Relato corto de un viajero enamorado

Y es entonces que fue una tarde lleno de sabores y compañías sociales, mientras tanto sonaba lejanamente los ecos orquestales.

Mujeres blancas como las nubes iban bailando en vela y respeto, entre ellas, aquella joven tenía matices y colores especiales.

Devocionaba ingeniosamente en su entorno sin miedo, sin angustia, solo felicidad plagada su entorno, hermosura en sus labios y ojos.

Imprevista sorpresa fue que con mi mirada tocaba sus pasos de divina angelical, producía soledad y tranquilidad en mi mundo.

La página del día cierra angustiosamente, el estar acostumbrado ante un paraíso personificado que me sentía en toda la vida.

El consecutivo capitulo es incierto, ¿existe esperanza?, pienso mejor quedarme en el capítulo anterior y concretarlo eternamente junto a ti.

V.J.

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