Estaba escondida entre los cojines ahí donde nadie me podía lastimar, el dolor no existía, era mi pequeño mundo de calidez.

Pero cierto día la mujer con la cual vivía tomó la decisión de ponerme en una caja y olvidarla en un pequeño lugar junto a la carretera; en ese lugar tan gélido pensé en cuánto odiaba el frío salte de la caja pero después de un rato creo que fue un error. Los perros me seguían, que animales más desagradables son los perros, pensaba, siempre odiando a nuestra especie gatuna .

como pude logré trepar un árbol y ahí me escondí desde entonces, entre sus hojas me acunaron; la verdad estaba cansada, me dormí de inmediato. Al día siguiente pensé qué gran árbol, los humanos deberían vivir en árboles y recordé a la mujer que me había abandonado

¿Será mi culpa?

¿No soy suficiente?

¿Me habré portado mal?

O simplemente querían un perro.

La verdad no tenía tiempo para pensar en esas cosas, ya que mis tripas piden comida . a todo esto me debo presentar, me llamo Sofi, soy una gata angora, tengo 4 meses de vida, espero les guste mi historia.

Llevaría unas semanas que llegué a una pequeña plaza, rodeada de casitas. cerca de aquellas casas venían muchos niños y personas mayores, ese era mi mejor momento del día, ya que podía robar algo para comer. pero creo que nunca fue esa la verdadera razón, si no que estaba ella ahí sentada bajo mi árbol, estaba enamorada de su mirada, yo me acostaba en sus piernas y ella me acariciaba y me dejaba algunas migajas de pan mientras me leía un extraño libro, era mi mundo, fuera de ella nada me importaba.

De la noche a la mañana ella dejó de venir a verme, la verdad nadie salía, eso me llamó mucho la atención. Espere unos días pero nadie aparecía: al parecer la naturaleza se enfado con las personas y les lanzó una maldición y no podían salir a la calle. Eso me molestaba un poco, pero solo pensaba en ella, quería verla una vez más.

Cierto día pensé, y si voy por ella de todas formas? Tú, querido arbolito, no te moverás de aquí. Supuse que podría vivir en esas casas que se encontraban cerca de mi plaza, salte a la primera ventana, vi a una familia y pensé en mi antigua vida, que cómodos cojines, recordé. Mirando bien esa familia se veía rota y vacía, la

mamá solo estaba mirando una pantalla y los niños igual, a pesar de que tienen esos hermosos cojines prefieren estar sentados mirando pantallas, sentí tristeza en esa casa.

Luego recordé a mi amada y continué por la segunda ventana. De repente, vi algo que me estremeció toda mi piel: una mujer de largos cabellos rojizos estaba con su carita toda morada y en sus ojos no se veía más que dolor y una larga agonía. En un sillón todo roto vinagre, un hombre grandote viendo una pantalla, esa casa me dejó pensando si mi amada ya tenía alguien a su lado. Y si esa persona la lastimaba de esa manera. Quería ayudarla, pero soy tan pequeña. Rasguñe la ventana, la mujer me vio, moví mi cola, jugué con ella de manera atrayente, pero no logré sacarle una sonrisa, aunque sus ojos, solo por un segundo, dejaron de demostrar tanto dolor. En ese instante, el hombre grandote puso algo en su cara que le tapaba boca y nariz, lo cual, la verdad, me dio algo de miedo. De pronto salió la mujer, abrió la ventana, me acarició y me dijo “pequeña gatita escapa de aquí”, me dio algo de comida y luego se puso esa máscara que tapaba su cara, tomó su bolso me miró y se despidió, por algún motivo sentí que esas palabras que dijo no eran para mi.

Llegó el hombre y con los ojos llenos de furia, empezó a llamar a alguien, pero creo que ese alguien no estaba.

Salte a la siguiente casa, la verdad no quería quedarme en esa por que me hizo pensar, pensar en que quería ver a mi amada lo más pronto posible, pero no la encontré en la siguiente ventana.

En esa ventana vi a una mujer muy hermosa bailar con una pequeña niña, su cabello bailaba en el aire junto a ella, sus ojos solo mostraban alegría. Pensé en quedarme unos segundos viendo esa ventana, hasta que la mujer me vio y no se por que, pero me dio vergüenza y salte a la siguiente casa.

Y por fin, vi esos ojos, esa mirada, esa sonrisa. Ahi estaba, leyendo, la verdad pienso si siempre lo hará, no podía dejar de mirarla, era simplemente perfecta; pensé en tocar la ventana y un recuerdo atravesó mi cabeza, de pronto pensé en la caja de donde salí yo. Aunque no fue precisamente la caja, era el recuerdo de aquella mujer que me abandonó en esa caja. Pensándolo, ¿esta mujer hará lo mismo? ¿Por que adoptaría una gata callejera? Envuelta en mis pensamientos ella abrió la ventana y me tomó y dijo “mira qué sorpresa, pensaba ir por ti”. Pensé, ¿realmente irías por mi? ella se acostó y me puso en su estómago y comenzó a leerme.

No se realmente si es justo ser tan feliz o si es correcto, pero a su lado lo soy, solo quiero estar a su lado.

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