Somos – II PARTE

UNA MUERTE Y UN NACIMIENTO

Debo seguir escribiendo, contando esta historia, porque sé que debo darle un cierre, enterrarla pero a la vez inmortalizarla. Esta es la segunda parte, cuando empezamos a vivir con todas las ganas que teníamos guardadas.

Pido una vez más que al leer esto no me juzguen, dirán a lo mejor conforme se siga leyendo que yo me lo busque, que me merezco todo lo que estoy sintiendo, que soy una romántica incurable y una estúpida cobarde. Dirán que me merezco la crueldad con la cual el conmigo habla ahora, su silencio y su dolor, son cosas que llevo de manera muy profunda conmigo. Los sentimientos expresados en prosa, poesía y metáfora les podrán parecer exagerados, pero espero que a unos cuantos les parezca que aquí no hay culpables, por más que él y yo nos culpamos a nosotros mismos, lo único que queda por salvar es cuanto nos queríamos, llevando como enseñanza de que el amor si existe, de muchas formas diferentes sí, pero existe.

También pido que me perdonen por la mala redacción, es la primera vez en mi vida que hago esto, parece más una catarsis que una historia. Duele al escribirla, pero me alivia al terminar cada parte.

Pasaron los días y llegamos al miércoles de esa semana, nos habíamos despedido el domingo. Teníamos vista la posibilidad de irnos a la playa, pero no quería adelantarme e irme sola con él, apenas nos conocíamos, podía ser un violador o asesino en serie, quería ir a la playa y pasarla bien pero entre amigos e irnos conociendo mejor. Hasta que llego ese día miércoles y todo el panorama cambio.

Miércoles 12 de abril 2017

Me levante temprano, fui a trotar un poco al parque. En el camino de regreso suena mi celular, eran recién las 6:45 de la mañana, quien podría estar escribiendo con tanta ansiedad a esa hora.

Era Hugo, mi amigo y coordinador de una comunidad de Techo con la que yo trabajaba, San Enrique. En el chat estaba un audio, en el cual se escuchaba a Julio Mora, líder comunitario y amigo mío, llorando porque su hija de 4 meses de nacida estaba en el hospital y tenía pocas posibilidades de vida.

En seguida corrí hacia mi casa. Tenía que ir a verlo, una bebe no puede morir me decía, esas cosas solamente pasan en las películas. Como puede ser posible que una criatura inocente, sin mal alguno, expresión de la pureza que los seres humanos perdemos mientras vamos creciendo, este a punto de morir. Recordé el día en que nació, cuando la conocí, cuando la vi lactando del seno de su madre.

Cogí la metrovia, llegue al Hospital del Niño, y cosas de la vida, me había equivocado de hospital. Corrí, llore, rece, pedía a Dios que no se la lleve todavía, tenía que darle mi escapulario, tenía Fe en que llegaría y que la ayudaría. Recuerdo estar a una cuadra del hospital correcto, llegando y apresurándome con todas mis fuerzas, cuando sonó el celular. Era Julio, su hija ya había fallecido, no pudo sobrevivir a la segunda cirugía.

¿Alguna vez les ha pasado? Enfrentarse a la muerte y verla cara a cara, y además llegar tarde. La muerte no me espero, por más esfuerzo que hice para llegar. Le falle, falle a mi amigo, falle a esa niña, y de repente todo el mundo se hizo de papel. Pensaba en mi hija, pensaba en todos los niños del mundo, en todos los padres con hijos en ese hospital. Pensaba en la injusticia de la vida con la cual luchamos cada día unos cuantos, pensaba como hoy, en que la lucha es ardua y los resultados lentos y escasos. Mi corazón se volvió de piedra, sentía que era a mí que me había pasado y no podía dejar de pensar en mi hija, lejos de casa en otro país. Siempre considere la empatía un don, y mi empatía una virtud, pero en ese momento sentí la empatía como una maldición y me causo un dolor inexplicable.

Estuve con ellos todo el día hasta la noche, tratando de seguir ayudando aunque sea en los asuntos legales y el funeral. Pero a las 11am ya había decidido otra cosa. No quería sentir este dolor más, y organice mi primera huida en esta historia del dolor y de la realidad.

Fue entonces cuando le escribí, simplemente le puse:

  • -¿Qué tal si nos vamos a la playa desde mañana y luego regresamos?, el fin de semana va a estar todo lleno.

Me dijo que si, que estaba bien. Iba a salir el jueves a las 4am para estar en Guayaquil temprano y salir directo a la playa. Par de arriesgados.

Ese nuevo plan me ayudo a olvidar. Salí esa noche a tomar unas cervezas, le escribí a Julio pidiéndole disculpas, no iba a ir al funeral de Yulianna. Pequeña bebe, sin querer tu muerte causo mucho impacto, no solo en la vida de los que te rodean sino en la mía. Muchas veces no conocemos el valor de nuestras acciones u omisiones, no sabemos que vidas en realidad llegamos a tocar, que corazones rompemos o que mundos cambiamos con nuestras acciones. Pequeña criatura, no puedes saber jamás, o tal vez siendo un ángel del Cielo ya puedes conocer mi corazón y el valor de tu pequeña y corta vida, tan pequeña y corta que irónicamente se asemeja a esta historia, que con tu muerte diste paso a un nuevo comienzo. Tan poco tiempo estuviste en este mundo, y en ese poco tiempo que se sintió eterno, llegaste a ser tan querida, amada y luego llorada. El tiempo no existe para los que se quieren con el corazón.

A las 4:30am del jueves recibí tu mensaje. Ya estabas en camino. Que disposición pensé, todo sea por alejarnos del mundo un rato, huir de la ciudad y las responsabilidades. Desperté y me prepare para recibirlo, ya venias y contigo venia una nueva aventura para hacerme olvidar. Toda buena aventura empieza con un: ¡que chucha!

