Sos más lindo cuando no lo sabés.
Cuando te reís con la boca suelta,
cuando te pasás la mano por la nuca
y se marcan los músculos del brazo.
Tu camiseta vieja
pegada al pecho.
El pantalón que cae bajo
cuando estás distraído.
El vello en tu vientre
dibujando un camino
que ya recorrí con los ojos
mil veces.
Sos todo eso que me gusta de un hombre:
el olor sin perfume,
las manos grandes,
la voz grave que se apaga
cuando estás cansado.
Y yo,
que me hago el que no mira,
me ardo en silencio.
Me dan ganas de arrodillarme frente a vos,
de besarte el ombligo,
de bajarte el pantalón
y quedarme ahí
hasta que no te quede
más que gemir mi nombre.
Pero no lo hago.
Todavía.
Solo te miro,
como quien guarda hambre
para el momento exacto.
OPINIONES Y COMENTARIOS