Prólogo
En un principio Nataniel evadió la particular sonrisa de Luis en tiempos indeterminables.
Después de casi 4 años Nataniel se reencuentra con Luis en la universidad, pero en el pasar de los días comprueba que ya no existe la particular sonrisa de Luis, ni tampoco esa genuina alegría que arrullaba con dulzura los días pesados que atravesaba.
Luis está frente a él, pero no es el Luis que él conoce. Con auténtica preocupación decide embaucarse en el viaje de poder ayudar a Luis, sin tomarse un tiempo en pensar los problemas y los singulares demonios que lo envuelven en un trágico suceso. Sabe que entró a la boca del lobo y que no será capaz de salir ileso, sabe que su corazón no podrá resistir tanto, pero lo hace y aún así se encuentra con algo escalofriante, sabe que todo esto está mal y que él es el único moribundo testigo. Es tan masoquista, que desea seguir descubriendo este lado tan funesto de Luis.
-¿Luis… eres realmente tú?- susurra con temor viendo la cama y las sábanas desparramado de sangre.
-¡Tú! ¡¿Quién demonios eres para mencionar mi nombre?!- grita histérico, moviendo el cuchillo entre sus manos.- Para ti soy Paris, ¿entendiste? ¡¿Me has escuchado?!- muerde los dientes mientras agarra con fuerza el arma blanca, con tanta fuerza que tiembla.
-B-baja el cuchillo, hablemos con tranquilidad. No te quiero hacer daño.
-¡Mientes! ¡Todos son unos mentirosos!- cae al piso de rodillas, aferrándose al cuchillo sin dejar de llorar.-Nadie se ha preocupado, no tengo dignidad y la inocencia me ha sido arrebatada… ¡Todos me hicieron daño!
Se acerca con pasos sigilosos, sabe que es un ataque de pánico y debe ser cuidadoso; no se puede contener y rompe en llanto, sabe que el niño inocente ya no existe. Sabe que solo hay un corazón dolido, sabe que su mente ha sido corrompida, sabe que su estabilidad mental está degastada y que el viejo e ingenuo Luis ya no existe, solo hay un cascarón vacío y es eso lo que más le duele. Está rompiendo en llanto porque sabe que esto no tiene solución. Está rompiendo en llanto porque sabe que no podrá ayudarlo, no podrá ser de ayuda, no podrá pegar las piezas rotas de este jarrón. Está rompiendo en llanto porque se enamoró de la salvaje belleza de la tristeza y del dolor.
Nataniel se enamoró de Luis, se enamoró tanto que el daño causado lo recibe con anhelo y adoración. Sabe que está mal, pero sigue mordiendo el fruto prohibido de la amargura y dolor.
¿Podrá Nataniel luchar con los demonios de Luis y salir valeroso de ellos?
OPINIONES Y COMENTARIOS