Sueños Carmesí

“indicios”

Londres, Nueva Inglaterra.

Jueves.

Hoy se puede ver el cielo de un tono grisáceo. Los meses de lluvia ya pasaron, pero durante este mes aún hay algunas nubes rezagadas.

  • -Buenos días, Jack.
  • -Buenos días Bill.
  • -Nuevamente traes esa cara de estúpido. Si sigues así seguramente te correrán- comento sarcásticamente.
  • -G.…gracias por la preocupación, pero el hecho de que te guste mi tía no implica que tengas algún tipo de autoridad sobre mí.
  • -Y-yo…olvídalo mejor apresurémonos o Bump nos castigara.

Academia Azor Light; un cuarto de sus estudiantes son alumnos becados yo soy uno de ellos a diferencia de Billy Kingsley quien viene de buenas raíces.

Elegante, sencilla y antigua, esa sería la descripción gráfica de toda la academia. Rodeada de un hermoso paisaje a las afueras de Londres. Si bien no fue hace mucho que se fundó-50 años aproximadamente-sigue resguardando esos prestigios de la era victoriana. Los uniformes no entran, tenemos la libertad de venir como gustemos, pero hay personas que les gustaría lo contrario.

  • -Buenos días jóvenes, espero que el día de hoy sus estupendas mentes puedan -absorber la suficiente información ne-ce-sa-ría, durante…lo que va del mes.

El profesor Boris McKllen, es un hombre alto por lo menos de un metro-ochenta. A su gran estatura un cuerpo robusto, un gigante acorazado. Grandes manos, cabello corto blanquizco, facción gruesa. Una persona superficial si se puede decir.

Ha estado en Azor Light hace más 20 años. Siempre ha conservado su fama de malhumorado y excéntrico, no ha cambiado ni un poco.

  • -Señor Hopkins-se acerca lentamente con pasos toscos-. Me parece que vio mi entrada no es así.
  • -Si…si profesor-habla temerosamente.
  • -Y supongo que eso da a entender que mi clase ha comenzado, por lo que todo lo que esté haciendo debe ser interrumpido para después.

Se agacha, quedando frente a frente con sus enormes cejas poblanas que resultan ser más desordenadas que el cabello del pobre chico.

  • – ¡No es así!

Levanta una de sus cejas.

  • -…si…

Atemorizante tal vez, ¿Hace la vida imposible a sus alumnos?, tal vez. El típico profesor amargado jamás falta. Único maestro que imparte materias como literatura, historia, formación. Dentro de la institución, ningún grupo se salva de él.

Las horas han avanzado, por fin el receso ha llegado. Un descanso de 45 minutos es suficiente para despejar la mente de todas las clases, por suerte, la escuela tiene un patio enorme , rodeado por el bosque de Azor. Podemos andar por donde sea sin quejarnos del poco espacio, la única excepción es no ir dentro del bosque o podríamos perdernos.

  • -¡Realmente tengo mucha hambre!

Empieza con sus pucheros mientras vamos por el corredor.

  • -Y por eso debes gritarlo -digo discretamente intentado oculta la risa.
  • -¡Por dios!, no puedo vivir mucho sin algo en el estómago.
  • -Pero acabas de comerte cuatro donas de chocolate con chispas-vuelvo a cuestionarlo.
  • -Eso no es suficiente.

Hiendo por el pasillo a la cafetería, pongo un poco de fe en la señora Wanda esperando, su comida hoy sea lo bastante buena como siempre para calmar la furia dentro del estómago de Billy, el glotón más potente del mundo.

Aquel pasillo que va a la cafetería también da con las oficinas escolares y dirección que está a un lado de las mismas dejándola más como vista principal.

  • -Hey, Jackie-capta mi atención -. Mira, ahí va el profesor Bump.
  • -Es extraño verlo entrar a la oficina del director.
  • -¡Uuu!, tal vez por fin lo corran -usa su mirada de malicioso.
  • -Tú serias primeramente expulsado antes que el profesor McKllen.

