Robar un beso es peligroso. Más para alguien como yo. No me di cuenta de lo que provocaría. Un fuerte calor como si mi ser dejara el cuerpo y se volviera parte de él. Aún me sostenía con su mano, dejó de ser un beso suave y su lengua me invadió pidiendo de alguna manera a que respondiera. Pero sigo parado frente a él sin saber cómo responder. Creo que lo sabe porque me suelta ligeramente, pero no quiero que me deje. Tomo su mano y atraigo su cuerpo, es más delgado de lo que parece, devuelvo cada beso con la misma calidez. No son como sus besos llenos de urgencia me limito a saborear cada parte de sus labios finos y sin querer toco su rostro. Pero esta vez el me aleja.
-Necesito saber que esto está pasando de verdad.
-…
No puede contestar. Quiero demostrar lo que siento, aunque yo no sepa realmente qué quiero, pero necesito probar esa sensación de calidez.
Me acerco tranquilamente y me coloco nuevamente de frente. Tiene mi estatura, pero parece más alto.
Simplemente me acerco tanto que sus labios están a mi alcance. Lo beso sin pensar en nada más. Se retira un poco, ahora el parece que ve un fantasma, pero la mesada de la inmensa cocina lo detienen. Sigo con lo que me propuse, dejo caer mis manos en las suyas. La presión que siento en mi estómago es clara. Lo necesito.
Me mira asustado, pero eso no hace que me detenga. Es la primera vez que me muestro como soy, ya que fui yo quien tomó la iniciativa.
Lo beso con urgencia, estoy muy nervioso, sus manos toman mi cadera y me aprieta, mi pantalón también aprieta. Mi lengua parece experta. Agarro su cabeza para que no pueda separase, me falta el oxigeno.
Crean lo que quieran, pero en ese momento mis dudas no tienen importancia.
-Puedo morir y dejar de respirar ya mismo. Murmura en mi oído.
Estoy tan mareado que no sé en qué momento me giró y soy yo quien está contra la mesada, siento el calor en la parte baja de mi cintura. Mis manos tiemblan buscan más y más. Su mano me detiene un instante, me mira fijamente como buscando mi aprobación porque lo que va hacer.
Simplemente lo dejo hacer lo que quiere
-Te necesito.
-Solo no me sueltes.
Cada pedazo de mi se pone tenso y ya no voy a poder aguantar más. El tomo mi mano y la apoyo contra su pecho, me sentí libre, me dejé ir.
Estoy inmóvil
Jamás en mi vida sentí tal urgencia. Siento que me saqué diez kilos de dudas.
Es difícil describir lo que siento, no tengo vergüenza, tampoco nervios más bien me siento tranquilo.
OPINIONES Y COMENTARIOS