Roto
Es hermoso, y realmente jamás es doloroso, simplemente es dulce. Estar enamorado. Todos lo desean, no todos lo buscan, y otros tienen la fortuna de encontrarse estúpidos , ahogándose en momentos agridulces, rogando porque nunca termine, por no besar a alguien tan arrebatadamente , en un momento salpicado de deseo, saliva y un poco de sudor, tomando al otro entre tus uñas y las palmas de tus manos, acercándolo vorazmente a tu cuerpo húmedo, tibio y desesperado, gritando y gimiendo pequeñas adoraciones… y descubrirte sólo, en una habitación oscura, y no sentir el calor ni el frío, como si hubieses abandonado tu cuerpo y estuvieras viéndote desde otros ojos.
Sentir una cascada correr por tus mejillas y sobre tu cuerpo desnudo, sin sentimiento o emoción alguna.
Deseando gritar, o correr o moverte, y solo poder caer en tus rodillas, sintiendo como tu vacío llena tus intestinos y sube a tu pecho, y lo sientes en tus piernas, cómo llega a tu cabeza, y cierras los ojos dejando que invada el ambiente.
De pronto solo eres tú desnudo, recostado sobre tu pecho y tu abdomen, observando el piso inundado en lágrimas, y no eres capaz de mirar más que el abismo que quedó, de ilusiones vagabundas y recuerdos mezclándose en mentiras. Solo cierras los ojos y respiras.
Respiras profundamente y parpadeas, perdiéndote en las yemas de tus dedos, pidiendo no estar sólo, deseando que todo sea solo un sueño.
Crudo
Sientes cómo tus pulmones se llenan de nada y tiemblas, acomodándote viendo al techo, sientes escalofríos recorrer tu moribundo ser, cómo tu piel se enchina; y te tocas lentamente como solo tú sabes, como nadie nunca lo hará, amándote, deseándote, con una frustrada excitación…¡Estallas de placer! Se acelera tu pulso y sientes retumbar tus oídos; tus gemidos y respiraciones reavivan la habitación.
Abres tus ojos lacios, recogiendo las últimas lágrimas mezcladas de felicidad y un corazón roto.
Te das cuenta que siempre puedes volver a amar, volver a ti, volver a intentar…
Sientes cómo tu piel viste y ajusta perfectamente tu cuerpo. Ya no hay vacío.
Solo tienes que dejarlo ir.
Tomas tu ropa y la habitación se convierte en un campo lleno de personas, con plantas, animales; el sol alumbra sobre todos, y hueles ese aire nuevo y fresco, dulce, con un pequeño toque cítrico. Sientes que te estas mintiendo, y sabes que es un poco cierto.
Sin dudarlo, retomas tu camino y vuelves a chocar.
Encuentras a alguien, nuevo, exótico.
Simplemente alguien que te hace vibrar de nuevo.
Juegan a conocerse, se ríen y comparten secretos, y un poco más que eso; intercambian sus nombres, miradas y uno que otro miedo, de alguna forma ambos saben que no son totalmente sinceros y que se cagan de miedo. Pero, solo queda abrirse.
No hay alternativa, mas que perderse y lastimarse entre humores y un dulce olor ahumado y antiguo, mientras se revuelcan atrapados por un deseo infinito, tragan sudor, saliva y un agradecimiento en forma de grito sordo. Mientras se tumban a observar como se mezclan en el ambiente y deciden si permanecer juntos, o irse sin palabra alguna.
Tienen miedo de abrir sus ojos y encontrarse admirando sus negras y profundas pupilas, intentando tomar aire para gritar o al menos sonreír, una sonrisa irónica y cómplice, que acaba en cuerpos húmedos y alejados por la noche.
Casi gimiendo porque exista algo más que los una.
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