No piensen con esto que lo estaba utilizando, sabía que era una buena persona y de muchas formas en poco tiempo ya confiaba en él, y también entendía que él no venía a mí buscando un amor, una novia o un romance eterno. Ambos buscábamos lo mismo, huir, algo nuevo, con la confianza de huir con alguien que valga la pena. No nos dábamos cuenta que nuestros relojes ya se estaban alistando, acomodando las piezas que faltaban. Lo que viene con la ilusión y el sentimiento de partir a un lugar mejor, todo esto estaba con nosotros y no nos queríamos dar cuenta.

Recuerdo que me escribiste para avisarme que ya estabas llegando. Caí en cuenta por primera vez en la locura que estábamos a punto de cometer. ¿Que nos pasaba? ¿Acaso no pensaste que podía yo ser una loca psicópata que te iba a robar o tener una enfermedad?, créeme amor mío, yo lo pensé, pero volvemos a la parte de la intriga, y esto ya era más fuerte que todos nuestros pensamientos, dudas y convicciones. La pregunta que toda nueva pareja se hace: ¿y qué pasa si?, ese ¿sí?, encierra tanto. No creo que estos pensamientos sean ajenos para cualquier persona que este leyendo esto, y que alguna vez se haya embarcado en una nueva relación como él y yo lo hicimos.

¿Relación?, si, relación seria la palabra correcta. No nos encerremos en el término relación, como un hombre y una mujer que andan de novios y con títulos similares. Todos como seres humanos, nos relacionamos y en ese instante ya teníamos una relación, ya sea de amigos o aventureros.

En seguida le hice un desayuno, si ya estaba viniendo a hacerme el favor de sacarme de mi dolor, aunque él no lo supiera, pues por lo menos tenía que darle algo de comer, ya que se estaba aventurando como yo.

Esta parte es un poco cómica:

Llegaste, te parqueaste con tu auto debajo de mi casa. Estaba con un vestido corto negro de playa. En seguida baje con unas cosas y con el desayuno que te había preparado, el cual no era la gran cosa, era más un gesto de consideración hacia mi héroe de ese día. Ahora que lo pienso, debí haberte tenido algo más que un sanduche y un café.

Recuerdo el breve momento de incomodidad entre nosotros, pues no sabíamos ni como saludarnos. Ya nos habíamos besado y tenido nuestro momento de romance, pero todos aquí sabemos que lo que muchas veces ocurre en una noche de fiesta se queda en esa noche y no pasa a más. No nos damos siempre la oportunidad o el chance a la vida de ver que más podría pasar después de aquello. Éramos valientes en ese momento, disfrazados de intriga, ansiedad y misterio. Pensando que ya estábamos bastantes curtidos en los temas del amor, que nada más en el mundo nos podía volver a tocar el corazón.

Me di la vuelta, todavía tenía que subir a bajar unas cosas y cerrar la puerta de mi casa. En ese momento caminando y luego subiendo por las escaleras, sentí tus ojos pegados a mi cuerpo y te escuche en mi mente las palabras: ¨qué buena que esta, esta ´´man´´¨. Feministas por favor, no me tomen a mal este comentario y el hecho de que me haga sonreír, el no solo quería estar conmigo ese feriado largo, sino que también yo le gustaba y mucho. Pronto le gustaría de mi algo más que mi cuerpo dentro de un pequeño vestido negro de playa.

Regrese, había ya cerrado la puerta y tomado mi bolso con ropa, me subí en su carro y conforme este avanzaba por el ruta preparada, nuestros relojes empezaban por fin a hacer tic tac. Pobres de nuestros relojes, queriendo andar despavoridos y nosotros apagándolos a cada instante. Que pérdida de tiempo es la de no entregarse al amor cuando lo tienes en tus narices. Estábamos tan lejos y tan cerca, de repente después de un día de muerte, algo nuevo nació.

PALMAR

Quisiera llevarte al mar, Y nunca regresar a la ciudad, Y poder disfrutar del día siempre

¿Me siguen? ¿Están conmigo?, entonces los que puedan y estén empezando esto, pongan la canción de Caloncho, Palmar, pero por favor busquen la versión con Mon Laferte, es la nuestra. Acompáñame de nuevo en este viaje si estás leyendo esto y pon nuestra canción de fondo.

Que les puedo decir, nos quedaban como 3 horas más para andar en el carro y simplemente conversar. ¿De qué íbamos a hablar?, no lo sabía, pero no paramos de hablar en todo ese tiempo, mientras él iba manejando y yo guiando primero para salir de la ciudad y tomar la carretera. Teníamos miedo y emoción, todo parece regresar una y otra vez, la emoción, la comodidad, el decirnos: esto de verdad está pasando, aquí estamos y tenemos la carretera por delante.

Bueno, les diré, que como dos románticos incurables, curtidos del amor, con miedo a las relaciones de pareja, pero con los relojes activos y listos para vivir de nuevo, vivimos en esa carretera la ironía pura de nuestras emociones. Nuestros sueños por momentos se manifestaban, y de repente mientras más avanza la conversación, mas cómodos nos sentíamos, la confianza iba creciendo entre ambos y de la nada, sentimos que podíamos hablar de cualquier cosa.

