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Yo estaba mitigando una solución febril
en el barranco oscuro al borde de la carretera que va hacia Abancay
solitario de problemas, con la motocicleta fría al costado.
En la inmensidad de los precipicios casi nauseabundos
una flor desnuda me mira y sonríe feliz,
como vanagloriándose de su posición, con festejo de su color azul misterioso,
ella me exhala su perfume cautivador
como para que no arremeta contra ella
ni contra la explicación quebradiza de su forma,
como para hipnotizarme y detener mi hambriento momento,
sin embargo yo suelto el brazo y la arranco de su mundo conocido,
de su párvula espectacular; sufro un instante y luego la disfruto más cerca de mí,
mientras las nervaduras de sus hojas pasadas sufren una lagrima de savia,
una gota gorda que la gravedad no respeta y me estremezco
con un alarido sustancialmente silencioso y que mi piel resuena,
como a cualquier otro humano sintiente de la pequeñez y la grandeza,
¿Qué sería de mí, si alguno de estos cerros despertara de su infinito sueño y me arrancara de mis mortales sitios?
Entonces sujeto la flor, la contemplo delante del cielo dibujado,
retozo su pétalos agonizantes en mi mejilla agria
y sin ningún remordimiento desato uno a uno su pétalos
mientras la gravedad y el viento se abalanzan
como ansiosos nebulones que se llevan a quitones su última agonía
que otrora le sonreía a las estrellas, vibrando con el azul de la noches serranas.
¿Qué será de mí, cuando fallezca en diciembre, a que tierras irán a sepultarse mis miembros frágiles, a que dimensión volaran mis polvos cuando ya sea parte de la tierra superficial?
deliro un instante y asimilo mi posición vagante
con los restos de mi flor,
ya es hora de irme y asumo que en muchas orillas de carreteras sueltas
en el tiempo lluvioso crecerán nuevas flores
pero ninguna como mi flor de color azul misterioso
no tendrá descendencia,
porque no le he dejado desprender su polen
porque no le he dejado resolver su hermafroditismo
y yo humano vil, la he despegado de su alegría.
entonces entristezco con melancolía de quenas
tomo mi motocicleta y huyo antes de que los cerros
me aprieten con sus rocas, antes de que las savias sean más pesadas,
…antes de que la gravedad me atrape.
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