¿Cuál era el color de tu voz?  

 No recuerdo ni el de tus ojos…  

 A veces te siento.  

 O me miento.  

No sé si te tengo frente a mí  

o algún otro fantasma frío  

ronda la casa.  

 A estas alturas, poco importa:  

no vas a sentir el calor de mi abrazo,  

no vas a saber  

si mi rostro se deshace en tus manos.  

Somos ahora…  

espectros,  

espíritus,  

sobras de sombras,  

sombras grises.  

No llegamos a memorias.  

Somos ahora lo que somos.  

Nos volvimos olvido.  

Y aquí 

 es donde  

se habita.

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