HUIDA

Las luces, el humo, la espuma en el suelo, el mesero casi borracho, y el dueño del club regalando la próxima ronda de bebidas hacían que la fiesta a penas empezara. El club de muerte, en los callejones remotos del escondido pueblo de “Ojos de gato”, hacían que la policía desistiera en acercarse a tan horrible lugar, obviamente no tardaría la llamada de algún padre furioso porque su “Angelito” no ha llegado aún. Cuando la morgue o la casa de un amigo dejan de ser los únicos lugares posibles, ya saben a dónde deben ir a acabar una fiesta, una la cual nunca concluye.

En la mitad de la pista, las risas y una botella de whiskys en la mano no es lo único que hace que Silvana Coleman sea el centro de las miradas, también la ayuda su extraordinario cuerpo de Barbie, 90, 60, ¡REVIENTA!, su largo cabello ondulado negro, y su sonrisa pícara, hace que los hombres la rodeen, haciendo fila para ver quién baila primero con la extrovertida muchacha, quien se sube a una de las mesas, dejando boquiabiertos a todos los del sexo opuesto, la joven de no más de 18 años, mueve su cadera de un lado al otro, igual que su mano derecha la cual ha dejado arriba, bebe un largo sorbo de whiskys mientras la multitud enloquece, continua el ritmo de la música escandalosamente sexy, las modelos de los tubos han desistido de seguir su baile, porque ya la pelinegro se ha robado todas las miradas. No muy lejos de la pista congestionada de toda clase de hombres, se encuentra Amelia, otra simpática joven rubia, la cual una vez piso terreno prohibido fue el encanto y la envidia de muchos.

-OTRA RONDA. Grita el joven a su lado dejando caer el pequeño vaso de vidrio sobre la mesa, la chica de ojos grises azulados sonríe dejando ver una dentadura perfecta, deslumbrante.

-ES MI TURNO. Interviene otro joven de cabellos claros a su lado derecho, el pobre ya parece estar acabado, y ni pensar que era el chico más guapo en ese lugar, Amelia un poco decepcionada de su gentil compañero, le agarra el vaso sin vacilar y se lo toma de un trago.- Estas fuera. Anuncia empujándolo, el chico se cae mirándola embobado, verdaderamente tiene cara de idiota, los demás a su alrededor se ríen, sin olvidarse de admirar al bello ángel de la noche.

La música continua, el volumen parece haber aumentado, el lugar, o lo que queda de él. La fiesta queda en un punto muerto, las personas en su mayoría adolescentes con el común pensamiento de hacer algo diferente, todos se han quedado dormidos en el suelo, otros sobre las mesas, incluso una pareja está sobrepasándose con las caricias, un extremo, una noche de locos.

En el centro de la pista se presencia otra ¡hora loca!, nuevamente espuma, y personas cayéndose en el suelo, risas, risas y más risas. Otro lugar de la discoteca, o muy mal conocida como “Un lugar para desaparecer”, se encuentra el dueño del lugar, un hombre de 27 años, de contextura fuerte, musculosa, bajando sus manos delicada pero feroz por el cuerpo de Camile, la tercera chica, su cabello cobrizo que llega hasta su cola hace que los movimientos de “Collen” sean bruscos. La chica muerde su labio, este sonríe con gesto de dolor, pero lo impulsa a acercarla, ella sin demostrar el mínimo rastro de inseguridad lo rodea con sus brazos. La emoción aumenta cuando Camile aleja su rostro de él, parece que lo domina, comienza a besar su cuello, pasando sus manos por su torso desnudo.

-Eres tan sensual. Murmura

La chica parece no sorprenderse de ese comentario, como si ya antes lo hubiera escuchado.

-cásate conmigo. Dijo

Camile se detuvo, mirándolo extrañada, casi furiosa.

-¿Qué?

-Sí, cásate conmigo, no serás para siempre indomable.

La chica soltó una carcajada.

-estás perdiéndote del camino. Siguió sin vacilación mientras se alejaba y se colocaba de nuevo su camisa de tiras negra

-¿Qué es lo que te parece extraño?, ¿nos amamos?, vienes siempre, ¿Cuál es el problema?

Camile recogió su bolso de mano, lo colgó en su hombro, luego miro al hombre que se encontraba perplejo contra la pared.

-¿nos amamos?, no me hagas reír de nuevo Col, nosotros solo nos estamos divirtiendo. Hizo una pausa.- y sí que te has divertido. Continuó con tono juguetón

Collen agarro su mano.

