Pasaba la idea por mi cabeza. Era de noche y no podía ver más allá de la esquina de la calle. La busqué entre sombras, banquetas y calles solitarias. Pude escuchar a lo lejos un susurro. Fui hasta lo más lejano de mi imaginación tratando de rescatar ese recuerdo, esa esencia, ese murmullo que me hizo recordar su simetría y misterio.
¿Tengo que voltear al cielo y caminar para sentir el vértigo en mis pasos?
No entiendo cómo un día nublado se queda guardado en la memoria mientras que el sol pasa de largo a la vista de los ojos.
Sin embargo, creo que el vaivén de un recuerdo es compañía de mis sombras. De mis consuelos.
Le he buscado buscado sin saber encontrarle. Sin saber si es verdad que fuiste parte de mi armonía, o solo imaginación desbordada en una forma tan bella e inalcanzable. Tal vez sea verdad y solo yo pueda verte, sentirte así. Pero a cada paso que doy por esta acera, acercándome a tu ventana, las historias y momentos regresan a mi, y puedo ver que si. Que eres verdad. Que estás ahí.
¿Está?
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