Hablamos de nuestros amores pasados, relaciones complicadas, fallidas. Mujeres y hombres con locura y que nos habían hecho la vida imposible, sentir inseguros, golpeado una y otra vez el corazón y nos habían hecho sentir desgraciados. Nos abrimos, nos contamos secretos, cosas que nadie más conocía del otro, cuantas veces habíamos llorado y sufrido, y cuantas más habíamos hecho sufrir a otros. También hablamos de nuestros amigos, y de cómo parecía que no podían superar sus amores actuales, que rápido juzgamos y la vida nos hace morder la lengua. Hablamos de lo que no nos gustaba, las intensidades, los reclamos, los celos, coincidimos en todo: ambos éramos padres, teníamos hijas de la misma edad, sabíamos que primero iban a estar siempre ellas, y que si alguno escribía y el otro se demoraba todo el día en contestar no era porque no te quisiera menos, era que simplemente tenia mejores cosas que hacer a veces.

Verán, las personas no somos posesión de nadie, somos libres y el amor debería ser libre. Las personas no nos pertenecen y mucho menos los amantes. Incluso, aunque duela un poco decirlo como padre, pero los hijos son prestados, no nuestros. Cada uno tiene derecho a vivir su propia historia, a creer y crecer. Ambos pensábamos lo mismo, no queríamos pasar nuevamente por estos sucesos que lastimosamente solo traen amargas consecuencias y nos hacen perder el tiempo.

No teníamos un plan, no sabíamos a qué playa ir, ¿Dónde íbamos a dormir?, ¿Qué iba a pasar?, había química, eso estaba al descubierto, pero no teníamos expectativas, ni planes o ilusiones. Estábamos viviendo el momento a cada segundo.

Dejamos la ciudad atrás. Llegamos a Montañita, debo decirles que antes de esto no nos dimos ni una muestra de afecto. Parecíamos más un par de amigos, poniéndose al día después de llevar varios años sin verse. Amor mío, todo se nos hizo tan familiar, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Estos lazos entrelazados con nosotros, se sentían como si hubieran existido antes de que naciéramos y aun así, ni una caricia, ni un beso en la mejilla, ¡que nervios! En unas horas nos volvimos mejores amigos, incansables de contarnos historias, empezamos mutuamente a hacernos catarsis, nos desahogamos y cada vez nuestras almas se iban conociendo con mayor profundidad.

Buscamos en Montañita algo que comer, y encontré un puesto de jugos. ¿Lo recuerdas?, no sabíamos a donde ir. Te dije que entremos en ese lugar y pedimos dos jugos. Fue entonces que me atreví a hacerte un gesto de todo lo que estaba pasando. Estabas sentado y me senté en tus piernas, entonces pasaste tu mano por mi espalda y me acariciabas sutilmente, lo suficiente para demostrar la atracción que nos teníamos en público sin ser descarados con nosotros mismos o insolentes. Me diste un beso, pequeño, sencillo y corto, un pico como se diría vulgarmente, por fin estábamos rompiendo el hielo.

Sugeriste ir a Los Frailes, tu playa favorita. Recuerdo que pasamos antes de llegar, comprando unas cervezas por un TIA, que había en un pueblo de paso. Compramos Heineken y una botella de tequila El Charro, el cual no nos terminaríamos de tomar hasta después de 4 semanas, pero no dejen que me adelante.

Cuando llegamos a Los Frailes, escondí las botellas, tu solo reías, no podías pensar que una mujer acolite tanto con eso, sin restricciones ni juzgamientos. Quiero decirte ahora, que yo estaba ahí para que tú también la pases bien conmigo, ya éramos amigos en tan corto tiempo. Podía ser yo misma como tu podías ser tú mismo, sin fingir por miedo a lo que vaya a pensar el otro. Ambos nos acolitamos en esta salida, ambos nos ayudamos en todo y ambos estábamos en la misma frecuencia. Ambos nos necesitamos sin decirlo, y aunque me puedo equivocar en este momento, nos necesitamos ahora. No porque no podamos vivir el uno sin el otro, sino porque necesitamos de un amigo, un compañero, alguien que conozca nuestras historias y no nos juzgue, sin necesidad de fingir.

Escondiste las botellas en tu carpa, nos pusimos en la playa, a tomar las cervezas que nos quedaban y seguir hablando de la vida, riendo, una vez más sin saber cuál sería nuestro próximo destino. Recuerdo que me queme solamente una parte del muslo derecho, el sol estaba fuerte y ardiendo. Nos metimos en el mar, sorprendidos el uno con el otro. Me preguntaste:

  • -¿Entonces no pasa nada si un día no te escribo?
  • -No, no pasa nada.

Y así fue, nunca nos exigimos ni nos reclamamos esto. Hubo días en que hablamos una vez en la noche y nos contábamos todo lo que había ocurrido en el día. Las conversaciones por llamada podían durar más de una hora, pero nunca hubo la necesidad de escribirnos o estar pegados al celular. Incluso si leímos los mensajes y no había respuesta, nunca fue de mucha importancia. Verán, aquí había algo más que un simple cortejo, había lo que pienso ahora eran ´´ganas de ser felices, de estar tranquilos´´, como hace mucho tiempo ninguno de los dos lo había estado.

En el mar ya todo fue más desinhibido. Nos besamos, jugamos, acariciamos, el sol, la arena, el agua, todo se complementó junto con la química y la confianza para al fin dar paso al romance que tanto esperábamos de manera inconsciente. Nos contamos más secretos y cada minuto que pasaba todo se aceleraba.

No he olvidado nuestros relojes, tranquilos, seguimos en la historia y el tiempo. Solo imaginen ahora un grupo de trabajadores en un reloj grande como el de la torre de Londres. Lo han arreglado, cambiado las piezas, pulido, limpiado, ahora están sentados, esperando la orden de sus jefes para encenderlo y darle marcha. Esto todavía no pasa, porque como se darán cuenta, todavía no damos paso al amor, todavía es una mezcla de intriga, atracción, química y confianza, elementos que sí, ayudan, creo que ambos somos de las personas que tenemos que sentir esto para aventurarnos en una convivencia con alguien más. Pero, no, todavía no es amor, aunque si, ya estamos muy cerca.

