Estoy ciego de visiones estropeadas,
de dátiles dulces y alas desgastadas,
mariposas ebrias, trasnochadas,
que danzan en fiestas atormentadas.
Y entonces, en trances de transmutación,
servil descanso, pierdo orientación,
me rompo las piernas sin salvación
de andar descalzo por la negación.
Anuncio el salto de charcos gemelos,
y corro sin freno ni mapa en el cielo.
Los gobiernos me sacan del carril
y ruedo cuál tren que perdió su silueta,
una locomotora de acertijos sin fin
que silba en idioma de polvo y motín.
Ya no me ven como humano en la escena,
soy forraje de vacas, peaje de yeguas serenas.
Me encierran en islas de cocodrilos,
nos ahogan de ansias con ojos vacíos,
y clausuran las puertas a todas las voces,
como si el alma perdiera sus dioses.
OPINIONES Y COMENTARIOS