Es bonito empezar de cero, no para muchos lo es igual que a mí, sin embargo, me es de mi agrado, ya que, no tengo tanto enredo por arreglar, con las pasadas experiencias de lo que he logrado me ayuda a que esta vez tengo una nueva oportunidad de mejorar, el éxito puede llegar con la sabiduría del fracaso, pasaron casi dos décadas para darme cuenta de mi verdadero talento, el cual no solo me ayudo a mí, sino también a muchas personas, quiero que sepas que, si estás pasando por un mal momento aprovéchalo y no te eches a llorar, en las épocas difíciles nacen las más grandes ideas que edifican al mundo.
Me dedique desde los 19 años a atender una gasolinera, mi sueño desde niño era ser un reconocido artista, me gustaba cantar, bailar, pintar, actuar, practicar deportes, pero hubo algo lo cual desde niño era mi talento nato, mi nivel de deducción de lo que sucedía a mi alrededor o en el mundo, incluso las películas más complejas me aburrían, deducir sus finales desde casi el comienzo de las escenas era frustrante, eran muy escasos los casos cuando un libro, cuento o película me sorprendía, las historias eran como una línea la cual podía deducir donde terminaba, a los 21 estudie psicología, hice tres semestres hasta que mi padre sufrió un paro cardiaco causando que quedara en coma indefinido, era raro, aun así, podría decirse que lo veía venir, sin importar que los problemas sean incluso para mi inciertos, adoro la vida y los millones de misterios que ella trae, el suceso con mi padre el cual no tenía pensión me obligo a tener que dejar la universidad para trabajar un mínimo de 17 horas diarias para poder mantener a mi deprimida madre mi hermanito de ese entonces de 2 años y lo que se debía costear del cuidado de mi padre, día a día, mi juventud se iba opacando, mi padre cumplía 8 años ya sin despertar, su estado de salud era el exactamente igual a de la noche que cayó en coma, sin embargo, a pesar que no podía ir a la universidad aprovechaba cada minuto libre que me ofrecía en ocasiones mi labor para pensar, tenía mil ideas en mi cabeza, todas con una probabilidad del 50% de ser exitosas, para que fueran un 99% efectivas necesitaba de algo que no poseía, tiempo, despertaba todos los días a las 4, llegaba a la gasolinera a las 5, desayunaba mientras trabajaba, almorzaba mientras trabajaba, cenaba mientras trabajaba, y en redundancia también trabajaba mientras trabajaba, mi trabajo alterno eran las ideas que se me ocurrían para mejorar mi situación y la de mi familia, mis horas extras no eran pagas en su totalidad alegando el gerente que ocupaba tiempo laboral cuando tenía que comer o incluso ir al baño, el gerente de esa gasolinera era mi análisis favorito, llegaba siempre a las 10, se iba a las 12, regresaba a las 3 y partía por ultimo a las 5, la conclusión con esta clase de seres humanos era que no podían tener control sobre sus impulsos, entre más tienen más quieren tener, son aquellos que se molestan porque una ancianita no le haga descuento en lo poco que gana en unas naranjas, pero no dudan pagar el triple de valor de una botella de licor con sus amantes o amigos de parranda, al contrario sería vergüenza para el pedir rebaja o escandalizarse por cuanto le cobran, y es que es fácil identificar que estas personas son así debido a que, no conocen u olvidaron el valor de conseguir las cosas con esfuerzo convicción o disciplina, por ello no les afecta ser como son, hasta el día que vuelvan o sepan el valor de esas virtudes, pero no podría tachar a todos así, mi trabajo me daba la posibilidad de hablar con toda clase de personas, aunque cuando las habían, las charlas no eran muy largas, sin embargo cuando se lograba algo positivo de lo que se hablaba, lo tendría en mi mente el resto del día hasta llegar a casa y abonarlo a mis experiencias diarias, un cliente que conocía mi aburrida y desdichada vida, me recomendaba que no dejara de hablarle a mi padre ni un solo día, no me dijo la fuente pero afirmaba rotundamente que una persona en estado de coma podría entender y estar consciente de lo que sucede alrededor, y debo reconocer que hasta ese momento llevaba varios meses que no le hablaba de mi vida, con ser que, los primeros años no me despegaba de él, aprendí a tocar guitarra estando a su lado durante las noches que llegaba exhausto, y ahora que lo recuerdo, cuando había perfeccionado mi estilo con la guitarra, logre componer un solo con tono melancólico durante más de 20 minutos, y al terminar vi una inusual gota que caía por su mejilla, me emocione mucho contándole a mi madre que mi padre lloro de verme que aprendí a tocar guitarra, sin embargo me dijo que era solo una gota de sudor de su frente, mi padre había intentado enseñarme a tocar guitarra cuando yo apenas tenía 5 años, algo que a esa edad no me era interesante; cuando Salí del trabajo llegue a casa y a pesar que estaba cansado, tome mi polvorienta guitarra y le canté
, es su canción favorita, al terminarla me quede observándolo varios minutos, lo abracé, lo arropé y le di las buenas noches con un beso en su cálida frente, esa noche soñé que cantaba en un gran concierto las personas coreaban mi coro mientras ahí estaba mi padre dándonos un asombroso solo.
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