Su rostro lo decía todo,
sus ojos entre lágrimas
gritaban basta.
Y ella con su triste mirada
observaba el inmenso horizonte,
su inocencia buscaba las respuestas allí.
Caminó hacia la inmensidad,
su mente no podía parar
ya comenzaba a atormentarla,
pero ella siempre hallaba la calma en el mar,
así que fue y lo observó durante horas,
logró entenderlo todo, así eran sus pensamientos
iban y venían, nunca frenaban,
se entrelazan entre sí,
por momentos eran más rápidos, fuertes y avanzaban muy ligero, pero a veces estaban tranquilos y un poco más estables…
La noche empezó a asomarse y en su mirada se reflejaban las semillas de su alma,ahora la paz atravesaba su horizonte y comenzaba a apagarse, el sol caía, de a poco dejaba de ilustrar sus ojos color café…
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