Cariño

Entes narcisistas intentando someter al otro a la codependencia mediante violentos estados de amor concentrado en pequeñas porciones.

Verdugos de enemigos ajenos, que disfrutan el compás de la agonía merecida por un juicio al que no asistimos.

Dioses de mundos áridos con coronas de clavos arrodillados a crear amaneceres sin espectadores.

Somos las ruinas de las vísceras de monstruos que se asfixian y no pueden despertar de las endemoniadas alucinaciones cotidianas.

Somos compañeros en este viaje al infierno.

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