Cariño aquella vez que la besaste a ella, mirándome a mí de reojo, ¡ay cariño! Si te amara me hubiera dolido…

No por qué la besaras, si no por tu intento maldito de hacerme doler, por tus ganas de herirme en lugar de amarme, ¿por qué no me llenaste de esas ganas que tenías de mí cuando aún no querías vengarte?

No sé si te hubiera amado, pero eso sí, tú habrías ganado.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS