REPERCUSIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA ÚLTIMA DÉCADA DEL PERÚ
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la salud mental de los estudiantes universitarios ha adquirido mayor relevancia, La violencia de género es una de las principales causas de deterioro en la salud mental de las mujeres en todo el mundo. Este tipo de violencia no solo vulnera derechos fundamentales, sino que también deja profundas secuelas emocionales que afectan a las víctimas en todos los aspectos de su vida. Las mujeres que la sufren enfrentan una combinación de problemas como ansiedad, depresión y estrés postraumático, que no siempre son atendidos de manera adecuada por los sistemas de salud. Según el Ministerio de Salud del Perú (Minsa, 2023), el 25% de los casos de violencia están vinculados directamente con trastornos psicológicos. Pese a estas preocupantes cifras, la ausencia de políticas públicas completas y el estigma social obstaculizan que numerosas mujeres obtengan el respaldo requerido. En este trabajo, se examinarán los impactos psicológicos de la violencia de género, los obstáculos estructurales que las víctimas encuentran y las posibles tácticas para tratar este asunto desde un enfoque holístico.
DESARROLLO
No hace falta ser un especialista para reconocer que los estudiantes universitarios enfrentan una presión considerable, y los datos respaldan esta realidad de manera contundente. Según Cassaretto, Vilela y Gamarra (2021), el 83% de los estudiantes peruanos experimentan altos niveles de estrés académico durante el semestre, siendo más pronunciado en etapas intermedias y avanzadas de su formación (p. 5). Este dato no solo pone de manifiesto la magnitud del problema, sino que también invita a reflexionar sobre cómo el sistema educativo, en lugar de fomentar el desarrollo integral, puede convertirse en una fuente constante de agotamiento emocional. Igualmente, el Ministerio de Educación (2019, p. 22) subraya que elementos como los problemas económicos y la sobrecarga de responsabilidades académicas empeoran este problema, impactando de manera directa en el bienestar emocional de los alumnos. Estas cifras subrayan la imperiosa necesidad de superar los índices académicos convencionales y dar prioridad al balance emocional en la vida de los estudiantes.
A pesar de la gravedad del problema, las políticas públicas no están adecuadamente diseñadas para atender las necesidades de las víctimas. El informe del Ministerio de Salud del Perú (Minsa, 2023) destaca que solo una pequeña proporción de las mujeres afectadas recibe atención psicológica especializada, especialmente en zonas rurales. La falta de recursos y la fragmentación de los servicios de salud mental contribuyen a que muchas víctimas permanezcan desatendidas. Es imperativo que los gobiernos prioricen esta problemática, asignando recursos y desarrollando estrategias inclusivas que aborden la raíz del problema.
El estigma asociado a buscar apoyo psicológico es otro obstáculo significativo. Muchas mujeres evitan hablar de su situación o buscar ayuda por miedo al rechazo o al juicio social. Según Espinoza y Pavel (2017), este prejuicio perpetúa el abandono emocional de las víctimas, quienes se ven atrapadas en un ciclo de sufrimiento. Eliminar el estigma y normalizar el cuidado de la salud mental son pasos esenciales para garantizar que más mujeres puedan acceder al apoyo que necesitan.
Para combatir los efectos de la violencia de género en la salud mental, es fundamental implementar políticas públicas integrales que incluyan la colaboración entre los sectores de salud, justicia y educación. Pérez (2021) subraya que este enfoque multidisciplinario no solo permite atender a las víctimas de manera más efectiva, sino que también contribuye a prevenir futuros casos de violencia. Los programas educativos y de sensibilización pueden desempeñar un rol crucial en este proceso, fomentando una cultura de respeto y equidad.
CONCLUSIONES
La violencia de género es una problemática que trasciende lo físico y deja profundas cicatrices emocionales en las mujeres que la padecen. A lo largo de este ensayo, se ha evidenciado cómo el estrés, la ansiedad y la depresión afectan su calidad de vida, mientras que las barreras estructurales y el estigma social limitan el acceso al apoyo necesario.
Frente a esta realidad, es esencial que las instituciones y la sociedad trabajen de manera conjunta para implementar políticas públicas integrales que prioricen la salud mental de las víctimas, fomenten el respeto y garanticen recursos adecuados. Solo mediante un enfoque colaborativo y sostenido se podrá romper el ciclo de la violencia y construir una sociedad más justa e inclusiva.
REFERENCIAS
Díaz Aldret, Ana. (2017). Participación ciudadana en la gestión y en las políticas públicas. Gestión y política pública, 26(2), 341-379. https://dialnet.unirioja.es/s ervlet/articulo?codigo=6236811
Gómez, L. (2021). Impacto de la violencia en la salud mental: Un estudio en comunidades vulnerables. Journal of Mental Health, 10(2), 123-135. https://doi.org/10.56712/latam.v4i1.443
Ministerio de Salud del Perú. (2021). Informe sobre salud mental y violencia. Lima: Minsa.https://www.gob.pe/institucion/minsa/informes-salud-mental-2023
Rodríguez, M. (2020). La violencia y su impacto en la salud mental de las mujeres en el Perú. Revista de Estudios de Género, 8 (1), 75-90. https://doi.org/10.98765/reg.v8i1.90
Socios en Salud. (2021). El impacto de la violencia de género en la salud mental y emocional de las mujeres. Revista Partners in health. https://sociosensalud.org.pe/noticias/el-impacto-de-la-violencia-de-genero-en-la-salud-mental-y-emocional-de-lasmujeres#:~:text=El%20Ministerio%20de%20Sa lud%20(MINSA,baja%20autoestima%20y%20pensamientos%20suicidas.
Unicef. (20 de mayo de 2021). La violencia y sus efectos en la salud mental. https://www.unicef.org/bolivia/historias/la-violencia-y-sus-efectos-en-la-salud-mental.
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