Siempre viene algo mejor.

Siempre viene algo mejor.

No estábamos listos para lo que venía ¡Éramos tan chicos, inexpertos, simplemente unos niños jugando a ser grandes! Creímos que el amor lo podía todo y no fue así; declaraste mirando fijamente mis ojos. Afirme, moviendo suavemente mi cabeza mientras las lágrimas se apoderaban de mí, y tú tan solo te marchaste sin siquiera mirar atrás. Ese día mi mundo se desmoronó y sus partículas se volvieron tan diminutas, tanto que ni el microscopio pudo encontrar rastro de lo que quedó, como si nuestro amor nunca hubiera existido.

Lloré, grité, mi esquizofrenia reboso la copa de mi cordura. Me perdí en el camino que me dirigía hacia tu amor. Me culpé los próximos meses, que luego se fueron convirtiendo en años hasta que un día, como cualquier otro en la rutina del diario vivir recordé aquellas últimas palabras antes de tu partida; afirmando que fuimos culpables los dos. Sin embargo, hoy después de casi medio siglo, puedo decirlas sin que se corte mi respiración, comprendí que fuiste tú quien no estaba listo ¡eras solo un chico inexperto en temas del amor! estabas inmerso en ese nuevo mundo en el cual no había espacio para mí, creíste que el amor no era suficiente y que tenías una vida por delante; era solo un capricho de niños y que vendría algo mejor.

¡Y sí que llegó! El nuevo aire envuelto de la melodía más delicada, dulce, exquisita y lista para todo aquel que quisiera oírla; una sinfonía perfecta acompañada de nuevas notas musicales; una nueva vida. La canción más hermosa que jamás nadie había oído. Tan sublime e infinito como el oleaje del mar, como los rincones más recónditos e inhóspitos a donde el humano no ha podido llegar, al otro lado del mar estaba esperándome…

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