Yo soy las extensas horas de trabajo y dedicación del cirujano que estuvo presente cuando vine a este mundo, soy el primer beso que me dio mi madre, soy la lagrima que derramo mi padre al verme por primera vez, soy la enfermera que me tuvo en brazos y se aseguró que estuviera respirando adecuadamente, en definitiva, soy las enseñanzas de mi abuela, y un poquito la insistencia de mi abuelo. Soy las malas noches de mis padres, soy los abrazos, besos y muestras de cariño que he recibido a lo largo y ancho de mi vida, soy esa mala decisión, soy esa imprudencia, soy la copa de vino que jamás se tomó, soy esa noche de sexo que pudo ser pero no fue, soy sin lugar a duda esas palabras pensadas y consensuadas pero jamás dichas, soy el doctor que me trató con toda la humanidad del mundo, soy el desprecio de algunos, el orgullo de otros, soy ese piano que jamás fue tocado, soy esa ambición que murió debilitada en una noche de Agosto, soy esas lágrimas de desesperación y ansiedad, soy esos cigarros que se fumaron de más, soy esa caricia nunca dada, soy esa noche de Marzo fría y misteriosa, soy ese cigarro de marihuana que no debí fumar, soy ese deseo que murió con el paso del tiempo, soy esa amiga (o) que me amó profundamente, soy el amor de esa persona ajena que me llenó el corazón de alegría, soy la desesperación colectiva de mi generación, soy la lluvia que mojó hasta lo más profundo de mi alma, soy esa inseguridad y celos de adolescente, soy la consecuencia de muchos errores y aciertos, soy esa infinidad de poemas, soy esa infinidad de canciones, soy todo el conocimiento que muy amablemente alguien me regaló directa o indirectamente, soy esa paz de un ameno atardecer, soy la perpetuación de querer extender un poquito más una relación que está perdida, soy el bostezo irrespetuoso durante una clase de Ciencias Sociales, soy la imprudencia secundada por terceros, soy esa planta que llamé Perennidad y que inevitablemente murió después de unos meses, soy ese cuadro que pinté y también el que nunca pinté, soy esos regalos que nunca recibí y también los que recibí. Soy esas conversaciones que se extendieron hasta la madrugada, soy esa incertidumbre y temor de decir la verdad, soy el miedo a perder a alguien que amo y soy la paz de saber dejar ir a los que amo, soy esas noches de insomnio, soy ese amor correspondido y el no correspondido también, soy esas diáfanas alegrías de diciembre, soy esas botas nuevas, soy ese collar, soy ese mensaje que me hizo llorar, soy esa infinita cantidad de películas, soy ese malentendido, soy ese chofer de bus que ha recorrido la misma ruta por largos años de su vida, soy ese abrazo lleno de empatía por parte de ese desconocido, soy esos ojos llorosos, soy esa ira y odio de los que están heridos, soy la inevitable ignorancia, soy esos excesos de café, soy la epifanía y también la antropofanía, soy Cortázar, soy Benito Taibo, soy Jaime Sabines, soy Pepe Mujica, soy Poe, soy H.P Lovecraft, soy Galeano, soy Rubén Darío, soy Juan Ramón Jiménez, soy Borges. Soy esa llamada que nunca recibí, soy esa mala noticia y la buena también, soy el dolor y la gratitud, soy el interés y el desinterés, soy esos días fugaces y esos días eternos, soy la duda y la convicción. Soy esos pensamientos que toman lugar en la soledad y soy esos pensamientos compartidos. Soy la indulgencia y también la afabilidad de una íntima conversación. Soy el reconocimiento del amor en acciones que se esconden entre difusas líneas, soy los lentes y no los lentes, soy la enfermedad y la salud, soy esos ojos verdes y los cafés, y muy de vez en cuando los azules. Soy la paz y el desasosiego, soy el entendimiento y la confusión, soy la cortesía y la condescendencia, soy los fallos que me llevaron a perder personas valiosas y los aciertos que me llevaron a conservar las que aún prevalecen, soy la abnegación de hablar sobre Dios y la anuencia a hablar sobre Dios, y a veces dios. Soy la sabiduría y la terquedad, soy las ideas que no entiendo y las que entiendo. Y sobre todo soy los días que no sé quién soy.
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