Siento que transcurrir por un tca es demasiado difícil, sólo las personas que lo hemos pasado lo conocemos con vehemencia, a veces puedo ver quienes me entienden y quienes no, no por maldad ni nada de eso, solo porque hay personas que si lo saben y otras no. No me arrepiento de haberlo transitado porque aprendí a ser quien soy con ello, no me arrepiento de mi trastorno porque no lo elegí solo se dio, son cosas del destino, a igual que le pasa a mucha gente con otras cosas sin predicciones, que hagan que nos opongamos al futuro incierto. Pero también sé que no soy solo un tca, soy más que eso, valgo más que un plato de comida que me atemoriza, valgo más que las noches enteras llorando por no querer ver mi peso en una balanza, valgo más que los atracones, valgo más que mis vicios tratando de esconder todos mi miedos, valgo mas que pasar por un espejo y no querer verme. Yo soy el valor de recuperarme, soy el valor de superar esos atracones, soy el valor de no pesarme y seguir mi día a pesar de haber llorado toda la noche, soy el valor de decidir dejar de fumar por mi propio bien, soy el valor de intentar expresar mi dolor y dejar de lastimarme, soy el valor de sonreír aun incluso cuando mi mundo se va desmoronando.
Sé que no soy la única en transitar por esto, en enfrentar cada día con el dolor de no aceptarme como soy, de no ver lo brillante que soy y hermoso ser que puedo llegar a ser, de enfocarme en un cuerpo que tarde o temprano voy a perder, enfocarme tanto en perfeccionarlo y hacerlo no sanamente, y al intentarlo genero solo el destrozarme siendo consciente, que soy yo quien me lastima y me hace llorar a veces.
Yo tomo mis propias decisiones, el día en que todos nos demos cuenta que todo es responsabilidad de uno mismo, serian diferentes las cosas, entiendo que los comentarios ajenos como por ej: «estás gordita» «sos grandota eh» de parte de tu abuela pueden ser algo hirientes y que te lleven a malos caminos, pero quien lo decidió al fin y al cabos soy yo en un intento desesperado de aprobación, entonces soy yo quien debe decidir salir de este pozo en el que me metí, sea influenciado o no, ya no importa, lo que importa es qué futuro quiero tener y qué presente quiero vivir, y sinceramente no pienso seguir con este pensamiento limitante que me hace vivir en la mierda. Lo mismo le digo a mi lector, no hace falta un motivo para querer ser mejor y cambiar esta estructura de pensamiento totalmente dismórfico, lo que hace falta es que empieces, yendo a terapia, haciendo lo que te gusta, enfrentándote a lo que le tengas miedo, y por supuesto ponerle ganas a todo eso, vivir con ganas, amar con ganas. No todo está perdido, sos más que un tca lo sé, lo veo en tu corazón y entiendo a la perfección tu ira y tu bronca interior, entiendo porqué te lastimas, pero ya es tiempo de parar, es momento de sanar y de respetarte. Es tiempo de abrazarte y amarte, de aceptarte con tus defectos, de enfrentarte al espejo y mirarte con amor, limpiarte las heridas y mirarlas con orgullo, son parte de la vida y van a seguir ahí, va a seguir ahí el mal comentario de tu abuela, va a seguir ahí la acción irrespetuosa de alguien, pero vos tenés el control para ser mas fuerte que eso, vos tenés el control de decidir si dejarte vencer por ello o verte brillar con eso sin preocuparte.