-¿Qué debo hacer?, ¿quieres que me arrodille?, solo te quiero para mí.

-Exacto, ese es el problema, no le pertenezco a nadie, solo al mar, las olas, al descontrol y a este wiski. Explico la chica terminándose la bebida.- hasta pronto, nuestra aventura ha terminado, considérate con suerte. Se acercó con pasos lentos a la puerta, un último vistazo al desdichado.- recomendación, en un lugar como estos las niñitas solo quieren alocarse, nada personal.

-¿no me amas?

-No. Respondió sin el más mínimo remordimiento

Salió.

El corazón de Camile comenzó a latir a millón, no por el hecho de que su noche había terminado vagamente, o porque rechazo una millonaria propuesta de matrimonio, sino que ella y sus hermanas debían irse lo más rápido posible de ese pueblo. Un disparó se escuchó haciendo que Silvana, y Amelia la miraran, Camile les hizo una rápida seña, ambas chicas se aproximaron a la puerta, dejando tras ellas un largo camino de miradas.

-LA FIESTA TERMINO, NOS VAMOS. Anuncio Camile mirando de reojo hacia atrás

-ahora, ¿Qué fue lo que hiciste? Quiso saber Amelia mientras se cruzaba de brazos

Otro disparó, y un grito hizo que el silencio reinara en la pista.

-corazón roto, propuesta ridícula, creo que podemos hablar de esto en el camino a otro lugar. Alego

Silvana se alzó de hombros.

-no me interesa irme, me da igual, ya comenzaba a aburrirme. Acepto la chica

-SI NO ERES MÍA, NO SERAS DE NADIE. Grito Collen saliendo del baño, se veía realmente espantoso, miraba a los lados intentado encontrar a la hermosa chica de cabellos rizados de color cobrizo.

-esta es la señal, nos vamos. Continúo Camile agarrando de las manos a sus hermanas, y jalándolas a la salida

Dos disparos más. Ya se encontraban fuera de peligro, lejos de aquel horrible, apestoso pero alocado callejón, las risas de Camile, Silvana y Amelia retumbaron por la calle, caminaban con pasos torpes, una agarrada de la otra, sin zapatos. Al mirar a la luna se sintieron conmovidas, la miraron como miraría una niña pequeña a su madre.

-QUE HERMOSA LUNA. Exclamaba Silvana mientras se apartaba de sus hermanas con pasos torpes y juguetones

-¡era una hermosa fiesta! Retomaba Amelia sosteniendo a Silvana para evitar la caída

-¿A dónde iremos, ahora? Continuo Camile uniéndose al grupo de dos mientras se percataba de que nadie les siguiera.-empieza a pensar Camile, fuiste tú quien nos sacó de la fiesta. Notificaba Amelia

-¡Camile! Gritaba el joven devastado desde su auto deportivo, aun sostenía el arma

-¡Corran! Ordenaba la chica

-¿Dónde queda ese lugar? Preguntaba Silvana

Las tres chicas empezaron a correr, Collen en su auto deportivo les seguía con facilidad.

-¡déjame en paz! Le ordenaba Camile

-¡No podrás escapar de mí! Le aseguraba el joven bajándose del auto, antes de continuar dio un traspié, calló al suelo, el arma se disparó, rompiendo una tienda que se encontraba al frente, por suerte las chicas se habían agachado antes, sin embargo el grito de las tres hizo alertar a los policías que se encontraban patrullando las calles.

-¡Al muelle! Indico Amelia ayudando a levantar a Silvana.- Mi abuela me dejo como herencia una cabaña en “Cielo Azul”, podríamos escondernos en ese lugar por unos días. Intento decir Silvana

-¡Cielo Azul, es lo mejor que he escuchado! Aceptaba Camile volviendo a correr

El joven Collen había perdido ventaja, las chicas lograron llegar al muelle.

-¡Adiós amado pueblo, ha sido el mejor…! Intento decir Silvana antes de caer al agua, su voz se escuchaba burlona pero con melancolía.- ¡Adiós! Continuaba Amelia lanzándose de espalda hacia el muelle

Ambas juguetearon con el agua.

-Adiós compromiso, pudiste haber sido el mejor pueblo. Murmuraba Camile

-¡TE BUSCARE CAMILE!, ¡IRE DONDE TE ESCONDAS! Amenazaba Collen a pocos metros del muelle

Camile se lanzó, en ese momento la luna ilumino la inmensidad del océano, dejando ver la espuma, el oleaje y tres aletas de color zafiro desaparecer en lo profundo de la oscuridad marina, luego solo quietud.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS