«ROJOS POR DENTRO.»

«ROJOS POR DENTRO.»

Muchos católicos afirman que judíos y musulmanes están precipitando el Apocalipsis. Sin embargo, para algunos judíos, el Vaticano y el Islam son quienes conducen al mundo hacia la ruina. La mayoría de los musulmanes, a su vez, señalan a Roma e Israel como encarnaciones del diablo y dirigen su mirada certera hacia Estados Unidos, percibido como una alianza entre sus dos adversarios. Mientras tanto, el capitalismo proclama que carga sobre sus hombros la tarea de equilibrar la justicia. Pero muchos sabemos que su labor se asemeja más a un «control demográfico» que a la figura de una dama ciega con una balanza en las manos. Los comunistas, en contraste, contradicen a los capitalistas, aunque no dudan en guardar algunas monedas en sus bolsillos.Lo cierto es que el mundo se está desgarrando por la mitad. Sin intención de sonar apocalíptico, lo digo claro: nos estamos quedando sin hogar. Ellos lanzan sus bombas, guiadas por láseres de una precisión tan perfecta que serían más útiles para extirpar tumores cancerígenos. Descargan sus armas unos contra otros, sin notar que, en lugar de destruirse, podrían sanarse o protegerse mutuamente. Y así, entre explosiones y ruinas, la ironía se vuelve insoportable.Si me dicen que mi visión es idealista o poco práctica, tienen toda la razón. Lo admito sin reparos. Pero prefiero aferrarme a un sueño aún no realizado que soportar una realidad que ni en sueños puedo tolerar. Por eso, desde mi humilde rincón, lanzo este sencillo llamado a los necios: dejen de arrojar bombas. Arrojen vacunas. Son más económicas y logran algo genuinamente significativo.¿Acaso ignoramos que los más de 8 mil millones de seres que poblamos este planeta compartimos el mismo color de sangre? Por dentro, todos somos rojos.

Marcelo Caputo 

25 de julio de 2006.

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