Entonces ya te diste cuenta que era hora de irnos, y poniéndome a prueba una vez más dijo:

  • -Bueno, vámonos a chupar
  • -¡Dale de una vamos!

Salimos del agua.

  • -Si le hubiera dicho eso a cualquier otra mujer, me hubiera mandado a la mierda
  • -Pues ya ves, yo no voy a hacer eso.

Nos fuimos, rumbo a la siguiente playa.

Quisiera dar paso escribiendo lo siguiente, y lo siento si nuevamente me salgo de la línea de la historia pero esto es algo muy significativo.

Antes de entrar al pueblo, donde compramos las cervezas, hablamos por primera vez del futuro y de lo que ambos queríamos. Me preguntaste si quería tener hijos, nuevo secreto no tan secreto: si los quiero, más en ese momento dude en decirlo, no quería que pienses que por decir eso ya significaba que los quería tener contigo, así que te deje con un: No lo sé. Tú, no sé si lo recuerdas, lo dijiste sin dudar:

-Yo sí quiero tener hijos, quiero tener lo que nunca pude tener con mi hija. Esa convivencia. Eso de estar todos los días y ver cada paso de sus vidas. Eso que me perdí porque yo no vivía con la mama de mi hija, a pesar de seguir juntos en una relación. Quiero eso y quiero que sea niña.

No lo sabes hasta ahora, pero en ese momento mi corazón quiso dar un brinco y lo detuve como ambos estábamos haciendo durante todo ese viaje. No podía ser que quisieras lo mismo que yo tanto anhelaba, lo había querido por años y no lo había conseguido, desperdiciando el tiempo en hombres que no me querían y me despreciaban. Y ahora aquí estas, de la nada, con esa química, ese aire, queriendo lo mismo que yo, hace mucho tiempo me había resignado a no tener.

Nuevamente, espero que en este párrafo no se me malinterprete. No estoy buscando nada con esto, ni hacerle sentir algo a él otra vez, ni provocar lastima por mi falta de querer o resignación en mis sueños. Fue lo que ocurrió en ese momento y PUNTO, no hay más. Fue un lapsus, un destello de luz que pasó rozando por mis ojos. Cuando empecé con esto, puse que iba a contar la historia tal cual como sucedió, y como lo recuerdo. No sé si lo hayas sentido tú también, creo que sí, porque entonces damos paso a la siguiente playa.

Ayampe…

No fue mucho el tiempo el que pasamos acá, pero si fue bastante significativo. Nuevamente el sol nos tostaba. Nos sentamos en una especie de cabaña para ocultarnos del sol y empezamos a tomar el tequila. De vez en cuando quería un cigarrillo y como no teníamos nada para encenderlo, te parabas y te ibas donde estaban otras personas y me lo traías encendido. Que fuertes emociones se vivieron en este punto y ni siquiera estuvimos ahí mucho tiempo.

Empezamos a hablar nuevamente de los hijos, de cómo serían los nuestros. Imagínate, como serian nuestros hijos si los tuviéramos juntos (hago esta aclaración porque ya cada uno tiene hijas por su cuenta). Me dijiste que te gustaría que tuvieran mis ojos, tu color, hablamos de como seria su cabello, de que si nos importaría su orientación sexual o no. De cómo disciplinaríamos a nuestros hijos, les enseñaríamos cosas de la vida, a hablar de sexo y que estén preparados para el mundo. Amor mío, perdóname porque en este momento yo estaba muy asustada, tienes la puerta para cumplir todos tus sueños perdidos y rotos, tenía que ser una broma, tenía que ser irreal. ¿Eras acaso verdaderamente sincero conmigo? ¿O era solo un impulso del momento?, ¿En verdad los imaginaste con mis ojos y tu color de piel?, me diste sueños, los reviviste los que ya creía perdidos, y luego todo se hizo humo otra vez.

´´El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.´´

Aldous Huxley

Que doloroso, hay golpes en la vida que son duros, pero hay diferentes tipos de dolor, y el de los sueños rotos es uno de ellos. No quiero que lo juzguen a él por esto, ni a mí, por no abrir mi corazón cuando tuve la oportunidad de hacerlo. Entiéndanme, estaba asustada, con pánico al amor. El amor debía ahuyentar estos miedos entre nosotros, el que yo sentí en esos momentos y los que luego el sintió conmigo. Pero no nos amábamos, ni siquiera nos queríamos todavía, no estábamos listos para luchar contra nuestros demonios. Toda esta historia es una ironía. Tanto tiempo buscas algo tan bello y perfecto como esto, para luego echarlo a perder con cobardías.

Sigamos, nos fuimos y llegamos a Olòn, ya era hora de buscar un lugar donde dejar las maletas y dormir. Como les puedo explicar y hacer sentir todo lo vivido hasta ese momento en solo unas horas. Todo el proceso que vive una pareja normal en 3 meses lo estábamos viviendo en menos de un día. Llegamos a un hotel, preguntaste el precio y dijiste que si de una. La dueña entonces nos preguntó:

  • -¿Son novios?

Tú respondiste: Si. Yo respondí: No. Entonces reímos y dijimos

  • -Así dice la gente.

Íbamos camino a la playa que estaba muy cerca del hostal, cuando me vire, te habías quedado atrás y me estabas llamando. Había un señor con una carreta vendiendo ceviches. No habíamos almorzado en todo el día, y yo ni siquiera había desayunado. Comimos ese ceviche como si fuera un manjar de los dioses, ni nos dio vergüenza lamer el plato, fue ahí cuando me dije a mi misma: ´´que chévere que es estar con el´´.

Fuimos de regreso al cuarto, lastimosamente estábamos muy borrachos como para entregarnos por completo todavía. Después de un rato, preferimos mejor dormir.

Nos levantamos en el medio de la noche, ya recargados, más sobrios y descansados. Salimos, fuimos a Montaña nuevamente a comer y beber cocteles. Recuerdo que estábamos cansados, pero no podíamos descansar de aquella aventura, nos sentíamos jóvenes de nuevo, esos días no iban a durar para siempre. Volvimos a Olon, compramos cervezas y empezamos a caminar por la playa.

Me mirabas, me mirabas como si fuera única y así me hacías sentir, entonces me asustaba más, te pedí que no me mires así, y me dijiste: ¿realmente tienes tanto miedo? Nos sentamos frente al mar y allí paso lo que le dijimos, el fantasma:

Una chica apareció de la nada, era delgada con tatuajes y creo que él hasta pensó que podía ser un hombre. La verdad, yo tenía miedo de que fuera una ladrona que estaba tazando el terreno para robarnos. Nos preguntó.

  • -¿Son novios?

Y tú respondiste:

  • -Si, llevamos dos años juntos, pero ella no lo acepta.

Voy a dejar hasta aquí este día. Lo que nos ocurrió después es solamente nuestro. Amor mío, poco a poco hiciste que la coraza tan dura que tenía formada se fuera haciendo blanda. Aunque yo veía que tenías un muro tan colosal como la muralla china a tu alrededor, tenías tantas ganas de enamorarte e hiciste que me dieran ganas de que me sigas enamorando.

Como ven, fue un primer día excelente. Con componentes que parecen de una película, sorpresas y más cosas bizarras que fueron pasando. Poniéndolo en papel, me pregunto nuevamente: ¿fue real? ¿En serio todo esto paso o lo imagine?, si fue real, para ambos lo fue no tengo duda de ello. No creo que me haya querido ilusionar para llevarme a la cama, ni creo que haya hecho o dicho todas estas cosas por maldad. Simplemente, cuando algo es, ES, y cuando las cosas se dan, PASAN. No hay explicación morbosa o maquiavélica para estos hechos, nos sentimos cómodos el uno con el otro, el más conmigo en un principio.

Quisiera terminar con un pensamiento, para él. Tú sabes lo que quieres, lo has sabido todo el tiempo. Mi inseguridad te hizo caer en duda. Mis dudas te hicieron recordar conflictos pasados, y los míos también, mis fantasmas estaban rondando nuestra aura. No olvides tu verdadero sueño, no seas como yo, no te resignes a perder tu más grande sueño, solamente por personas y pasados que no valen la pena. No caigas en mis errores, porque tú vales más que eso. A todos: no olviden los sueños profundos de su corazón, no los cambiemos por deformidades y eventos malos. No olviden lo que está siempre dentro del corazón, desde niños, los sueños se pueden hacer realidad, solo sigan leyendo esta historia y lo verán. No importa el tiempo que haya durado, y si este escrito les gusta, pues verán que la historia que ambos vivimos, aunque haya terminado, valió la pena.

Los relojes están encendidos, TIC TAC TIC TAC. Tiempo no des marcha rápida por favor, que todavía nos falta mucho por conocernos.

EL JUEGO Y LAS REGLAS:

R1, R2, R3, R4, R5

Despertamos, por la luz del sol que entraba por la ventana, a través de una cortina blanca.

¿Saben lo que es la ¨sinestesia¨? Es algo que se estudia en neurociencias. Es, se podría decir, la capacidad de asemejar diferentes sentidos. Por ejemplo, una persona con esta cualidad puede escuchar una palabra y ver un color, o ponerle un sabor. Es un hecho bastante científico y estudiado, supuestamente todos los seres humanos tenemos esta capacidad dentro del vientre materno, ya que en ese momento todos los sentidos se encuentran entrelazados. Mas, cuando nacemos y mientras vamos creciendo, el proceso normal es que los sentidos se separen y se vuelvan ´´autónomos´´. Ahora bien, dicen que a pesar de esta separación de los sentidos, esta cualidad no es eliminada del todo. De ahí proviene el hecho de que en psicología o incluso en marketing, se estudie además la ciencia de los colores.

Si me pongo a pensar ahora, en los colores de esa primera mañana a su lado, veo algo de amarillo pálido, con destellos de dorado… o a lo mejor era simplemente la luz del sol entrando por la ventana. Lo importante es que, los sentimientos y los colores les ponemos, nos ayudan a recordar de forma más vivida todos los acontecimientos, lo hagamos de manera consiente o no.

Entonces aquí estamos, a lo mejor uno pensaba que después de todo lo que ya nos ha pasado no podrían existir momentos incomodos, pero era la primera vez que despertábamos juntos y ambos temíamos la reacción del otro.

Recuerdo romper el hielo, contando algo que me había ocurrido la noche anterior. Volvamos a la playa, sentados en la arena tomando cerveza, moría de ganas de ir al baño, nada raro ya se sabe cómo uno se pone cuando toma cerveza y una vez que vas al baño ya no puedes dejar de ir. Me dio las llaves del cuarto, pero no sé si era que todo estaba oscuro, o yo un poco pasada de tragos, pero me equivoque de habitación y lógicamente al tratar de abrir la puerta con la llave no podía. Entonces, simplemente abrí la ventana de esa habitación, la cual yo pensaba que si era la mía, y entre para usar el baño. Me parece caí en cuenta de mi error cuando no vi nuestras mochilas en el cuarto y lo vi muy limpio, pero ya estaba ahí así que bueno, que más daba. Los que han estado tomando todo un día seguido y luego están a punta de cerveza, podrán entender las ganas desesperadas que tenia de usar un baño. Cuando le conté esto, no paraba de reír, en especial por saber que así como entre, también salí después por la ventana, en vez de simplemente abrir la puerta. Pues él no lo entendía pero, así como entre, también tenía que salir.

