Y llega ese día… En el cual ya no oras por caprichos, en tu lista de propósitos, de sueños o de metas, como le quieras llamar, ahí ya no están tus berrinches, ya no están tus deseos…. Te decides y te rindes a Sus propósitos, Sus sueños, Sus anhelos. Esos que Él tiene para tu vida! Simplemente dices Dios que se haga tu voluntad y no la mía porque tú siempre vas a querer lo mejor para mí… Y pues te vas te tomas un cafecito y se te reinicia la vida. MADURES, LE DICEN 😉😎

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