Billy se calma, tomando después un sorbo de su jugo naranja.

  • -Muy chistoso….quién sabe, tal vez me case con tu tía y ahora si me podrás respetar.

Antes de retirar mi vaso regreso el sorbo que había tomado, despistadamente me limpio puesto a que me ha dejado un mal sabor -.mmm…no lo sé, pero no creo que sea para correrlo

Las puertas se abren saliendo primero el Dir. Light luego el profesor McKllen y por último una mujer de estatura promedio quien trae puesto un vestido victoriano cortó.

  • -¿Quién será?, me gusta su ropa-agrego.
  • -No lo sé, pero el profesor McKllen no parece muy contento.

McKllen se va con pasos largos mientras la mujer se despide cordialmente del director.

Tarde.

Son las 15:16 pm, las clases ya han terminado, otro día más esta por acabar y cumpliéndose dos meses desde que las clases iniciaron.

Estando retirada de la ciudad, Azor Light posee cuatro trenes que van a distintas rutas de donde viven sus estudiantes para llevarlos si no tienen como regresar o llegar.

  • -Nos vemos mañana-camina hasta una limosina, pero se detiene -. Seguro que no quieres que te lleve.
  • Así está bien. Le mandare tus saludos a Fatmagül.
  • -Si -hace una breve sonrisa . Hasta mañana, disfruta el viaje.

Entra a la limosina marchándose, mientras observo como desaparece en el camino. Somos buenos amigos de eso no tengo duda pero, las diferencias de clases no permiten mucho. Durante estos años aún se distinguen, no por gusto, pero estas prefieren ser remarcadas a quedar como personas cualquieras.

El paisaje que se observa desde el tren es verdaderamente hermoso. Un gigantesco jardín con unas cuantas casas esparcidas, el único lugar abundante es la ciudad de Londres, ciudad y única capital de toda Nueva Inglaterra.

  • -Ya estoy en casa -coloco mis zapatos en la entrada.
  • -¡En la cocina cariño!-interrumpe su actividad para darme un beso-. Que tal estuvo tu día.
  • -Igual que siempre.

Mi tía, Fatmagül, era una mujer hermosa de piel blanca con ojos azules y cabellera tal cual como el otoño. Amable, sincera y a la vez, algo exagerada. Solo tiene 24 años, al mudarnos de Victoria Wons a Londres, la gente creyó que éramos amantes.

Fatmagül era muy joven cuando yo nací, jamás imaginaria que pronto sentaría cabeza; en especial a los 21 años.

  • -Bien hoy habrá omelet de espárragos-coloca en frente mi plato.
  • -Por cierto, Billy te manda saludos.

Juego con los espárragos -a medio quemarse -mientras platicamos.

  • -Dile que igualmente, hace mucho que no viene a visitarnos. Para que lo haga, coméntale que le preparare sopa de remolacha -guiñe el ojo.
  • -Lo hare, pero será inútil.
  • -Bien, bien. No hablemos de cosas negativas y mejor cenemos o los espárragos no sabrán buenos.

Viernes, 03:00am.

Estación principal; Big Eyes.

A unos cuantos kilómetros de la ciudad, una tragedia acaba de ocurrir, una joven ha sido reportada muerta.

  • -Jamás había ocurrido algo así por estos rumbos-dijo en preocupación.
  • -Ni en otro lugar-respondió tranquilamente.
  • -Es raro ver cosas como estas, en especial durante estos tiempos.

Dos hombres de abrigos toscos se acercan hasta el cadáver que ha sido cubierto.

  • -Tal vez la pobre fue atacada por un animal.
  • -…tal vez.

Se coloca dos guantes para después descubrir el cuerpo y examinarlo.

  • -Bien, iré a hacer mi reporte-estando en pie da la vuelta dejándolo solo, sin decir más.
  • -Claro capitán -le respondió nuevamente con incógnitamente.

“Desmesura”

Sábado.

El día está un poco más despejado, las calles en Londres jamás descansan, desde muy temprano todo cobra vida.

Dentro de una no tan gran ciudad, e incluso en su exteriores, todo mundo se conoce siendo difícil el no salir a la calle y que alguien mencione tu nombre ofreciéndote una sonrisa en saludo, o, escuchar chismes reconociendo de quien se hablan. Su gente puede ser agradable, cálida, sociable, pero como en todo lugar existe un lado negativo y los rumores son parte de esta; vuelan como el aire.

Hoy junto a mi tía, nos dirigimos a Notting Hill – 45 kilometros – para visitar la tumba de mis padres como cada sábado, llevándoles un ramo de rosas blancas.

El panteón San Pedro, un lugar verdaderamente hermoso, sus alrededores son tan sublimes que despliegan una atmosfera de conmoción fría y cálida a su vez. Sus terrenos extensos pueden albergar si es que a toda la población inglesa y aun no se vería tan densa.

  • -Recuerdo bien que fue por tu padre que le encantaron -cierra los ojos un momento para después continuar -. Le regalo una rosa blanca la primera vez que la vio, como un idiota se acercó a ella dejándome sola mientras compraba un helado napolitano-tenía cinco años -y sin más dinero, corto una rosa.

Una leve sonrisa se dibuja en su rostro, acompañada por una lágrima.

  • -Bueno, será mejor irnos -limpio sus ojos.

Torpemente la tomo con un brazo corrigiéndome después e irnos juntos hasta la estación.

Es verdad que muchas cosas cambian con el tiempo, la relación y la vida que llevábamos, es una de ellas.

19:15 pm.

La cena estaba lista, solo faltaba estar presente Billy. De una mesa solo para dos ahora estaríamos tres.

  • -Hasta ahora va bien todo-observo en silencio el comedor pasivamente.
  • -¡Jackie!-desde abajo, puedo oír sus tacones a prisa mientras desciende las escaleras.
  • -Hable demasiado pronto.
  • -Jackie, por favor ve con Enna y entrégale esto -me entrega una vieja caja de zapatos . No preguntes, solo ve y entrégasela.

Enna era una señora muy excéntrica en cuanto a las relaciones sociales, sus amistades son contadas, una mujer con tanto dinero. Su amistad con mi tía es un caso muy raro y de ello ciertamente no le gusta comentar.

  • -Gracias.
  • -N-no hay de que -retrocedo con pasos lentos, pues incluso siendo una señora grande su aura es muy densa.

Nunca me había detenido a pensar en ello, aunque me sobraban los motivos para hacerlo, jamás llegué a imaginarme los hechos de esa relación.

Con respiración suave, contemplé fijamente la calle que me llevaba hasta la casa, como si nunca la hubiese admirado. Era extraño, todos los días vengo por aquí y he notado hasta ahora la multitud de hojas que han comenzado a caerse siendo mediados de octubre.

  • -¡Jackie!
  • -Luz-volteo sorprendido. Una chica carismática se acerca, tengo vagamente un recuerdo-. Ola, ¡Luz!, ¡Ola buenas…buenas noches!
  • -Buenas noches, por un segundo se te fue el avión verdad. No te preocupes a todos nos pasa, quien diría que te volverías así de alto.
  • -Hehe-mi voz se pone temblorosa, realmente me he puesto nervioso.
  • -Dime, porque ya no vas a visitarme, acaso dije algo malo-se ríe brevemente.
  • -No, no veía a nadie en casa, además, creí que te habías ido con tus padres a Rusia.
  • -Así fue pero regrese. Sabes, está ciudad es muy tranquila y su gente es realmente…

Muerde sus labios como si el pensar solo en eso le provocara un placer.

  • -Pues que bueno que volviste ¿supongo que Rusia es mucho más grande que Nueva Inglaterra?, no-le pregunto tratando de esquivar la otra pregunta que me hizo.
  • -Si, si lo es-vuelve a un tono optimista-. Que te parece si vamos al cine hoy a las nueve, eh, para celebrar mi regreso.
  • -No lo creo, veras…
  • -Anda sí, a las nueve.

Más de diez minutos he andado fuera, seguramente Billy ya habría llegado y yo aun seguía entretenido. Daba pasos largos, deseando que el camino fuera más corto.

Abro la puerta torpemente, al entrar al comedor, Billy y mi tía ya hacen sentados frente a frente con una taza de café en sus manos. Apostaría, ya llevaban un tiempo así los dos.

  • -Pero mira quien se dejó ver -se levanta para saludarme.
  • -Estamos en las mismas, solo me entretuve platicando con Luz, es todo.

Fatmagül y Billy se miran sorprendidos, actuando extrañamente.

  • -Vaya, la niña de la casa 12 por fin volvió-dijo Bill.
  • -Tan siquiera tiene mi edad-comente sarcásticamente.
  • -A que te re….-es interrumpida por Billy quien se torna un poco ruborizado para después sentarse, sintiendo egoístamente satisfacción al verlo así.
  • -No importa -continuo.
  • -Tía, quería decirte…
  • -No digas más-suspira -. ¡Mi Jackie tendrá una cita, con una chica!-dice entusiasmada – . Así que arréglate, y nosotros cenaremos -me siento junto a Billy, mirándonos sorprendidos por lo dicho.

Unos pantalones, playera, tenis, sudadera y un poco arreglado el cabello. Es así como acostumbro estar donde sea. Alistado salgo, angustiado por dejarlos así como si nada en mi propia casa. Mi mejor amigo quien está enamorado de mi tía, resulta ser muy incómodo, llegando a mi mente cosas obscenas.

Luz, una jovencita de cabellos rubios y ojos cafés, fue alguna vez mi primer amor. Sin embargo, ella salió del país mudándose a Rusia dejando todo sentimiento atrás.

  • -Um…no sabía que las historias de terror fueran tan predecibles.
  • -Tom Polinska es muy buen director-se pone delante mío-. Realmente has cambiado.
  • -Lo mismo digo, creo que ahora eres más alta y….pálida.
  • -Jaja, estar en Rusia me cambio

Mirándonos fijamente abrazados por un silencio mutuo.

  • -Te acompaño-respondí rápidamente.
  • -¡No!…n-no, yo me iré sola no soy una damisela en peligro-contesto exasperada.
  • -Bueno, pero creo que por el momento no es bueno dejar a una mujer sola y menos en una situación como esta-intente cambiar el tono de la conversación.
  • -No de verdad…
  • -Sola hasta la esquina si quieres-seguí insistiendo.

Hombro a hombro, caminábamos por las orillas del parque Hyde hasta su casa, platicando y recordando cosas que algunas vez fueron de niños.

Por las noches había poca gente, solo unas cuantas personas ejercitándose o parejas.

  • -Luz, ¿por qué se fueron a Rusia? -volví a preguntar.
  • -Mamá y papá siempre planeaban cosas como si no estuviera, de la noche a la mañana ambos tomaron la decisión de irse sin consultármelo-sin objeción me corresponde.
  • -Sabes, no debiste acompañarme-toma mi mano con fuerza -. Mi papá golpeo a mi mamá sin razón alguna, pero después me culpo-una atmosfera frívola recorre todo mi cuerpo-. Yo solo quería vivir lejos de ellos, así que tome mis cosas.

Paso a paso, el camino se alargaba sin verle fin alguno. Uno por uno, los faroles iban apagándose mientras las horas parecieran eternas. Aquellas personas cercas de alguna manera desaparecían quedando solo nosotros.

  • -A que te refieres.
  • -Shh…aun no digas nada. Después camine hasta tu casa, solo quería dejarte una carta, pero no lo ice así que me fui; trataba de dejarte un recuerdo nuestro. Camine hasta la estación, estaba sola, la luna se había cubierto instantáneamente por las nubes dejándome con la poca luz del faro.

Sucumbe un silencio estremecedor.

  • -Vi una sombra cada vez más grande, pero no había nadie. Todavía recuerdo mi corazón acelerado, la sangre recorrer por mis venas, los poros abriendo paso, después…oscuro, oscuridad es lo que vi, no sentía frio, no tenía más miedo, y y-ya….no sentía nada.

Domingo.

Un pájaro canta al borde de un roble melodías de primavera a indicios de otoño. Hojas que alguna vez fueron verdes ahora son cubiertas por los rayos del atardecer.

Hemos vivido en un mundo lleno de mentiras donde el quitarle los sueños a un inocente, se vuelve cotidiano. Ahora nuestras sonrisas se vuelven vacías al igual que las palabras, buscando herirnos a nosotros mismos.

“Despierta”

Esta obra de teatro ha de acabar.

“Despierta”

Los juguetes despertaran de un sueño inhumano.

“Despierta”

-!Jackie!

De un brinco me pongo en pie-….t-tía qué- fijo la mirada hacia la ventana-. ¿Qué hora es?

Se sienta a mi lado- . Son las diez, no te preocupes tu descansa. Anoche te dieron realmente una golpiza.

  • -¿Golpiza? -aun adormilado.
  • -Sí, no recuerdas. Antes de que llegara Billy te mande con la señora Enna, tardaste por lo menos no sé, media hora. Cuando Billy llego fuimos ambos a buscarte -ya ni cenamos -no te encontrábamos, hasta que llegamos a casa. Estabas en la puerta como un vagabundo, estabas muy mal. Comentaste que intentaron asaltarte quedándote después dormido.
  • -Y Luz, ¿cómo está ella?-pregunte aun confundido.
  • -¿Eh?…Luz, seguramente hasta con la golpiza sueñas con chicas.
  • -No ya enserio- rectifique-. Yo fui al cine con Luz y veníamos juntos hasta…
  • -Piero, tu no ibas con nadien, solo fuiste con Enna y de ahí todo-mira aún más confundida -.Bueno, iré a seguir con los trastes -me da un beso-. Baja cuando quieras.

Sale de mi habitación, dejándome solo con tantas cosas en la cabeza como si tratase de recordar un sueño del cual jamás estuve presente provocándome un fuerte dolor de cabeza. Lo único que podía hacer era mirar esos dos boletos de cine dentro de los bolsillos de la sudadera, preguntándome, si solo era una broma.

“Ojos granate”

Martes.

Hoy el día seguía grisáceo pero la luz era más clara y aún seguía ese aire fresco por todas partes -un poco más denso -. Poco a poco el otoño se esfumaría.

Fatmagül había salido al trabajo antes de que me pusiera en pie. Muy pocas veces ella estaría presente para darme el almuerzo y despedirme; el trabajar en un hospital consumía sus horas. El ruido de sus pasos eran básicamente mi alarma, en si ya me costaba mucho conciliar el sueño durante estos dos días.

Bajo las escaleras con ojos aborregados, hiendo hasta la cocina y tomar un cartón de leche solo cuando ella no está presente .

Mientras habría el cartón, por más que lo pensara o tratase de evitarlo, recordaba ese día y mi cabeza lo único que me provocaba era un dolor inmenso; un recuerdo vacío sin seguimiento. Pero no podía tomarle como excusa para faltar.

  • -¡Jackie!-oi la voz bagante de Billy.
  • -Eh, ¿qué sucede? -despistadamente le pregunte.
  • -Ultimadamente estás muy distraído, desde ayer no prestas atención a lo que te digo y ni siquiera vez por donde andas -dice molesto.
  • -Lo siento es solo que aún me duele la cabeza…no te preocupes corazón hare más tiempo para pasar junto a ti -jugueteo con él.
  • -Ha,ha, muy gracioso-me da un zape.
  • -¿Qué…?
  • -Eso es por no saber cuidarte.
  • -Más bien será por no quedarte a solas con mi tía-lo que me da gusto-.

