Al mar.

Hoy he salido a buscar presentes parara alabarte.

A tus manos les regalo mi cuerpo, descuidado… Imperfecto.

Perlas he recogido para adornar tu pelo

y alegría esparcida en tu camino, para que andes descalza.

A tu boca le regaló mi lengua

a mi lengua le regalo tu boca, inmortal jardín en primavera.

Tu mirada se merece paisajes de colores imposibles

mundos de sabores no inventados, inmaculados libres animales.

Le pido perdón a tus oídos,

por que mi regalo para ellos no siempre es de su gusto

y mi canción se distrae perezosa en tu regazo,

pendiendo de ti, echándote de menos.

A tu cuello… Mordiscos lentos y suaves,

a tus piernas… Descanso, camino… Sosiego

A tu espalda le propongo librarse de su carga y le ofrezco mi hombro a tus problemas,

mi aliento a tu cansancio.

A tu cuerpo le ofrezco todas las cosechas, todas las estaciones… Millones de ilusiones,

mi humilde compañía.

…….

A la espuma.

Amaneces todas las noches en mi habitación como sí fueras viernes, como sí fueras el verano.

Tus ojos.

Anidas en mi pecho como ave marina que adorna acantilados, te celebran los cetáceos.

Tu pelo.

Jirón de nube algodonada que araña el cielo y mis sentidos, que llueves siempre en mi cabeza.

Tus dedos.

Canción de amor desesperada que abre mi pecho y lo desnuda como un poema de Neruda.

Tu espalda.

Deseo incontrolable, luna inalcanzable, arena blanca y pura, niños inocentes…

Tus labios.

Rubíes engarzados en el cielo, acorde largamente esperado, lumbre, lecho, agua, hogar.

Tu piel.

Fiesta estudiantil, copa de vino saciadora, último bar abierto, mar, mar, mar, mar….

Mi amor.

Infinito,, aventurero, insaciable, abierto, puro, infantil, verdadero, soñador, exagerado.

………

A las olas.

Viérteme tu paz, quédate conmigo.

Náufraga en mi ciudad, regálame tu brillo.

Ensancha mi deseo, humedece mis pasiones.

Sumérgeme en tu charca de colores.

Embriágame con tus pechos, alégrame con tu brisa, juguetea conmigo entre tus dedos.

No tengas prisa.

Salva mis defectos, corrige mis virtudes.

Muéstrame el camino hasta las nubes.

Gobierna mis instintos, alégrate de mi existencia.

Aduéñate de mi día ribereño, al igual que haces con mi sueño.

Cobíjame en tu pluma, enséñame a decirte, acércame tus labios, dime,

Dime que no este triste.

Secuéstrame en tu isla, naufraga mi velero.

Como acostumbra hacer Calipso, con los pobres marineros.

Enrédame en tu aroma, embrújame los miembros.

Mantedme siempre cerca. Nunca lejos.

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