El paso de la vida a veces es agotador, a veces sentís como que no tenés un rumbo, a veces se siente tan terrible, tan doloroso, a veces es como que una nube se interpone en tu camino y no podes seguir hasta que pase la tormenta, es como la noche que sin un foco de luz no podes ver. A veces se sienta así y a veces me siento así… tener un tca no es para nada simple es un desafío que cargo conmigo por mucho tiempo, pero eh decidido que no es la forma de vivir, la forma en la que quiero vivir, quiero ser libre y no quiero que un simple pensamiento y a la vez complejo me gane, no quiero que la comida me gane ni que lleve mi rumbo, quiero tener pasiones, quiero vivir como una persona normal que sé que no no hay una persona normal pero ya me entienden los que lo transitan ya me entienden. No soy un número, lo que ingiero no son números, son energía necesaria para vivir son placer no solo necesidad, como para vivir y como por placer, como porque soy una persona y es algo totalmente normal, hago ejercicio porque me gusta no porque deba te compensar no soy 1 cal soy más que eso, no soy un cuerpo nada más. Soy un ser maravilloso que vino a este planeta a vivir porque ese es el propósito de la vida, vivir, vivir con toda la pasión, vivir con todo el amor, amar, amarme y amar todo a mi alrededor, no ser un solo juicioso de mí ni de los demás sino ver, dejar fluir, vivir el momento, vivir este momento, este presente, en el momento en que estoy leyendo esto decido cambiar. Decido hacer más que esto, decido ser más que un pensamiento intrusivo, decido superar los atracones, decido amarme, decido verme al espejo con amor, decido abrazarme y hablarme con respeto porque soy yo quien estará hasta el último de mis días, porque la vida se acaba y no podemos seguirla viviendo así.
Poner límites y decir lo que no nos gusta es respetarnos a nosotros mismos. Es importante recordar que nuestra paz mental y emocional son lo primero. Decir «no» cuando algo nos molesta está bien y es necesario. Los comentarios de otros no deben ser más importantes que nuestra propia validación. Vos sos quien mejor te conoce, y lo que sentís vale más que cualquier opinión externa. Si las críticas no son constructivas, no deben ni intentar afectarte. Especialmente con críticas sobre nuestro cuerpo, es importante recordar que somos mucho más que nuestra apariencia. Ignorar comentarios destructivos es un acto de autoamor. Reconocer que tu voz y tus sentimientos son válidos es un paso hacia una vidalibre de negatividad externa. Poner límites claros es un acto de fuerza y autoafirmación. Tu bienestar es lo más importante, y lo que no contribuye a tu paz interior no merece tu atención.
Si estás experimentando temor a a algunos alimentos quiero darte mi perspectiva y unos consejos para lidiar con ello más fácilmente, sé que es un camino duro y con muchos obstáculos y no es lineal no te sorprendas si un día avanzas dos pasos y retrocedes 5 es parte de, y no por eso tenemos que tirar la toalla y continuar con nuestros hábitos autodestructivos.
Sé que últimamente la comida ha dejado de ser una fuente de placer para vos y se ha convertido en un campo de batalla de calorías y restricciones. Quiero recordarte algo: la comida es muchísimo más que cifras y números. Y ya te digo el porqué.
Pensá en esos momentos de alegría compartidos alrededor de una mesa: una comida casera que te transporta a la infancia, el café por la mañana que te trasmite paz, la calidez de un mate y galletitas con amigos. Vos merecés recuperar esa sensación de placer sin ningun tipo de culpa.
Algunos consejos para ayudarte a cambiar tu perspectiva y encontrar un balance saludable son más sencillos de lo que pensamos, aunque a veces suene abrumador hay que ir de a poco y ser menos autoexigentes a la hora de comer.
Escuchá a tu Cuerpo: Comé cuando tenés hambre y dejá de comer cuando te sentís saciado. Aprender a escuchar las señales de tu cuerpo es un paso fundamental. Si queres comer un poco más por placer hacelo, no te restrinjas, ¿sabes que eso es lo que nos provoca atracones? bueno si no lo sabias ya lo sabes.
Permítete el Placer: Date permiso para disfrutar de tus comidas favoritas sin culpa. Recordá que un bocado de placer no va a definir tu salud. Como dicen ni una lechuga un dia te va adelgazar y ni una pizza un dia te va a engordar.
Conectar en las Comidas: Tratá de estar presente cuando comés. Disfrutá cada bocado y apreciá los sabores, texturas y aromas.
Evitá demonizar la Comida: No etiquetes los alimentos como «buenos» o «malos». Todo puede formar parte de una dieta equilibrada.
Buscá Apoyo: No tenés que hacer esto solo. Hablá con amigos, familiares o profesionales que te puedan ofrecer apoyo y comprensión.
Recordá siempre que engordar no está mal si estás saludable. No valés más o menos por pesar más de lo que medís. La felicidad y la salud son lo más importante. ¿De qué vale un cuerpo perfecto si no estamos completos por dentro? Vos tenés el poder de cambiar tu perspectiva, de encontrar un balance que te permita disfrutar de la comida sin temor. Esto no es un paseo fácil, pero quiero que sepas que no estás solo en este camino.Abrí tu mente y corazón a la posibilidad de disfrutarla de nuevo. Vos merecés vivir con alegría en cada aspecto de tu vida, incluida la mesa.
Un índice de masa corporal (IMC) de 18 o menos no es la meta. Eso es hacernos daño. Forzar a tu cuerpo a estar delgado, intentando reparar algo que va más allá de lo físico, puede resultar en impactos muy negativos en tu salud física y mental. Pensamos que la meta es estar delgado y que así se solucionarían nuestros problemas, pero no es así.
Cuando busqué alcanzar ese cuerpo delgado a toda costa, provoqué un desequilibrio hormonal que resultó en la pérdida de mi menstruación, una falta de calcio en mis huesos que los debilitó y una debilidad constante que minaba mi energía. Estas conductas dejaron en mí una ansiedad latente, agorafobia y una profunda depresión. Llegué a mi «objetivo físico», pero me sentía igual de vacía que cuando tenía otro peso.Sé que las personas que tienen este objetivo irreal, lo digo porque fui una de ellas y me arrepiento totalemente, no piensan en el daño que les puede hacer, pero quiero dar una advertencia. El amor propio no se consigue con una figura de Barbie, se consigue con buenos hábitos y autoaceptación. Dañar tu cuerpo para cumplir con estándares irreales solo te aleja de vivir una vida plena y feliz. La verdadera meta debería ser estar saludable, fuerte y lleno de energía, independientemente del tamaño o peso corporal. El bienestar no se mide por un número en la balanza. Tu valor no depende de tu delgadez. Vos merecés una vida donde puedas disfrutar de la comida, sentirte con energía y estar en paz con vos mismo. Recordá siempre que la salud verdadera viene de nutrir tu cuerpo y tu mente de manera equilibrada.
El sentimiento de vacío que me provocó no valorarme me hizo caer en cuadros depresivos tremendos, odiándome a mi misma, sin que nada me importara, salir de casa ya era un desafío y cada día que pasaba era peor, ya no me arreglaba, me bañaba a gatas y me cepillaba los dientes cuando me acordaba, cosas tan rutinarias que para mi ya habían perdido el sentido, me sentía sola a pesar de tener a familiares y amigos que me apoyaban, me encerré en mi habitación desnuda, vulnerable y me dejé atrapar en ella, toda desbordada de ropa, la cama sin hacer, muebles espolvoreados en tierra y vidrios sucios, esa era yo por dentro. Con ojos empañados en lagrimas, ropa ancha y hecha un feto en la cama, no paraba de preguntarme porqué había llegado hasta ese punto, qué me traía ahí, ese era mi único pensamiento, deseando volver a tener 14 años donde la vida parecía mas fácil para mi, deseando volver el tiempo atrás para despedirme de mi abuela que falleció cuando yo estaba transitando el tca, deseando morirme de una vez pensando no tener salida. Tras varios intentos de suicidio y varias autolesiones, decidí que no quería ese final, decidí que hay personas que me rodean y desean de corazón que sane. Entonces acá estoy tratando de salir adelante con mis consejos y alentándolos a que ustedes se sumen a esta lucha.
Si cayeron en las autolesiones quiero decirles que comprendo porque lo hacen, a veces el dolor real calma el dolor que se siente por dentro en el alma, a veces el dolor superficial que nos causamos, con golpes, cortadas, ver la sangre salir nos hace sentir que seguimos vivos, nos hace desviarnos un rato de toda la angustia que cargamos para enfocarnos en el ardor que se siente con cada latido de nuestro corazón en nuestra piel. Yo puedo decir que deje de autolesionarme hace meses y se siente como un acto dde amor propio, acompañado de antidepresivos se que mejoro cada día pero por mérito propio, si bien hay gente que te puede empujar como yo a ti en este momento, la desicion es completamente tuya, vos decidis cambiar.
Me preocupo por vos a pesar de no conocerte por algo tenes mi libro en mano y estoy acá para apoyarte en todo momento brindandote ayuda. Reflexionando, me gustaría ofrecerte algunos consejos que podrían ayudarte a encontrar un camino para NO atuolesionarte:
Reflexioná sobre los desencadenantes: Intentá identificar cuáles son las situaciones o pensamientos que te generan esos sentimientos autodestructivos. Comprender tus emociones es un primer paso crucial.
Transita el dolor y la confusión: Permitite sentir y transitar esos momentos difíciles, en lugar de reprimirlos. Hablar sobre ellos y buscar maneras saludables de afrontarlos puede marcar una gran diferencia en tu bienestar. Aveces necesitamos pasar por estas emociones, llorar, gritar, patalear y aveces es lo mejor, porque es normal sentirnos asi y más si estas pasando por un tca.
Explorá otras salidas: Recordá que existen alternativas para manejar el dolor sin lastimarte. Actividades que te ayuden a distraerte y relajarte pueden ser de gran ayuda. Ya sea sescribir lo que te pasa y quemar la hoja para soltar esos pensamientos, podes escribir lo que se te antoje, pintar, dibujar, sentarte y llorar son cosas mucho mas valeintes que tapar con otro dolor el dolor que es interno.
Entendé la temporalidad del dolor físico: El dolor que nos causamos al lastimarnos es temporal y, a menudo, el dolor emocional subyacente vuelve a aparecer. Abordar ese dolor emocional es esencial para encontrar una verdadera forma de sanar.
Espero que este mensaje y estos consejos te brinden una perspectiva valiosa y, sobre todo, la esperanza de que siempre hay una salida y que nadie está solo en su lucha. La vida nos presenta desafíos, pero con cada paso que damos, nos fortalecemos y aprendemos a superarnos.
Tras las atuolesiones en mi caso me daba atracones, donde comía grandes cantidades de comidas lo menos sanas posibles, sin control alguno, al final de cada atracon me sentia desconcertada ya que no era totalmente consciente de mis impulsos, estaba en automático.
yo me econtraba sola en mi cuarto y sentía una necesidad insaciable de comer. De repente, me econtraba devorando todo lo que había a mi alcance. Esto es un atracón.
Durante el atracón, solemos sentir que no tenemos control alguno sobre cuánto estamos comiendo, y después un gran sentimiento de culpa, vergüenza o tristeza. Generalmente son una forma de manejar emociones difíciles como el estrés, la tristeza, o simplemente el aburrimiento. No es cuestión de falta de fuerza de voluntad, sino de que tu cuerpo y mente están tratando de decirte algo. Y al estar en desacuerdo y en total desaprobación de nuestro cuerpo nuestras emociones se ven afectadas y responden como un mecanismo de defensa con los atracones. A veces, cuando nos sentimos abrumados, recurrimos a la comida para calmarnos un poco. La tristeza o la depresión también pueden hacernos comer en exceso. Cuando estamos tristes, buscar comida nos da un pequeño momento de felicidad, aunque sea temporal. ¿Y qué pasa con el aburrimiento? Sí, cuando no tenemos nada que hacer, a veces terminamos comiendo sin tener hambre de verdad. Solo estamos llenando el tiempo y el vacío. Oh y la baja autoestima o sentirnos mal consigo mismo puede llevarnos a buscar consuelo en la comida, volviéndose una forma de escapar del dolor emocional o los pensamientos negativos de manera momentánea. Los atracones son una forma de sentir que tenemos el control cuando todo lo demás parece fuera de nuestro alcance, pero después de comer en exceso, a menudo nos sentimos aún más descontrolados.
Para entender mejor esta ciencia en atracones voy a explicarte un poco sobre las hromonas que hay detrás de esto, sé que es aburrido pero importante que lo sepas para plantearte soluciones que no sean comer en exceso, ya que las emociones y los hábitos alimenticos están estrechamente interconectados en sí.
Cortisol: Conocida como la hormona del estrés, el cortisol se libera cuando estamos bajo presión. Niveles altos de cortisol pueden aumentar el apetito, llevándote a buscar alimentos reconfortantes, generalmente altos en grasas y azúcares.
Grelina: Esta es la famosa «hormona del hambre». Se produce en el estómago y envía señales al cerebro para indicarle que es hora de comer. En situaciones de estrés, la grelina puede aumentar, haciendo que sientas más hambre.
Leptina: Conocida como la hormona de la saciedad, la leptina se produce en las células de grasa y envía señales para decirle a tu cerebro que ya estás lleno. Sin embargo, cuando hay resistencia a la leptina, estas señales no se reciben adecuadamente, lo que puede llevar a comer en exceso.
Insulina: Esta hormona regula los niveles de azúcar en la sangre. Cuando consumes alimentos con alto contenido de azúcar, la insulina se libera para ayudar a metabolizar la glucosa. Desbalances de insulina pueden afectar tus antojos y hacer que sientas hambre más rápidamente.
Serotonina: Esta hormona de la «felicidad» regula el estado de ánimo y el apetito. Niveles bajos de serotonina pueden llevar a antojos de alimentos ricos en carbohidratos, ya que estos pueden estimular la producción de serotonina y mejorar tu estado de ánimo momentáneamente.
Dopamina: Es la hormona del placer y la recompensa. Comer ciertos alimentos puede aumentar los niveles de dopamina, brindando una sensación de placer momentáneo, lo que puede impulsar a comer más en busca de esa recompensa emocional.
Bien ahora que podemos entender como funcionan nuestras hormonas, podes saber que es todo causa del estrés por tanto una manera eficaz de reducir los tarcones, como consejo propio en base a mis experiencias, te puedo decir que como primer paso va en contra de lo que muchos dicen de llevar una dieta equilibrada y con horas de cada comida, si bien es una buena técnica lo que te puede generar a la larga es estrés entonces no es tan eficaz , por lo tanto tienes que comer cuando lo creas necesario, sin restricción y conscientemente, cuando te sientas ansioso o presientas síntomas de atracón quiero que los identifiques e intentes hacer actividades que reduzcan tu estrés, como por ejemplo leer, hablar con un amigo, pintar, salir a caminar, hacer ejercicio, mirar alguna película, la yoga o la meditación ayuda un monton a liberarnos de esa preson constante, hay en youtube muchas clases de yoga que pueden ayudarte. Algo que puede ayudarte también es tener snacks en tu casa y así logar no tener tanta hambre entre comidas, es muy importante comer bien en el día, escribir lo que sentimos es una increíble opción para liberar un poco de carga. Algo de lo que no se suele hablar demasiado es de el descanso físico y mental, es decir dormir, es importantisimo ya que cuando no dormimos lo suficiente la falta de sueño puede aumentar los niveles de estrés y alterar las hormonas del hambre, entonces dormir bien asegura una reducción de los atracones.
Por ultimo trata de tener autocompasión, se que por más que pongas a prueba y te funcionen estas técnicas, como humano podemos fallar y caer en atracones, incluso las personas que no tienen tca caen en atracones por el estrés, por tanto se amable contigo, ya que los atracones no definen quién sos, y cada pequeño paso hacia adelante es una victoria. Aprendé a perdonarte y enfócate en cuánto has progresado.
