Shall We Dance?

Shall We Dance?

Ben Villare

14/04/2017

1.- Familia ClearWater

Era un día frío. Excepcionalmente frío, sobre todo para ser justo a mitad de año, Noah abrió los ojos, tratando de desperezarse mientras escuchaba los pasos de los sirvientes en su habitación. John, su asistente, abrió las pesadas cortinas de terciopelo dejando que la luz matutina entrara a la habitación.

—buen día, mi lord… lamento despertarlo tan temprano.

—yo también lo lamento, John.— Noah cubrió sus ojos con la almohada postrada a su izquierda y soltó un gemido de desesperación. —¿es que acaso no puedo despertar tarde jamás?.

—recibí instrucciones específicas de mi lord para que lo despertara temprano el día de hoy.

—¿te dio razones?.

—me temo que no, mi lord.

—demonios… bien, prepara mi baño.

—en seguida.

Noah apartó las mullidas cobijas de su cuerpo y sacó los pies por un costado aguardando por John. El hombre volvió un par de minutos después cargando en su brazo izquierdo un periódico del día y en la mano derecha el par de pantuflas de piel.

—¿han habido noticias interesantes el día de hoy?.— el rubio permitió que John le pusiera las pantuflas mientras que él desdoblaba el periódico. —veamos… — los profundos ojos azules de Noah quedaron estáticos al leer el encabezado de aquel día, ese mismo donde todo cambiaría para él y su familia.

—¿mi lord?.

—John… tendré que tomar el baño más rápido de lo usual, debo hablar con mis padres sobre esto.

—como usted ordene, mi lord.

— quiero usar algo cómodo por el día, y prepara mi traje azul para la noche, iremos a la mansión Rothwind mi madre y yo para una cena.

—claro, mi lord.

John tardó menos de lo estimado bañando a Noah mientras que este seguía con los ojos plantados en el periódico. ¿Cómo había podido suceder algo así?, sabía que las cosas estaban un tanto… agitadas, sin embargo, ¿asesinarlo?, eso era algo en extremo desesperado. John secó el menudo cuerpo de Noah para luego comenzar a vestirle.

—esto impactará de forma negativa en nuestras vidas, hay que tener mucho cuidado.— susurró Noah mientras el más grande peinaba sus cabellos.

—en efecto, mi lord… no creo que nadie esté preparado para algo así.

—¿mis padres ya lo saben?.

—así es, mi lord.

—bien— sin decir más, Noah esperó a que John terminara de colocar el abrigo de piel sobre su cuerpo para salir de la habitación. Bajó las escaleras de mármol aún pensando en todas las cosas que podrían desatarse a partir de ese día, nada sería igual.

—Noah, querido— escuchó la voz de su madre saludarle desde su asiento habitual en la mesa del comedor. Su padre, en la cabecera, volteó a verle y asintió con la cabeza. —¿te has enterado de la noticia?.

—sí, mamá, estoy tan sorprendido como seguramente lo estás tú.

—es increíble, y pensar que estuvimos en su coronación… pobre Franz, ¿creen que haya sufrido?.

—no lo sé, querida, pero estoy seguro de que esto atraerá consecuencias de un carácter mayor… debemos prepararnos para lo peor.— tanto Victoria como Noah asintieron sabiendo que esto desencadenaría una serie de eventos negativos en sus vidas, sólo esperaban poder sortearlos para seguir con su vida como era.

Noah estuvo todo el desayuno en silencio, escuchando a su padre hablar de el viaje que tendría que hacer a El Parlamento para verificar con sus colegas los movimientos a tomar. Ser una familia con títulos nobiliarios le daban la posibilidad de decidir, junto con otras personas, el futuro de su país.

—iré a cabalgar, madre.

—de acuerdo, cariño, pero recuerda que debes estar de vuelta para la cena de los Rothwind, ya bastante molestos estarán por la ausencia de tu padre, Patricia planeó esta cena desde hace seis meses para celebrar el aniversario treinta con Roland. Por favor, llega a tiempo.

—claro que sí, madre… no tardaré.

Noah tomó las riendas de su caballo y por primera vez en aquel día, se sintió libre. Observó frente a él, a lo lejos, la mansión y a los costados largos terrenos llenos de árboles y plantíos, amaba recorrerlos todos el mismo día en su caballo, le daba la tranquilidad necesaria para lidiar con la histeria de sus padres por no encontrar una esposa para seguir con el linaje de sangre… No estaba seguro de querer una esposa… o una mujer en general. Pero, no le podría decir eso a sus padres, ¿cierto?, lo llevarían con algún médico para que revisara su cabeza y su falta de deseo por la figura femenina… Evitaría eso, al menos mientras pudiera.

Cabalgó por un par de horas hasta que llegó al lago que colindaba con las tierras Rothwind, desde ahí podía ver la enorme mansión elevarse entre los árboles. Tenía buenos recuerdos de aquel lugar, unos muy cálidos y añorados en sus días de soledad.

—es linda, ¿no te parece?— Noah reparó hasta el segundo en el que escuchó aquella voz, que no estaba sólo con sus pensamientos, como imaginaba. Volteó hacia el lugar de donde provenía la voz y se encontró con… un príncipe. No había manera mejor para describir a ese chico parado frente al lago con una pequeña piedra entre sus manos y una blanca sonrisa en su boca.

—…

—¿qué pasa?, ¿no hablas, o acaso te ha comido la lengua el gato?. —volvió a hablar con cinismo. Noah notó el acento que brotaba del chico, era uno un tanto rudo, proveniente de Rusia seguramente, una región céntrica.

—no es que no hable… es que usted me tomó desprevenido. ¿podría repetir lo que dijo antes?.

—¿que el gato te comió la lengua?

—no, eso no.

—oh, pregunté que si no le parecía linda… la casa.

—es un lugar muy hermoso, hay pocos lugares así en el mundo. ¿por qué la pregunta?.

—mera curiosidad… me llamo Viktor, ¿usted?.

—soy Noah…

—bien, un gusto en conocerte, ratoncito.

—¿perdón?.— Noah no dio crédito a lo que escuchó. Aquel hombre, que recién conoció, le llamó… ¿ratón?.

—lo lamento, supongo que aquí en Inglaterrra son más… ¿anticuados?.

—¿más que en Rusia?— contraatacó. En ningún momento bajó del caballo, viendo así, siempre hacia abajo al extraño chico.

—más que en mi familia, eso está claro… pero no podría hablar de mi adorada Rusia de esa forma. ¿Cómo identificó que venía de ahí?.

—su forma de hablar… es un tanto… extraña.

—oh, tiene razón, deberé mejorar mi manejo del inglés.— Noah sonrió al verse ganador. —aunque… usted no tiene la credibilidad necesaria para hablarme de acentos… es decir, ha vivido aquí su vida entera y tiene ese extraño tono al hablar, es uno en el que dice las palabras un tanto, ¿cantadas?.

—¿perdón?— nuevamente lo hizo. Volvió a insultarle en su cara. ¿Este hombre no tenía decencia?.

—de acuerdo, acepto sus disculpas… ahora, lamento tener que marcharme pero debo prepararme para una reunión muy importante, no quiero llegar tarde. Hasta luego, ratoncito…. miau— Noah volteó hacia donde estaba parado el chico encontrándose con un gran vacío en él. ¿A dónde habría ido?, seguramente hacia el bosque. Aguardó por otro par de minutos mientras observaba la naturaleza a su alrededor, entonces,, notó la sombra de Rothwind Hall en su cara.

En ese momento Noah cayó en la cuenta de la hora, le tomaría al menos cuarenta y cinco minutos el regresar a la casa principal. Su madre lo asesinaría. Apresuró al caballo lo más posible, pero no era sencillo considerando que el sol estaba a pocos minutos de ocultarse por completo.

A lo lejos, por fin la vio, su hogar. ClearWater Hall, la mansión específicamente hecha para su familia y la que siempre sería mejor que las demás. Si bien Rothwind Hall era bella, no se comparaba en nada a todas las cosas que tenía su hogar.

—espero una excusa válida— habló su madre al verlo entrar corriendo por la puerta principal.

—por supuesto, madre… después de mi baño te explicaré todo. Anna, dile a John que prepare mi baño, necesito estar listo lo antes posible.

—en seguida, mi lord.

Noah corrió escaleras arriba importándole poco los regaños de su madre por correr dentro de la mansión. No podía evitarlo, menos si era para poder ir a la cena de los Rothwind donde tal vez y sólo tal vez… podría encontrar a aquel chico «gato».

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