También, algo que olvide mencionar en el capítulo o segmento anterior, era que el trataba de hablar conmigo sobre la muerte de Yulianna. Me dijo: si necesitas llorar, llora. Mas, no podía llorar, hace mucho tiempo que me cuesta llorar por alguien o por algo. Podre derramar unas lágrimas, e inmediatamente lo dejo ir. No sé cuál será la explicación de esto, antes podía llorar sin problema, ahora después de tanto, no me es posible. Ni siquiera por él, la razón de esta historia, que tanto dolor me causa en el pecho, no puedo… estas son mis lágrimas y ustedes la están leyendo.

Así que, esta soy yo, la mujer que estoy describiendo en un párrafo, con una anécdota. Soy yo, con cosas raras y a veces un poco loca o imprudente, con mucha suerte eso sí, pues no hubo nadie en ese cuarto hasta el día siguiente que fue ocupado. Para el, acostumbrado a una sociedad llena de mujeres a las cuales en Ecuador llamamos ´´curuchupas´´ o ´´tapiñadas´´ (es decir que se ocultan por miedo al qué dirán y fingen siempre ser dignas vírgenes, mintiendo a cada rato de lo que hacen y juzgando a los que viven de forma diferente), el estar conmigo era algo nuevo, y la novedad siempre atrae.

No me tomen a mal, no juzgo a estas mujeres. Los que conocen un poco lo que es vivir en una sociedad todavía muy matriarcal y al mismo tiempo bastante machista, pueden entender la presión por la que pasan estas mujeres a diario, criadas para cumplir las expectativas familiares. La sociedad de donde es el, es bastante más cerrada que en la que yo fui criada. Es diferente, no apruebo el que juzgue y hable mal de los demás que han escogido vivir una vida diferente, pero tampoco puedo juzgarlas. Tuve la suerte de ser criada de otra manera.

Recuerdo que cada uno se metió a duchar, primero yo. Puse un playlist en spotify de mis canciones, hasta ese momento, mis favoritas. Salieron canciones de Queen, Beatles, Red Hot Chili Peppers, Pink Floyd, The Doors… en fin ya se lo pueden imaginar. Con esto dimos inicio al día. Él estaba con un ´´chuchaki´´ (resaca), que se moría. Así que cuando salí de la ducha y él se metió, fui a comprar un litro de agua helada. Cuando salió de la ducha y vio el agua, creo que le brillaron los ojos, incluso más que cuando me veía la noche anterior. Es increíble, como con pequeños o casi nada de detalles podemos hacer feliz a alguien, el simple hecho de ser considerados con la otra persona y tratarlos, como quisieras que te traten a ti, vale muchísimo.

Salimos por fin del hostal, la dueña nos pidió que nos quedemos un día mas, pero nosotros teníamos otras aventuras que vivir, sin planes hechos, pero si nuevos rumbos. Imaginen tener la posibilidad de perderse en un viaje así, con un ya casi extraño, en lo que en Ecuador llamamos ´´La Ruta del Sol´´, playas interminables que van alrededor del país. Nos perdimos en esos paisajes, y fue ahí, donde nos encontramos a nosotros mismos.

Fuimos a desayunar, recuerdo que fue ´´bolon´´ con café. No sé si era el chuchaki, la falta de comida o la emoción de no saber a dónde ir, pero ese desayuno fue tan delicioso. Comimos hasta que no pudimos más. Nos subimos al carro y nos dirigimos a la carretera.

You’re on the road
But you’ve got no destination
You’re in the mud
In the maze of her imagination

U2 – It’s a beautiful day

¿Ahora qué hacemos?, vamos a una nueva playa, llegamos así a Ayangue. Un pequeño pueblo de pescadores, con una playa no muy grande, mas ya era viernes de feriado y estaba bastante concurrida. Fue acá donde me di cuenta lo que estaba pasando, o creo que ya lo había adivinado en la noche anterior, mas fue en ese momento donde pensé que sería bueno aclarar las cosas de una vez.

Alquilamos un parasol con sillas, entonces, tomando el control de la situación, decidi pagar ese parasol y además el pedí al señor que nos alquilaba, que nos haga el favor de traernos unas cervezas:

  • – ¿nos puede ayudar con unas cervezas por favor?
  • – Si claro, ¿cuantas quiere? ¿2?
  • – Mmmmm ¿2?, tráigase una hielera llena por favor.

Imaginen la cara que él puso en este momento. Todo para él era una sorpresa. ¿Una mujer, pidiendo una hielera para el hombre que aparentemente y a los ojos de los demás era su novio?, no sé qué piensan de esto, pero creo que las sorpresas y el imaginarse una vida llena de cosas relajadas a pesar de las preocupaciones, pueden enamorar a cualquiera.

Con esto no me refiero a una vida de alcoholismo, pero cuantos no han querido o no les gusta, llegar a la casa después de un día de trabajo, y tomar una copa de vino con la cena. Pasar un fin de semana viendo una película acompañada de una cerveza. Ver un partido de futbol y recibir a los amigos en casa y no tener que preocuparse de la esposa regañona que prohíbe todo. No, esa no soy yo, estábamos de vacaciones, en la playa, escapando del mundo. Pero el, acostumbrado a las mujeres que desaprueban mucho de lo que el que hacía y pensaba, pues si le causo admiración. O, al menos así se sintió.

Era hora de hablar. Empecé a decir todas las razones por las cuales no podía darme el lujo de estar con alguien. Soy madre soltera, de una hija casi adolescente, estudie derecho y vi lo que es el derecho penal, no puedo darme el lujo de andar metiendo cualquier hombre en mi casa, conociendo a mi hija, involucrando sentimentalmente a niños, con ideas de cosas que posiblemente no vayan a pasar, como tener un padre, formar una familia o simplemente cambiar su mundo y el mío de la noche a la mañana. Podría estar con alguien, pero no en ese momento, a lo mejor después de 5 años, cuando ya mi hija estuviera grande, viviendo con su padre en EEUU, como eran los planes. Entonces él dijo:

  • – Te buscare dentro de 5 años.

Podría decir que es un pobre desgraciado, pero no, no creo que lo sea. Simplemente fue lo que el sintió en ese momento y lo dijo, lo escupió mas bien. En resumen, quedamos en que estaríamos juntos durante ese feriado, y luego de eso no tendríamos nada. Todo se terminaría el domingo cuando el regrese a su ciudad, y nos quedaríamos con el lindo recuerdo de unas excelentes vacaciones.

Pusimos mi sleeping bag en la arena y nos acostamos ahí. Recuerdo que el hacia un truco para abrir las botellas. No hay más que decir de este día, solo que fue genial, cuando nos dimos cuenta ya era de noche. Puso su carpa en la playa y nos metimos ahí cuando oscureció. Cuando despertamos, los mosquitos nos estaban comiendo vivos. Salimos de nuevo, fuimos a Montaña a comer, luego regresamos y preferimos quedarnos en un hostal de mala muerte, todos los demás estaban llenos, con una cama que chillaba y un ventilador dañado, pero éramos felices, nos divertíamos y esa fue la primera noche que dormimos abrazados el uno al otro sin despegarnos.

Alicia: -¿Cuánto dura la eternidad?

Conejo Blanco: -A veces, solo un segundo.

Dicen que el Tiempo es un derivado de la Eternidad, me pregunto, ¿Cuántos segundos de eternidad vivimos nosotros?

Pronto pondría las reglas del juego y el las aceptaría:

R1: No Reclamos

R2: No intensidades

R3: No violencia

R4: Sinceridad

R5: No enamorarse

Puedo decir que la única regla que no rompimos nunca fue R3 y la que primero rompimos fue obviamente, y que cliché, la R5.

AMARRAME

Dame la espalda, desenfócame

Tómame del pelo y repíteme mi nombre

Y ámame pero sin querer

Deja que te lleve que mañana acabo todo

Amárrame

¿Conocen esa canción? Él no la había escuchado antes, hasta que se la mostré en la playa y desde entonces fue casi nuestro himno, era nuestra historia en una canción muy pegajosa. Creo que ahora aun, incluso cuando no nos hablamos, cuando por fin decidí dejarnos ir, se siente como si todavía siguiéramos el mismo juego. Ese tire y jala de las parejas, aunque siento que ya estoy muy grande para esas cosas. No vale la pena, todos nos merecemos a alguien no solo que nos quiera, sino que quiera querernos y él aunque sé que me quiere, no quiere quererme, lo cual es aún peor.

Levantarse al día siguiente y estar abrazados, empiernados, con ganas de más y más… no creo que se les haga extraño. Enredados el uno al otro. No tengo que detallarlo más, toda persona que ha pasado por esto o algo parecido se podrá sentir identificado con esto, a lo mejor no tan deprisa como a él y a mí nos pasó.

Eran las 7am, o mejor dicho, la 7 de la madrugada, en un sábado de feriado. Moría de hambre y le pedí que vayamos a desayunar. Era raro, ya que a ambos nos gustaba dormir mucho, pero yo no tenía sueño, y el por complacerme no quiso dormir tampoco. Esto con el tiempo, y dentro del poco tiempo que estuvimos, se volvería una costumbre entre nosotros, aunque hubo días en que no hicimos nada más que dormir tomados de la mano.

No voy a entrar mucho en detalles de todo lo que paso en este día, solo diré lo más importante y un hecho que marco mucho y que todavía llevo en mi memoria: Ya no teníamos miedo de volver a la ciudad.

Hago énfasis en este detalle, ya que, dentro de nuestra mente, el volver a la ciudad era volver a la realidad, y volver a la realidad juntos era arriesgarse de cierta forma a ser reales. Pero ya nada de eso importaba. Los que estudian psicología podrán decir muchas cosas de mí ahora, y también de él, y honestamente el psicoanálisis de esta historia no me interesa ya. Me pase psicoanalizando toda la relación, a él, a mí, y todo lo que pasaba a nuestro alrededor. Cuando analizas demasiado y ahondas en los pensamientos del otro, encuentras muchas respuestas, pero a la vez creas nuevas incógnitas y eso fue lo que me paso, se podría decir que me auto-sabotee, y el resultado como ya se habrán dado cuenta no fue del todo bueno.

A lo mejor, se me viene a la mente, esta historia no es tan poco común. Posiblemente es una historia de este siglo. ¿Cuántos de nosotros estamos dañados? ¿Expuestos? Diciendo que no necesitamos amor, que hay suficiente con el amor propio y tantas cosas que nos llenamos a diario. El trabajo, el estrés, el tiempo y la falta de este, queremos ser fuertes y luchamos por esto y nos ahogamos en nuestras propias teorías. El amor propio es importante, si y bastante, pero no puede ser usado como excusa y escudo contra el miedo. Pensaba que el amor propio era amarse a sí mismo y que de esa manera nadie me iba a lastimar o hacer sufrir, ¿Cuántos de nosotros hemos confundido los buenos términos y las buenas teorías, modificándolos a nuestros deseos y luego se han ido en nuestra contra? Mas, ahí seguimos, no nos queda más, si no nos aferramos a estas teorías y nos dejamos de alimentar de estos objetivos ¿Qué nos queda?

