A sus pies caen torres y fortalezas, reinos se desmoronan por la sangre de realeza, mas nada importa, si en la frontera de la vida y la muerte un duro camino soporta.

Asomaba a su mejilla los primeros rayos del solsticio de verano, y en la penumbra se divisaba la antigua esencia de un hombre orgulloso y soberano.

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