Tocando fondo, es más que una historia cotidiana en nuestros
tiempos, es una sensación de impertinencia a este mundo. Todo comenzó en mayo
cuando me disponía a mis múltiples actividades de trabajo y mi cotidianidad,
algo que, para entonces venia muy normal, puesto que la vida de una mujer joven
e independiente parecer ser, en aquel momento pensaba que tenía todo bajo
control que no había nada de qué preocuparme, puesto me ingenuidad me hacía
creer en saber más que cualquier otro ser… pero vaya que estupidez, no tarde
mucho en darme cuenta de que mi vida era más que una burbuja. Una burbuja que
se reventó en el momento menos adecuado y me sacudió tanto que no tuve forma de
diferenciar la realidad de la fisión, no tuve forma de protegerse ante la
temible amenaza de mi propia yo, sí que monstruo que por años había ocultado en
mi vida cotidiana, ese monstruo despierto y me devoró en mes de tres semanas,
me transformó a una persona desconocida que poco a poco fue perdiendo amigos,
apoyo familiar, trabajo y sentido a la vida.
Al cabo de los
meses siguientes, me sentía cansada, abrumada, sin emociones, por primera vez
creí estar muerta en vida con tanta frialdad en la vivía, no era fácil conectar con alguien, la
gente me aburria, no tenía sentido estar rodeada de tanto paradigmas, llegaba a
mi casa a cuestionarme, a llorar como una niña sin protección y a desvelarme
tratando de entender en qué momento mi burbuja de vida se desvaneció, no era fácil
aceptar que no era perfecta y mucho meses dejar salir mis emociones, pues desde
niña siempre me dijeron que llorar no era correcto. ¡Vaya que error!
Finalmente
termine perdiendo mi trabajo, mis amigos y parte de mi familia, hasta el
momento no he podido deshacerse de este monstruo, en el que, me hundí en la soledad
y en las más profundas aguas de la desolación.
Fin.
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