Se me acumularon todas las ganas contra tu puerta.
Se lanzaron en tropel, sordomudas, contra tu cuerpo.
Contra tu boca.
Y ahora yo, sacudiéndome la mañana de encima
me arranco la espesura adherida como musgo a mis ideas.
Todo es tan natural…
Y a la vez todo flota sobre inútiles recuerdos.
Naturalmente inútil.
Y la inutilidad de alimentarme
del tiempo
camina conmigo torpemente y de la mano
desde siempre.
Espero volver a encontrarte dentro de la luz
que me regalan mis noches.
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