Aún no han tomado inicio las clases siendo raro que esto suceda, pues si tuviesen alguna reunión estaríamos informados permitiéndonos llegar tarde. Ahora solo murmullos y un poco de desorden puede observarse.

Reino un silencio absoluto durante un prolongado segundo antes de que todo mundo pudiese reaccionar.

Cabellos castaños oscuros -como la tierra al estar húmeda -piel blanca genuina, una atmosfera templada y precavida.

  • -Buenos días- dice con voz suave.

Aquella mujer con el director seria irreconocible con su vestimenta.

  • -Esperaban ver al profesor McKllen, por desgracia sus horas han sido acortadas y sus clases también. Ahora McKllen no será el único que imparta historia o cualquier otra materia a su cargo.

Con pasos lentos y firmes, se coloca delante de nosotros, mirándonos fijamente.

  • -Me llamo Eleonora Kozlovski, de ahora en adelante seré su nueva profesora hace una reverencia-. Mucho gusto.

Ni una sola palabra, miradas fijas asía enfrente, las ramas de los árboles se oyen con mayor claridad estando las ventanas cerradas.

Sus ojos miraban discretamente a todos, hasta detenerse en una sola dirección.

  • -Jackie no es la mujer de aquel día -voltea a verme lo sé porque siento su mirada-. Jackie…

“El ultimo pétalo ha caído, la rosa seca esta ahora. Sus espinas han crecido en protesta de su conservación”

  • -Jackie, te estoy hablando.
  • …e-esos ojos mis ojos se agrandan, estoy temblando inconscientemente.

“Un sueño que va en espiral”

Un rubí impuro, una gema que ha sido alcanzada por la oscuridad de su cueva ocultando su verdadera realidad.

  • -Sus ojos.
  • -¿Qué tienen?
  • -Es….ella -me pongo en pie intentando aclarar mis propias ideas que se vuelven atormentantes.
  • -Jackie, te encuentras bien.

Una duda surge, imposible de calmarse.

  • -¿Qué le pasa?
  • -No sé, seguramente se volvió loco -comienzan a murmurar.

Observo a todos, mí vista de nubla, no oigo claramente las voces a mí alrededor.

  • -Jackie-sujeta mi brazo-. Estas…

Bruscamente me suelto, estoy demasiado confundido no lo logro entender, no reconozco a nadien. Puedo sentir el sudor retorcijándose en mi rostro. Miro nuevamente hacia esos ojos para después salir, solo huir de su sombra.

9:30am

Confusión, no puedo pensar en nada más.

  • -Gracias director, yo hablare con él-sale de la oficina, en acto siguiente se sienta a mi lado-. Sabías que la señora Morgan volvió al hospital solo por sus pastillas, realmente hizo un escándalo cuando se enteró que no había más-se ríe un poco.
  • -Tía.
  • -¿Dime? Como si fuera a decirle una estupidez, me mira fijamente, esperando cualquier movimiento.
  • – No deberías atender ya a la señora Morgan, es muy…empalagosa.
  • -Tienes razón -comienza a reírse -. Si no jamás me la quitare de encima.
  • Nada más que decir, ambos salimos de la escuela para la casa. El director recomendó que estuviera ausente por lo menos, hasta que creyera estar bien.
  • Después de llegar a casa, subo a mi habitación encerrándome detrás de cuatro paredes. El estar un rato a solas, me haría bien.
  • Aquella noche no dormí bien, aun cuando dejaba de pensar. El siseo constante de la lluvia acercándose, las ramas huyendo de ellas; cada centímetro, cada milímetro de ruido podía contemplar, incluso los movimientos de Fatmagül al retorcijarse en su cama.
  • Miércoles.
  • Al día siguiente se podía observar por las calles la densa niebla. Como si toda Nueva Inglaterra estuviera en las nubes. El desayuno ya estaba listo, era más tarde de lo normal pero Fatmagül seguía esperando tranquilamente.
  • No imaginaba en lo que estuviera pensando, seguramente alguna tontería. Tal vez escucho algo durante su guardia nocturna y eso, no me tenía preocupado, mientras no hablara de nada en relación de aquel día.
  • -Buenos días-le saludo mientras torpemente bajo las escaleras.
  • -Buenos días, ¿quieres huevos revueltos con tocino, o fruta?
  • -Huevos por favor -tome asiento.
  • -Oye…yo sé que no fue tal vez muy traumático que digamos los golpes que te dieron pero, tal vez, no sé, si sucedió algo más.
  • Como si tocase un punto de queda, la ignoro, volteándome para coger un vaso.
  • -¿Algo más?
  • -Sí, no sé, algo que no quieras decirme -se queda quieta, dejando freír los huevos dentro del burbujeante aceite.
  • – Tía, sé que te sonara estúpido pero realmente…fue agotador, sabes lo que hicieron, vi en un instante mi muerte hasta que me dieron un golpe-no sé con qué -y perdí toda orientación. Tal vez tenga un trauma por el golpe es todo me acerco para abrazarla-. Si te hace sentir mejor, iré con tu amigo el Doctor Johnson, sí.
  • Sorprendida, angustiada, Fatmagül no hace más que mostrarme una breve sonrisa, mirándome con calma apretándome después la nariz.
  • – Como digas, “Bob”. ¾ Hehe…hace tiempo que no me decías así.
  • – ¡Bueno dejaste de ser un adorable niño para ser un adolecente de feromonas altas y sueños húmedos!-buralndoce.
  • -¿Este?
  • – Pero, hay ocasiones en las que pones esa cara pasible.
  • Una plática, era lo necesario para calmar su preocupación, borrando toda idea absurda que vagara en su mente.
  • – Creerás que a veces exagero-prosigue mientras continua con los trastes.
  • -Enserio – irónicamente.
  • – Tal vez un poco, y es que al parecer ese día encontraron el cuerpo de una jovencita que andaba por esos rumbos y ya habían encontrado otro hace cinco días-entendí que fueron atacadas por un animal salvaje -creí que tal vez tu habías visto algo.
  • Voltea a verme mientras contengo por unos segundos el tenedor ante mi si ni siquiera probar el huevo.
  • -No -afirme -. ¿Quiénes fueron las que murieron? -pregunte mientras hechaba el pedazo a la boca.
  • -María Elena y Andrea Nevai. Creo que María iba en tercer año de preparatoria y Andrea no sé, sabes que no presto mucha atención a los rumores.
  • – Tía, mañana asistiré a la escuela, creo que no es para tanto muchos días.
  • -!Está bien!- deja los trastes, hiendo a mí para abrazarme fuertemente . Preparare pastel de piña en la cena -emocionada.
  • No deseaba verla triste ni angustiada por cosas que ni yo mismo lograba entender, sin embargo, claro tenía una cosa; necesitaba ver de nuevo aquellos ojos.
  • Bibury.
  • Uncertainty, es la tonada escuchada dentro de una gran mansión cubierta por inmensos arboles -el bosque Fairenodles -.
  • Las gotas gélidas por el clima rozan las tambaleantes hojas del albar -pino -.
  • -Aun sigues aquí -dice una voz serena tras la puerta -. Salome y Aron fueron a la ciudad, ¿por qué no los acompañaste?
  • -Quería afinar mi violín. Camina tranquilamente hasta el ventanal que ofrece una hermosa vista. Cayendo levemente las gotas cristalinas atreves del vidrio -. Hoy la lluvia es más densa.
  • -Sí. Sabes, me hace falta un compañero para jugar -abre la puerta -. ¿Por qué no vienes?
  • Sabemos que jamás lograre ganarte -da la vuelta – . Con gusto aceptare una partida.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS