Me despierto en un lugar tranquilo. Siento una nueva sensación. Soy incorpóreo, soy efímero.

Inmediatamente, me pregunto cómo esta Dominik. Me aterra la idea de estar solo, pero me relajo cuando al alzar la vista le veo dibujando formas en el agua de un estanque . Le saludo con la mano, pero no obtengo respuesta, así que me dedico a descansar un poco más.

Creo que Dominik cuida de mí, pero esta vez, cuando trato de buscar la seguridad de su compañía, veo que ya no está. Me doy cuenta de que es de noche.

Decido levantarme y explorar un poco. Paseo por un serpenteante y estrecho camino de tierra húmeda que está rodeado e invadido de maleza y plantas que nunca antes había visto. El pequeño lago emite una luz azul cristalina. Es como si respirara. Pienso en casa, y en mi madre. Recuerdo mis momentos de la infancia mientras camino por el exótico lugar. Es el sitio más bonito del mundo pienso. Dominik va apareciendo de vez en cuando entre la maleza y cruzándose por el camino, pero aparece en forma de niño. Va dando saltos y riendo. No parece consciente de mi presencia. Está persiguiendo algún animalillo, y en su cara puedo ver felicidad. Me paro a ver los extraños ejemplares de flores que brotan de las plantas. Violetas, azules, naranjas… Paseo mi mano por una flor que brillan viva en la noche, y al tacto, esta se estremece y cambia a un tono más oscuro. Unas luciérnagas enormes transportan polen de un sitio a otro, y se reúnen y danzan y juegan para de repente desaparecer y reunirse en otro sitio como una bandada de pájaros. Cuando el camino se bifúrca a la izquierda, veo un rincón escondido que da al estanque. En el, veo como las hileras de los nenúfares bajan hasta las profundidades infinitas, y también veo el reflejo de las miles de estrellas. Mientras tanto, al otro lado del estanque, una mujer de rasgos delicados vestida en una seda blanca muy fina y larga se dedica a tocar el arpa, frotando los dedos suavemente y a veces acelerando, aún despacio, acorde con las pequeñas olas que de vez en cuando nacen y mueren en la orilla.

  • ¿Como te llamas?-le pregunto yo.
  • – Europa

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS