Relatos escritos en menos de 10min.

Relatos escritos en menos de 10min.

Atenea Maurtua

19/10/2019

DRAGÓN-MANO-NIÑO.

Alex Dragonade, originario de las tierras del Gran Dragón, fue un niño de 10 años que perdió su mano en un lamentable accidente durante una pelea con un dragón de afilados dientes y cresta verde. El objeto de dicha pelea había sido por mucho la más absurda, siendo la causa la disputa por una parcela de hortalizas. Se originó una trifulca sin precedentes entre los partidos que se crearon en defensa del niño y del dragón respectivamente por gente de los alrededores que revoloteaba con sus ojos curiosos y su sed de rumores insaciable. A medida que transcurrieron los meses y luego los años, la pelea entre el niño y el dragón fue olvidada en lo que se ahogaba dentro del mar de odio generado entre los dos grupos que ya iban enseñando a las nuevas generaciones sobre las reservas que habían de tener sobre «los otros», mientras creaban brechas y construían muros. Hoy por hoy, los dragones y los humanos viven separados. Tal es así, que el tiempo logró que los unos perdiesen consciencia de que existían los otros. Quedando los humanos como una leyenda para los dragones, y los dragones como una leyenda para los humanos.

Editado de libreta-Atenea (14), 2018

LIBRO-LAPICERO-GALLETA

Frente a una caja sobre un escritorio, nace un alma renovada que observa con deleite las galletas enviadas y preparadas en casa por su hermana. Tiempo hacía desde que Pablo había comenzado a vivir aislado del mundo con un solo sentimiento acongojador en su pecho que lo aprisionaba ensimismándolo hasta un punto sin retorno, desde que su hermosa enamorada lo había dejado por otro hombre. La tinta de los lapiceros con los que escribía sus desesperadas y nerviosas cartas, y con la que había plasmado sus más hondas penas, pasaba ahora como un lejano recuerdo en su memoria y se desvanecía junto con sus pensamientos fugaces de mundano suicidio ante la vista del tierno presente que su hermana le había enviado junto con la alegre noticia de que volvería al hogar muy pronto, luego de años de viaje por estudios. Emocionado, cerró de golpe el libro que lo había acompañado en la tristeza y añoranza de todos esos meses, (una antigua edición de «Las cuitas del joven Werther») y se dispuso a levantarse y volver a vivir.

Editado de libreta-Atenea (14), 2018

UNIVERSO-ANCESTRAL-TEJIDO

Hay en el fondo de una oscura taberna unas inciertas escaleras las cuales, si alguien tiene el valor de recorrerlas, llevan a un recóndito cuartito sin ventanas. Dentro un hombre, el tiempo, va tejiendo lentamente una prenda extensa. Nadie en la ciudad sabe nada sobre tan singular personaje ni el por qué de su constante trabajo, todos se limitan a observarlo y no perturbar su labor. Algunos cuentan haber logrado distraerlo en alguna oportunidad narrándole una historia ancestral de la cual el hombre parece saber de antemano todos los detalles mientras se mofa con orgullo de los pormenores como si él mismo fuese el autor de esta. Nada más se sabe de él ni de cómo se las arregla para tejer su bufanda. Para algunos es de oro, otros ven en ella indescriptibles horrores, algunos dicen ver un universo entero y sus secretos, pero nadie sabe realmente si él tiene algún sentido, si su bufanda posee algún sentido, si ellos mismos tienen un sentido o si esta historia tiene, desde alguna perspectiva rebuscada, un sentido.

Editado de libreta-Atenea (14), 2018.

ENCÉFALO-PANACEA-BIOPSIA

Juan Antonio II tuvo la mayor sorpresa de su vida cuando despertó un día fatídico del 2003 con su cabellera esparcida en su camilla. Había tenido un sueño pesado donde un viejo monje de voluminosa figura le había referido conocimientos extraños, pero por más que se esforzaba no podía recordar siquiera de qué se trataban. Se levantó pesadamente a buscar a la enfermera tropezando entre un montón de pacientes con cráneos resplandecientes, pero la enfermera no estaba en ningún lugar. No pudiendo avanzar más por el cansancio, se sentó por un momento. Los últimos años de su vida los había pasado con el mismo cansancio que se generó en él desde el primer momento en que comenzó a sentir los síntomas. Después de muchas biopsias y exámenes, los médicos le diagnosticaron una enfermedad que afectaba al encéfalo craneano. El hospital se había llenado mucho a través de los últimos meses. De repente, como en un súbito resplandor, aparecieron en su mente las palabras del monje: «Si lo que deseas es acabar con la epidemia, has de encontrar primero, la panacea». En ese momento, Juan Antonio II sintió mucha intriga y sin embargo, muchos años y experiencia de vida pasaron frente a sus ojos, así como las cosas que había conseguido y la humanidad le había arrebatado. Y reflexionó sobre todas las desgracias que esta había ocasionado en otros y en sí misma y recordó como los mecidos cabellos que había encontrado en su camilla esa mañana habían sido un pronóstico de su ya muy próxima muerte. Decidió entonces dejar de ser humano e ignorar sus dudas sobre el origen por completo, procediendo tranquilamente a volver lentamente a su camilla y a esperar pasivamente la muerte.

Editado de cuaderno-Atenea (15), 2019.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS