esa molesta pero hermosa noche, empecé a ver mi mundo de otra manera; pues dentro de mí, había algo que me alertaba, como si de un recordatorio se tratase, es decir, de esos que creamos en el móvil para que nos avise de algo importante y no dejarlo pasar, pero en este caso el recordatorio que continuamente aparecía en mi cabeza me advertía que en algún momento, en cualquier lugar y cómo sea que venga, he de toparme con mi futuro amor; eso me hacia estremecer de nervios, pues empecé a ser más observadora y a cada muchacho de los pocos sitios que frecuentaba, los veía como posibles candidatos a ser ese amor, pero al parecer yo seguía siendo invisible para todos; a pesar de ello, no bajaba la guardia y me mantenía atenta. 

Esta búsqueda también implicaba que aprovechase las oportunidades; quiero decir, como lo dije al principio, soy una chica introvertida, así que evito lugares concurridos, no voy a reuniones, paseos, no salgo con amigos, prefiero estar en casa, en mi habitación viendo documentales o peliculas de terror, ese es mi lugar seguro; pero no podía faltar a mi promesa, si me había dicho que iba a buscar el amor, pues, ya no podía evitar el contacto con los demás; y así fue como una nueva idea empezó a martillar mi cabeza… ¿Si evito a las personas, estaré evitando al amor?, ¿la persona que debo hallar estará en alguno de esos lugares a los que nunca voy? Eso me aterró mucho, así que decidí aprovechar al máximo las oportunidades de salir y conocer personas; aunque esto es mil veces más complicado que las matemáticas para mí, pero empecé a hacerlo, enserio me esforcé mucho; comencé a acompañar a mi mamá al mercado, a los centros comerciales, incluso al banco o a citas médicas; además por primera vez en mi vida, no rechacé las invitaciones de mis amigas para salir a dar un paseo luego de las clases en la universidad. 

Un día, al darse cuenta de mi repentino cambio, mi mamá empezó su típico interrogatorio y como no quería darle muchas explicaciones, a parte, el tema me parecía un poco vergonzoso de hablarlo con ella, no me mal entiendan, confío en mi mamá, ella sabe todo de mí y es mi mejor amiga pero en ese momento sentí mucha vergüenza de confesarle que el motivo de dejar a un lado mi zona de confort y aceptar toda oportunidad Para salir era «la búsqueda de mi primer amor», se imaginan… Decir eso con mi voz, se escucharía muy chiché y sería suficientemente raro para mi madre, ya que nunca me había visto en ese plan. Ante sus ojos he sido una rara que prefiere hablar de monstruos de pelis de terror como «el hombre lobo» que hablar de «novios y cosas románticas».

Entonces, para evitar más preguntas, una cara shokeada y quizá risas internas, decidí mentirle y le dije que estaba haciendo un experimento, ya saben, cosas de psicólogos, le dije a mi madre que quería estudiar el comportamiento de las personas, las distintas personalidades, carácteres y temperamentos en carne propia para entender mejor a los demás y poder ser más empática con mis «futuros pacientes»… 

Pues, aunque esto pareciera una locura y que me estoy aprovechando de los «demás» y que los tomó como si fuesen «ratas de laboratorio» para mi madre fue un argumento muy creíble, incluso, más creíble y aceptable que la pura verdad, y aunque me sentía muy mal por mentir así, me reconforté a verla acentar con una sonrisa; y es que incluso esa mentira que dije, para ella fue como un «avance» en mí. 

A mi madre le emociona cuando de mi brota una pizca de sentimientos sociales o afectivos; y el hecho de saber que yo iba a continuar saliendo y conociendo personas, le entusiamaba como no tienen idea. Pero eso sí, siempre sobreprotegiéndome; sí salía con mis amigas, ella era quien me llavaba y recogía a los sitios en donde quedabamos a encontrarnos, no podía estar más de dos horas fuera de casa, a excepción de la universidad y las veces que estaba con ella; también instaló un sistema de gps en mi móvil y me regaló una pequeña nabaja y un gas pimienta, en caso de que alguien intente hacerme daño; yo no la culpo, ni me molesto por eso porque de cierta forma, esos comportamientos de mi mamá me hacen sentir segura; además considerando, el hecho de tener una hija autista, implica que a veces los padres tengan muchos temores y desconfianza de todos y de todo. 

En el mundo hay un montón de gente mala y aprovechadora que se sirven de las situaciones para engañar a los más inocentes; en el caso de los autistas, somos personas que generalmente podemos llegar a ser influenciados o convencidos por «astutos» ya que nos cuesta inspeccionar a las personas y saber cuáles son sus verdaderas intenciones. Lo que una persona neurotípica puede comprender de un comportamiento ajeno al instante, un autista, tarda mucho, días, meses o años en comprender y para esto, tristemente, ya habrá sido engañado. Esto se lo explicó mi psicóloga a mi mamá, lo cual aumentó su desconfianza y he ahí su exagerado cuidado hacía mí…
Continuando con la historia y mi intento por la búsqueda del amor; mis amigas también me interrogaron por lo mismo, ante lo cual, solo me límité a hacer lo que hice con mi madre, de igual manera, quise evitar todo lo que podrían cuestionarme, así que mentí por segunda ocasión. La conciencia me acusaba y ya no sabía cuántas veces tendría que volver a caer en esa incrusijada, de la cual me liberaba diciendo la vil mentira pero prefería eso que decir mi vergonzosa verdad.

Así soporté hasta el final del ciclo; mintiendo a quienes me preguntaban por mi repentino » cambio de comportamiento» y seguí esforzándome por conocer gente, enserio, la pasé muy mal, en todo momento me sentí ansiosa, incómoda, observada, cada vez que formalizaba una conversa con alguien, sentía que mi cerebro iba a estallar, pues ya no sabía que más decir, fingir ser una persona sociable y crear temas de conversación es algo muy agotador, incluso me atrevería a decir que es devastador, en todos esos momentos, en lo único que pensaba era en ir a mi casa, ducharme y entrar a mi habitación a hacer lo de siempre, tener una cita conmigo misma y ver lo que sea en mi laptop para despejar mi mente y recargarme; pero todo esto lo hacía por lo que ya todos sabemos y saben algo… En todo ese tiempo, no pude conocer a alguien que me haya hecho sentir que era esa persona que tanto me esforcé por hallar; todos pasaban de mí, así que, en resumen, no pude conseguir nisiquiera una nueva amistad; eso fue muy triste, llegué a pensar que todo era en vano y que mi esfuerzo tratando de ser » una persona sociable» solo había sido una tortura sin ninguna recompensa. 

Pero un día, mientras acompañaba a una amiga a hacer unas compras, se presentó ante mí, una oferta que me llevaría a vivir la época más dulce de mi insignificante existencia.

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