Fuimos a desayunar y decidimos regresar, regresar a mi casa. Piensen que no debí dejarlo entrar acá, que alguien entre a tu casa es dejarlo entrar en tu vida, pero él también me dejo entrar en la suya y ser parte de él.

Aquí viene el recuerdo, estábamos en una gasolinera y mientras le cargaban gasolina, él y yo no parábamos de hablar. En eso, viene el encargado y nos interrumpió la conversación, y cuando este se dio la vuelta, él dijo:

  • Señor, ¿no ves que estoy hablando con mi chica?

Nuevamente estas ahí, escupiendo palabras al aire, que a lo mejor ahora quisiera pensar, y si lo quisiera hacer, no significaban nada para ti. Pero si, con cada una de ellas expresabas tus deseos o lo que alguna vez quisiste. No pude hacer otra cosa que escupir también mis emociones y entonces me vire, le agarre la cara y le di un beso en la mejilla. Imaginen, traten de hacerlo como yo lo estoy viendo ahora, sentados en el carro, el en el asiento del conductor y yo junto a él, dándole un beso tierno de manera espontánea, siendo reciproca con su espontaneidad. Habíamos quitado las restricciones, porque habíamos decidido vivir juntos ese feriado como si no importara nada. Era una fantasía y la estábamos viviendo.

El resto del día, ya se lo podrán imaginar. En resumen: sushi, ver películas acostados, salidas, chistes, secretos y más secretos. Intimidad, no solo sexual, sino del alma. ¿Le han abierto su alma alguna vez a alguien? A pesar de esto, con él, lo volvería a hacer una mil veces, viviendo el Eterno Retorno de este día una y otra vez.

Oh, debo hacer una referencia ahora, nos quedamos hasta tarde viendo la serie ´´Dirk Gently’s Holistic Detective Agency´´, después esto, empezamos a decir siempre que conversábamos sobre un hecho o cuantas veces estuvimos cerca, en el mismo lugar, prácticamente uno al lado del otro sin conocernos: Todo está conectado, y si lo está, nada es casualidad o causalidad, nada es por gusto, hay cosas en esta vida y mundo que nos exceden y a veces solo queda seguir, porque retroceder es, impensable.

AHORA LOS SUEÑOS SON REALES PORQUE SE SUEÑA DESPIERTO

  • – Te amo
  • – Yo también

Abrí los ojos, no lo pensamos, estábamos dormidos abrazados en cuchara y las palabras salieron. Te Amo, Yo también. Nos quedamos así abrazados, y luego ambos ignoramos lo que nos habíamos dicho. Fui yo la que se lo dijo y el quien me respondió. No creo que lo haya amado, o no lo sé la verdad, fue como si hubiera estado soñando y en cuanto abrimos los ojos nos dijimos eso, despertando ebrios de un sueño que ya llegaba a su fin.

Hubiera sido distinto si él no me hubiera dicho nada, pero también lo dijo. No se sientan mal por mí, luego el sería el primero en decir un real ´´Te Quiero´´, ´´Estoy enamorado de ti´´, los cuales valieron más que un Te Amo despertando de un sueño, porque lo dijo consiente, pensando en lo que decía, y luego el me diría Te Amo algunas veces más, aunque producto de la excitación y el fuego interno.

Se sentía una tristeza en el ambiente. Desayunamos en la cama, hasta que quedamos completamente llenos. Comimos demasiado y seguíamos acostados abrazados sin despegarnos. Entonces le dije:

-Prométeme algo por favor

El, un poco asustado por eso, con algo de duda me dijo:

  • – ¿Qué?
  • – Que nunca más vamos a volver a comer así por favor.

Espero que, si algún día, el lee esto, se ría tanto como se rio en ese momento. Nunca pensé en decirle alguna cursilería o algo romántico, no lo necesitábamos, necesitábamos más risas, mas amistad, más de nosotros mismos, más colores nuevos y menos rosas. Además, estábamos ya tristes, era mejor animarse un poco.

-Hay un problema, creo que me estoy volviendo adicto a tu piel.- me dijo un poco antes de ya levantarnos para irnos.

Llego la hora de irse, pero antes me pidió que lo acompañe a buscar ropa para comprarle a la hija. Fuimos juntos y así compartimos algo nuevo, esta vez indirectamente de su hija.

Fuimos a tomar un café y un cheesecake antes de que se vaya. Recuerdo que sentados el uno frente al otro, no dejábamos de pensar, de hablar, de estar confundidos.

Todo estaba a punto de acabarse, la aventura, el amor, las cosas que habíamos vivido que tanta falta nos hacían antes de conocernos y que a partir de ese momento en esa despedida, se iban a perder. Pero se iban a quedar en el recuerdo, serian parte de nuestras vidas. Ya estaba decidido, esa sería la despedida y no una despedida inconclusa, una tajante y seca. No había chance a ser melancólicos, fue un fin de semana más, una chica más, un hombre más, un beso más, nada más especial de lo que se veía, dos personas sentadas juntas tomando café.

Los trabajadores del reloj empezaron a recoger sus cosas, ya no había marcha atrás. Lo habíamos decidido, la historia se tiene que acabar. Entiendan, lo hablamos hasta el cansancio, dijimos todos los pros y los contras, nuestras hijas estaban primero, nuestras vidas lejos, nuestros futuros inciertos. Nadie quiere sufrir y arriesgarse al sufrimiento es causarse un sufrimiento innecesario. Los relojes se empezaron a apagar, ya todo estaba acabado y los engranes se oxidarían de nuevo.

  • – ¿Puedes venir a Cuenca el próximo fin de semana?
  • – Si, si puedo.

Trabajadores vuelvan y relojes arranquen. Tiempo, Tiempo acelera porque tenemos ganas de querernos.

TIC, TAC, TIC, TAC, vamos a mil por hora.

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