SALUD MENTAL EN TIEMPOS DE CRISIS: LECCIONES DEL COVID-19 EN PERÚ

SALUD MENTAL EN TIEMPOS DE CRISIS: LECCIONES DEL COVID-19 EN PERÚ

El impacto del COVID-19 en la salud mental ha generado una crisis sin precedentes, caracterizada por el incremento de trastornos psicológicos debido al confinamiento, la pérdida de seres queridos y la incertidumbre económica. Esta situación ha afectado particularmente a grupos vulnerables, incluyendo personas con condiciones médicas preexistentes y trastornos mentales previos. La adaptación a nuevas formas de interacción social, el desarrollo de la telepsiquiatría y la implementación de estrategias de afrontamiento innovadoras han surgido como respuestas fundamentales ante esta crisis. Este análisis examina el impacto del COVID-19 en la salud mental y las soluciones implementadas, buscando contribuir al desarrollo de políticas públicas más efectivas para el futuro.

La pandemia de COVID-19 no solo afectó la salud física, sino que también generó una crisis de salud mental, exacerbada por el colapso del sistema de salud y la falta de recursos, lo que aumentó la ansiedad, la depresión y el estrés en la población. Según Krüger-Malpartida et al. (2024) revela que las personas con diagnósticos médicos o problemas de salud preexistentes son particularmente vulnerables durante una pandemia, ya que estas condiciones pueden intensificar significativamente los trastornos de salud mental. En efecto, durante la crisis del COVID-19, se observó que aquellos con condiciones médicas subyacentes experimentaron un impacto emocional considerablemente más profundo. lo que resalta la urgencia de mejorar el apoyo psicológico en momentos críticos y evaluar la efectividad de las políticas públicas actuales. Esto conlleva a interrogantes como: ¿qué medidas de salud pública pueden proteger la salud mental de personas con condiciones previas en futuras crisis?, ¿será suficiente el apoyo psicológico?

Las personas con enfermedades crónicas o trastornos mentales previos fueron más vulnerables al impacto emocional del confinamiento, lo que subraya la necesidad de políticas públicas que prioricen su atención en crisis. Según Rivera (2023), en el Perú, el COVID-19 produjo la mayor tasa de mortalidad en el mundo, causando grandes estragos, y el estado alterado de la salud mental ha sido reportado globalmente. La pandemia no solo incrementó la mortalidad, sino que también aumentó los casos de depresión, ansiedad, conductas autodestructivas y sobrepeso. El colapso del sistema de salud en Perú, sin preparación para la emergencia, mostró la conexión entre la salud física y mental. Así surgen interrogantes: ¿cómo pueden los sistemas de salud estar mejor preparados para tratar la salud mental en futuras pandemias? ¿qué lecciones podemos aprender del COVID-19 para mejorar la resiliencia psicológica?

Las conexiones virtuales a través de redes sociales ayudaron a reducir el aislamiento y la soledad, permitiendo mantener un nivel de bienestar psicológico a pesar de la falta de contacto físico. Según Reyes et al. (2021), en el contexto de la pandemia, el sentido de protección que ofrece interactuar con otros, manteniendo vínculos, puede contribuir al bienestar, aunque no sea presencial. Esto significa que, durante la pandemia, el bienestar psicológico dependió de la capacidad de mantenerse conectado, lo que llevó a muchos a usar plataformas como TikTok o Instagram para compartir momentos. Aunque estas interacciones virtuales fueron útiles para mitigar el aislamiento, no sustituyen el contacto directo, que genera una conexión más profunda. Esta situación demuestra la capacidad de adaptación de la sociedad y la importancia del apoyo emocional en tiempos de crisis. Así, surgen estas preguntas: ¿cómo mejorar las estrategias para fomentar la interacción social y el bienestar psicológico cuando el contacto presencial esté limitado? ¿qué lecciones podemos aprender de la pandemia para fortalecer el apoyo emocional en la comunidad?

El desarrollo de estrategias de afrontamiento y programas de resiliencia es esencial para manejar el estrés durante pandemias y prevenir futuras crisis de salud mental. Rodríguez-Quiroga et al. (2020) mencionan que “un estilo de afrontamiento con actitud positiva correlacionó las diversas investigaciones como un factor de protección ante la angustia” (p. 1292). Este enfoque optimista permite a distintos grupos, como estudiantes, empleados y personas con enfermedades crónicas, interpretar de manera más favorable las experiencias negativas, promoviendo una mejor calidad de vida. No obstante, se debe evaluar la efectividad de estos programas orientados al pensamiento positivo e integrarlos en políticas más amplias de salud mental. Por lo tanto, surgen las siguientes preguntas: ¿cómo se puede fomentar una actitud positiva en individuos que tienen dificultades para adoptar este enfoque? ¿qué papel juega la autoeficacia percibida en la relación entre actitud positiva y reducción de la angustia?

La telepsiquiatría mejora el acceso a la atención psiquiátrica, eliminando barreras geográficas. Urquizo Romo (2022) destaca que, durante la pandemia de COVID-19, esta modalidad se posicionó como una solución efectiva para mantener la continuidad de los servicios de salud mental. Además, su flexibilidad la convierte en una opción prometedora para extender su uso más allá del contexto pandémico, ofreciendo beneficios como la atención a pacientes en áreas rurales, la asistencia segura a personas con movilidad limitada y la comodidad para quienes sufren de ansiedad social al recibir tratamiento desde casa. Sin embargo, se deben analizar las políticas implementadas en este período para garantizar su sostenibilidad. Es crucial establecer regulaciones que protejan la privacidad, aseguren la calidad del servicio y promuevan la equidad en el acceso tecnológico. Esto plantea preguntas importantes: ¿qué medidas concretas se deben implementar para proteger la privacidad y confidencialidad de los pacientes en un entorno digital? ¿Cómo se puede asegurar que la telepsiquiatría no exacerbe las desigualdades existentes en el acceso a la salud mental?

La atención primaria debe priorizar la escucha y el acompañamiento sobre los psicofármacos. En el contexto post-pandémico, Buitrago et al. (2021) enfatizan que, aunque los tratamientos farmacológicos tienen su lugar en el manejo de trastornos psicopatológicos establecidos, la verdadera fortaleza de la atención primaria reside en la capacidad de escucha activa y acompañamiento profesional. Los autores destacan que estas herramientas son fundamentales para evitar que el sufrimiento psicosocial se cronifique, señalando específicamente la importancia de mantener la cercanía al miedo y la angustia de los pacientes, facilitando espacios de reflexión y pensamiento. Este enfoque ha demostrado ser particularmente relevante dado que la pandemia ha impactado de manera desproporcionada a grupos vulnerables como adultos mayores, mujeres, niños y personas de bajos recursos, evidenciando que la crisis no solo es sanitaria sino también socioeconómica.

Un enfoque positivo se correlaciona con menor angustia y mejor calidad de vida. En línea con esta perspectiva, Rodríguez et al. (2020) aportan evidencia significativa sobre el poder del pensamiento positivo como mecanismo de protección contra la angustia emocional. Sus investigaciones revelan una correlación inversa entre la actitud positiva y los niveles de angustia: cuanto más positiva es la actitud de una persona, menor es su nivel de angustia experimentada. Los autores subrayan que este estilo de afrontamiento no solo permite reinterpretar situaciones adversas, sino que también contribuye a mantener la percepción de autoeficacia y mejorar la calidad de vida general, siendo particularmente beneficioso para estudiantes en educación remota, trabajadores enfrentando incertidumbre laboral y pacientes con condiciones crónicas.

La campaña propuesta utiliza diversos canales para abordar la crisis de salud mental de manera amplia. Ante estos desafíos, Moncada y Castro (2022) proponen una innovadora campaña social titulada «¡Te apoyo, no estás solo! Cuidemos de tu salud mental». Su propuesta destaca por su aproximación integral, incorporando diversos elementos como un jingle, una aplicación móvil, una línea telefónica de apoyo y presencia en múltiples plataformas digitales, incluyendo Facebook, Instagram y TikTok. Los autores sugieren además la colaboración con influencers para amplificar el mensaje a través de TikTok, buscando así maximizar el alcance en diferentes grupos demográficos. Esta estrategia multicanal representa un avance significativo en la forma de abordar la salud mental en Perú, aunque su implementación efectiva requerirá un mayor compromiso gubernamental en términos de presupuesto y recursos humanos, especialmente en áreas rurales y desatendidas.

En conclusión, la pandemia del COVID-19 ha evidenciado la necesidad crítica de fortalecer los sistemas de salud mental con un enfoque integral que combine la atención tradicional con soluciones digitales innovadoras. Las experiencias durante este período, incluyendo el uso de conexiones virtuales y telepsiquiatría, han demostrado la importancia de adaptar los servicios de salud mental a las nuevas realidades. Iniciativas como la campaña «¡Te apoyo, no estás solo!» ejemplifican el tipo de aproximaciones necesarias para abordar los desafíos post-pandémicos. Es fundamental que las políticas públicas prioricen la salud mental como componente esencial del bienestar general, garantizando acceso equitativo a servicios de apoyo psicológico y fortaleciendo las redes de soporte comunitario para construir una sociedad más resiliente frente a futuras crisis.

REFERENCIAS

Buitrago Ramírez, F., Ciurana Misol, R., Fernández Alonso, M. del C., & Tizón García, J. L. (2021). Repercusiones de la pandemia de la COVID-19 en la salud mental de la población general. Reflexiones y propuestas. Atención primaria, 53(7), 102143. https://doi.org/10.1016/j.aprim.2021.102143

Krüger-Malpartida, H., Arevalo-Flores, M., Anculle-Arauco, V., Dancuart-Mendoza, M., & Pedraz-Petrozzi, B. (2024). Condiciones Médicas, Síntomas de Ansiedad y Depresión Durante la Pandemia por COVID-19 en una Muestra Poblacional de Lima, Perú. Revista colombiana de psiquiatria, 53(2), 175–183. https://doi.org/10.1016/j.rcp.2022.04.004

Moncada Fajardo, A. L., & Castro Ayola, B. A. (2022). Campaña de comunicación social para enfrentar problemas de salud mental a causa del covid-19 en población joven de 18 a 25 años de Lima, en el 2022. Caso: Escuela Nacional de Salud Pública. [ Tesis de Titulación, Universidad Tecnológica del Perú] Repositorio Digital Institucional. https://hdl.handle.net/20.500.12867/7550

Reyes Neyra, G. E., Arce Delgado, R. S., Cruz Sotomayor, A., & Portilla Pauccara, N. A. (2021). Salud mental, bienestar psicológico y estrés en personal de salud en el contexto de la COVID-19. Revista de Psicología, 11(1), 189–205. https://doi.org/10.36901/psicologia.v11i1.1367

Rivera Feijoo, J. F. (2023). Impacto de la COVID-19 en la salud mental en el Perú. Revista Iberoamericana De Bioética, (21), 1–18. https://doi.org/10.14422/rib.i21.y2023.004

Rodríguez-Quiroga, A., Buiza, C., Mon, M. A. Á. de, & Quintero, J. (2020). COVID-19 y salud mental. Medicine, 13(23), 1285–1296. https://doi.org/10.1016/j.med.2020.12.010

Puell, R., & Aurelio, O. (2024). Salud mental y estilos de afrontamiento del personal de salud pospandemia por COVID-19 en un establecimiento de salud Lima-2023. [ Tesis de Maestría, Universidad Cesar Vallejo] Repositorio Digital Institucional. https://hdl.handle.net/20.500.12692/135355

Urquizo Romo, D. (2022). COVID-19 y telepsiquiatría: un reto para el tratamiento de la salud mental. Revista colombiana de psiquiatría. https://doi.org/10.1016/j.rcp.2022.08.005

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