The Library

La librería Rainbow era conocida principalmente por su vasto contenido de libros y obras exclusivamente echas para un público…. especial.

En ese entonces, era «anormal» ver a un solo chico prestándole atención a un libro, ¿por qué?: Todos, o la mayoría, estaban sumidos en el nuevo mundo de la tecnología.

Fascinante, ¿no?

La cuestión es que, en esa tarde de martes, a las cinco y veinte, uno de los nerds del salón rojo de la secundaria Brigthon Stone, entró en la librería con el único y simple fin de comprar el último libro de la colección de Harry Potter, ya que desde pequeño la había querido, y por culpa de su baja economía, pues… no pudo; sino hasta ahora, que ya tenía el dinero recolectado.

-Hola… -saludó tímidamente-. Vine por…

-El libro por el que has estado preguntando las últimas tres semanas -le interrumpió la joven-. Lo tengo aquí. Son cuarenta dólares.

(Una verdadera exageración, por cierto).

Aún así, Chandler (nuestro chico), sacó el monto del bolsillo de su chaqueta y  se lo tendió. Tomó el libro, aún con el forro cristalino, y lo abrazó mientras salía de la tienda.

Justo cuando se dispuso a leer la sinopsis en la parte anterior de la portada, oyó una voz burlona desde el otro lado de la librería (que aparentaba estar vacía):

-Acabas de desperdiciar esos valiosos dólares…

Apenas escuchó esas palabras, sintió cómo un cubo imaginario de agua fría caía sobre su cabeza.

Volteó de un movimiento y encaró al que había hablado.

Un chico de pelo negro y rizado, envuelto en una bufanda roja, lo miraba con algo parecido a la pena.

-Ningún libro de ésta saga es malo -defendió-. Todos son perfectos…

-Solo son niños jugando con magia. -Cerró el libro que leía y se recargó sobre una pierna-. Es desastroso ver cómo un grupo de niños vencen al mago más temido con esas patéticas condiciónes…

-Si te parece un desastre, ¿por qué lo leíste?…

Lo que había comenzado con un comenterio aparentemente marginal, comenzaba a tornarse en una disputa, una sin público, obviamente.

-Mi profesora de literatura obligó a toda la clase a hacerlo porque era el exámen del semestre. Solo leímos el primero, pero yo terminé toda la saga por curiosidad… -bufó de mala gana y scudió la cabeza-. La trama es un asco…

-¡Claro que no! -chilló Chandler-. Rowling narró todo desde una perspectiva emocionante y directa. Es una obra de arte dentro de la literatura, no es.. 

-¿Un asco? Oh, créeme que lo es. Hay mejores obras -extendió su brazo y enseñó la portada de su libro altivamente-. Por ejemplo, Las Crónicas de Narnia, de C.S. Lewis…

-Si estás insinuando que esa saga es mejor que la de Harry Potter  estás equivocado…

-No lo estoy insinuando, sino confirmando. Para empezar, ésta historia cuelga de un péndulo mucho más coherente…

-No, no… Ambas colecciones siguen la pasión por los relatos mágicos y…

-Las Crónicas de Narnia narran el nacimiento y desarrollo de un mundo fabuloso; no las fases de planeación para asesinar a un mago psicópata como Voldemort…

Al parecer, la joven del mostrador comenzaba a hartarse de ambos. Parecía a punto de estallar.

-Pero también se narra paso a paso la evolución de los personajes -insistió Chandler, cada vez con más seguridad-. Cómo todos ello van creciendo y madurando y luchando aún a pesar de las adversidades…

-Pero al final hacen todo eso solo para «derrotar», o sea aniquilar a un mago…

-Un mago que solo buscaba el poder…

-Sigue siendo incoherente. En Narnia, deben destronar a la Bruja Blanca con la ayuda de un león legendario, Aslan, mientras los lazos entre los chicos se van haciendo más estrechos  medida que comparten el interés por el bienestar de esas tierras…

La joven se dió cuenta de que aquella disputa podría haber durado horas, así que, como la mujer inteligente que era, aplaudió con sarcasmo y los interrumpió agotadamente:

-¿Les importaría seguir peleando afuera, niños? Por si no se han dado cuenta, es sumamente aburrido oírlos ¿Por qué no mejor se meten a Youtube y se pierden ahí…?

El chico de pelo negro sujetó su libro, se encogió de hombros y salió de la tienda, murmurando:

-Porque no tengo celular, estúpida…

Chandler se apresuró a salir junto a él, y comenzó a seguirlo en silencio.

-¿Qué quieres ahora? -increpó el otro, ahora irritado.

-Que te retractes.

-Ah, obvio no -rió-. Voy a seguir pensando que esa tu saguita es una basura, no te va a servir de nada que insistas….

Continuaron caminando en silencio un par de incómodos segundos más, hasta que el de la bufanda roja se cansó de su presencia.

-¿Y ahora qué? Vete ya. Te dije que no voy a cambiar de opinión. Ya déjalo ir, solo fue una discusión… -soltó una risa falsa y chasqueó la lengua-. Lo que pasó en la librería, se queda en la librería…

-¿Cómo te llamas? -se apresuró a preguntar.

El ltro chico se paró en seco y volteó oara mirarlo de frente, sorprendido por la pregunta 

-¿Qué? -se apenó Chandler-. No pregunté nada malo…

-O sea que… ¿no te importa que haya insulatdo esa coleccioncita de quinta? ¿O solo pides mi nombre para acusarme mañana…?

-Solo quiero saber cómo te llamas -insistió-. Y… ¿estudias en éste colegio…?

El chico miró al cielo antes de contestar, como si estuviese pidiendo paciencia a los dioses.

-Me llamo Ash… Somos compañeros de salón, baboso, es raro que no me hayas visto…

Ouch. 

-¿De veras..? Yo… nunca te he visto… o tal vez lo hive pero…

-¿Tu nombre? -exigió.

Qué directo.

-Oh, no me lo digas. Es Chandler, ¿cierto?…

-¿Cómo lo sabes?

-Tú eres al que empujaron por las escaleras la semana pasada. Aún lo recuerdo. Los amenazaste con acusarlos en Dirección pero… -soltó varias carcajadas-. Aún así lo hicieron…

El rostro de Chandler se tornó rosa.

-No digas nada más…

-¿Ya? ¿Ya te parezco irritante? Ahora vete  porque puedo seguir insultando tus gustos y humillando lo que te queda de ego todo el día…

-Si tu plan es deshacerte de mí con eso, mejor ríndete. No me iré…

Ash continuó caminando, sin ningún rumbo fijo antes de suspirar.

-¿Por…?

-Eres la única persona que conozco que se ha tomado el tiempo de juzgar un libro… Casi no quedan personas así, que lean libros y debatan sobre ellos en su tiempo libre… Es obvio que no me voy a ir tan fácilmente…