Bogotá 13 diciembre 2016

Amanezco temprano, despabilado, escucho que Ximena y Orlando ya están levantados para ir a trabajar, decido continuar con el sueño y dejarlos hacer su vida normal.

En mis sueños me encontré en casa con mi familia en mi barrio rodeado de amor y alegría, con alguna demanda de silencio a mi madre que no paraba de hablar en el casamiento de mi hermano Nicolás, que estaba también, junto a mi conversando por lo bajo. El abuelo se nos acerco, caminando lo más bien, se había puesto en sus piernas unas fundas de neoprene (debajo del pantalón) para así aliviar el dolor que lo aquejaba desde hacia ya un tiempo, se lo veía erguido, fuerte, contento y muy elegante.

Continuamos en la ceremonia, que ya no era en una iglesia, si no en la esquina de calle San José y Corrientes, rodeado de calidez barrial. Lola jugaba como siempre demandando la sonrisa de todos, habilitada por sus valiosos y recientes 3 años de vida. Hablábamos de nada, hablábamos de todo, como siempre en esa esquina. Gabriel, mi tio, encantado con su hijita (Lola) cuenta sus historias y esgrime comentarios que dan lugar al intercambio de opiniones. En el toldo de la perta de su negocio negocio lo encuentro al Sr Albarez, es un cachorrito que apareció hace poco en las veredas de la cuadra, y decidieron adoptarlo (casualmente muy similar a la «Tana» – la actual mascota e integrante de la familia- cuando era cachorra, negrito y feo.. muy hermoso) lo agarro y el esta muy contento, entre caricias le aconsejo a la Victoria, mi hermana menor, que lo mande a vacunar y desparasitar.. ella me mira con su cara, con mi cara, de «Si, ya se».

estuve en casa..

inmediatamente recuerdo la despedida, el hasta pronto, el tiempo vuela, quiza no tanto hoy, pero ya va a volar.

Intente desesperadamente mantener la compostura y no quebrarme ante la mirada, los consejos, las lagrimas de mi mamá, mi tía, y la sonrisa de mis hermanas y de mi padre. Hago ahora la misma fuerza que entonces para no quebrarme en un llanto que hacia muchos años no manifestaba (solo recuerdo dos o tres ocasiones en las que me sentí incapaz de contenerlo – fueron en desamor dos de ellos y cuando la navidad próxima a la partida de mi madrina Graciela).

Ya cuando lo despedí a mi camarada Andrés, con quien convivo hace algun tiempo, no puede elaborar una oración contundente porque el llanto acechaba en mi garganta.. En el trayecto en auto hacia la terminal de buses de Santa Fe, mis padres como siempre, se aventuraban en discusiones sin importancia y estresantes para cualquier ser humano, mientras mi hermana me adornaba con el «Che» grabado en una semilla de no recuerdo que, con amatista para ayudarme a destrabar algunos chacras que no estaban en su mejor momento, y una hermosa pulsera de hilo encerado que ella misma confecciono con los colores de Jamaica, como así también lo anterior.

Llegamos a la terminal y estaba esperándonos mi tía, nuestra tía, la tía de todos. Ya emocionada y con toda la información necesaria de mi viaje, plataforma, hora, empresa, anuncio. todo.. «si te querés volver me llamas» dice cada vez que puede.. las fotos de la despedida, la espera incomoda (por el llanto que me empujaba) las risas y los abrazo. Llego el colectivo, ya es imposible contenerme, solo puedo lograrlo transformando la tristeza (o alegría, quien sabe que motorizaba esas ganas incontenibles de llorar, soltar es siempre muy difícil) en una suerte de enojo, porque soy muy imperfecto.

Despache el equipaje grande en el buche y me dispuse a saludar para abordar. Maldición!!! que intenso.. logre no quebrarme y subí lo más rápido que pude.. una vez arriba del colectivo, no alcance a sentarme que ya estaba inmerso en un llanto brutal.. mi hermana y mi tía me saludaron desde abajo por la ventana.. me aguardaban unos cortisimos seis meses de puro aprendizaje. El viaje comenzo (hace rato).

Llegue a Bs As.. me esperaba el Tuiti.. un gran amigo, un hermano que hacia mucho no veía y por suerte pude verlo antes de irme. Como siempre en un abrazo ya nos pusimos al día. Entre risas nos contamos los planes y las historias pasadas, recientes, y los desafíos futuros, los dos teníamos mucho que aprender por delante, y por detrás. Nos acompañamos por buenos aires.

Llegamos a la casa de Agustina, mi amiga y compañera de estudios y de Músicas de Santa Fe, hermosa y radiante. Nos despedimos con Él en un fuerte abrazo.. otra vez la garganta duele por los sentimientos que empujan. Tuiti siguió rumbo a su casa a encontrarse con su compañera que hacia varios días no veía y con quien tiene algo que hablar, o algo que encarar, grandes proyectos; la adultez nos aborda tarde o temprano, los esquemas de familia son difíciles de esquivar, no por eso malvenidos, al contrario. Muy feliz por su nueva vida en plan.

Agustina estaba ensayando con una compañera (no recuerdo bien su nombre) que toca el clarinete (Agus es saxofonista) una obra que ella misma compuso, un tango arreglado para saxo y clarinete. Es hermoso presenciar semejante expresión de libertad y hermandad.. el contrapunto me dispara a lugares hermosos de los cuales me cuesta volver. Lucila descansaba en la habitación de arriba con la bella compañía de las melodías que abarcaban el aire, el espacio, el alma. No podría haber empezado mejor el viaje. No conforme con esto, al despertarse Lucila (flautista) y luego de que la clarinetista se marchara (lamentablemente), comenzaron a ensayar otra obra, una Chacarera arreglada también por ella para saxo y flauta traversa.. El 3/4 6/8 gobernó el compás.. otra vez el contrapunto me alerto de pasajes que removían recuerdos y sensaciones.. no podía dejar de admirarlas.. hermosas y alegres repasaban la obra una y otra vez (resulta que al otro día rendían un examen), estaban un tanto nerviosas pero confiadas, nada podía salir mal.. a lo sumo podía no salir tan bien.. pero era seguro que no fallarían. Retomaban desde el copas 28 una serie de movimientos melódicos sobre tónicas y dominantes que hacían que el tiempo pareciera detenerse, mas el tiempo no para.. se hicieron casi las 22, y la vecina de arriba, madre de un niño que bien llora cada vez que puede, se acerco a pedir por favor si podríamos ir terminando con el ensayo. Eso nos dio lugar a ir por unas cervezas y comenzar a cocinar una rica comida vegetariana. Ayude a Lucila a editar un audio para una clase que ella tenia que dar al otro día mientras agustina preparaba la cena. Brindamos unas veces, comimos y me despedí con el corazón y la panza llena.

El abrazo se repitió cada vez mas sincero y con mas fuerza.. la veo muy bien.. el triunfo aguarda confiado. Me fui a Ezeiza. Me fui.


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