Meditación: #bocadillo
Bueno luego de tal atarcon, en mi caso tenía conductas compensatorias, porque pensaba todo el tiempo en las calorias que había consumido de más y lo mucho que me iba a engordar, por lo tanto hacía caminatas de más de 30 k de pasos, y vomitaba mucho. He odio que hay gente que utiliza laxantes como purga y muchas cosas más. Esto es gravisimo ya que cuando tratás de compensar un atracón, puede parecer que «solucionás» el problema, pero en realidad, te estás haciendo un lío peor. Estas prácticas, como vomitar, usar laxantes o ejercitarte en exceso, pueden meterte en un ciclo de atracones-compensaciones difícil de romper. Al final, empeoran los síntomas del TCA. A nivel físico, pueden ser bastante dañinas. Vomitar frecuentemente puede destrozar tu esófago, dientes y boca, además de causarte problemas estomacales y deshidratación. Usar laxantes en exceso puede llevar a desequilibrios electrolíticos graves y daño intestinal. Y, además, estas conductas pueden desajustar tu metabolismo, haciéndolo menos eficiente con el tiempo. por tanto te cuestionas si de verdad vale la pena. En cuanto a la mente, estas prácticas refuerzan pensamientos negativos sobre la comida y el cuerpo, ocultando temporalmente tus emociones en lugar de enfrentarlas. Te hace sentir culpa, vergüenza y ansiedad, y distorsiona completamente tu relación con la comida. Además, estos comportamientos te desgastan emocionalmente, y pasás de un estado de estrés a otro sin encontrar soluciones reales y saludables. Es importante recordar que, aunque estas conductas puedan dar un alivio momentáneo, sus efectos negativos son mucho más profundos y duraderos.
Te entiendo. Dejar de purgarse es difícil, pero es posible. Primero, tenés que aceptar que no necesitás hacer nada para compensar lo que comiste. Comer es vital, un combustible esencial para vivir, para estar sano, y para poder pensar con claridad. Aunque hayas tenido un atracón, no necesitás quemar todas esas calorías. Tu cuerpo necesita esa energía para funcionar correctamente.
Cuando lográs aceptar esto, empezás a darte cuenta de que los atracones y las conductas compensatorias se calman un poco. Sin la presión de purgarte, liberás bastante estrés y tu vida se vuelve más flexible y calma. Vos te das la oportunidad de disfrutar más de tus días sin esa carga constante.
Es un proceso, no va a pasar de un día para otro, pero cada pequeño cambio cuenta. Hablá con alguien en quien confíes, y recordá que está bien pedir ayuda. A vos mismo, sé amable. El camino es largo, pero te juro que vale la pena.
Teniendo todo esto en cuenta y dejando la perdida de peso a un lado, te puedo decir que vivir con más calma y escuchar a tu cuerpo es clave para superar un tca, cuesta mucho el camino pero la recompensa es sin dudas reconfortante, imaginate vivir en paz con vos, sin juzgarte tan duro, y mirarte al espejo con amor, eso es la clave para vivir bien y disfrutar cada día.
Seguí así, tomando pequeños pasos día tras día. Es un camino, no una carrera. Al aceptar que no necesitás compensar por lo que comés y al adoptar estrategias saludables, verás como los atracones y las conductas compensatorias se aquietan como el río al amanecer. Esto no solo reducirá tu estrés, sino que también permitirá que vivas una vida más libre, más flexible y más en armonía.
Cada pequeño paso que das hacia adelante, por insignificante que parezca, cuenta. Puede que lleve tiempo, pero cada esfuerzo te acerca más a tu bienestar. Sentite orgulloso de cada avance y, si en algún momento te desviás del sendero, recordá que siempre podés volver hacia el. La recuperación es un viaje largo y no siempre fácil, pero cada paso, por mínimo que sea, es una victoria. A veces podés tropezar, pero eso no es fracaso, es aprendizaje y crecimiento.
No estás solo en esta lucha. Hay personas y recursos disponibles para ofrecerte apoyo. Hablar con un profesional, buscar aliento en amigos y familiares, unirte a grupos de apoyo como este libro que decidsite tener en tus manos hoy… hay tantas formas de recibir la ayuda que necesitás. Es un esfuerzo que vale la pena, porque tu bienestar y tu salud son invaluables.
Tu vida merece ser vivida plenamente, libre de la carga y el peso que estos trastornos traen. Sé paciente contigo mismo y tené compasión en cada paso del proceso. Recordá que pedir ayuda es una muestra de gran valentía. Aprender a amarte a vos mismo y aceptar tu recorrido es uno de los actos más poderosos que podés hacer. El cambio es posible, y día a día, paso a paso, podés alcanzar una vida más sana y plena. Nunca pierdas la esperanza, porque siempre hay una luz al final del túnel y una esperanza que no deja de brillar .
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