No tengo tiempo para interpretar mis sueños,
no me es rentable.
Tengo que aplastar aún, olas y lunas,
para que no caigan encima de mis versos.
Todo le importa al poema,
hasta la sonrisa que se esconde
a ras de una lágrima improvisada.
La torpeza de tus alas es porque no vuelas.
Es un secreto expuesto al sol,
es religión de vientos y alas huecas,
vaciadas de brisas y tormentas.
No impidas más tu dicha,
se encoge pronto el tiempo,
que miren tus sueños desde afuera.
Y tú levanta el folio,
el aire también es para estar vivo,
con todas sus consecuencias.
Pégate a él, sufre, ríe y que te lean,
sino,
nunca serás un poema.
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