Me olvidé de presentarme el otro día. Estuve contándoles más sobre mi camino hacia el supermercado y los temores que tenía y no pude decirles quién era. Mi nombre es Jorge, tengo 55 años. Soy director de de una orquesta de música clásica. Me gustaría contarles hoy algo sobre mi padre. Él siempre me decía que saludase a la gente con la mano firme, mirando a los ojos y pronunciando fuerte mi nombre. Con determinación y  certeza: “ Me llamo Jorge”. Creo que mi padre se daba cuenta que yo quería permanecer escondido ya que era más bien tímido y frente a él me sentía mucho más inhibido. “Habla con voz mas fuerte para que se te escuche, tu voz es muy baja.” Me reprochaba siempre. 

Pero ahora quisiera contarles un evento que creo que afectó mi manera de ser y que refleja como él fue conmigo.

Fuimos a un viaje familiar a la montaña en coche. Toda la familia a pasar un dia en el campo. Al finalizar la excursión y al querer retornar nos dimos cuenta que se había aparcado mal un coche atrás del de mi padre que no nos dejaba salir. Yo tendría 4, 5 años era pequeño.  No encontrábamos al propietario del coche que se había estacionado atrás del nuestro. Cuando apareció el propietario del coche, mi recuerdo es de un señor muy grande, pidió disculpas pero de alguna manera minimizó el hecho de haberse aparcado donde lo hizo. De repente de la nada mi padre que no le costaba mucho enfurecerse, golpeó al que había dejado el coche mal aparcado, le insultó y le dijo que era un inconsciente. Lo empujó y el señor grande rebotó en el suelo. Todo esto desembocó en un caos que por alguna razón he olvidado y no recuerdo bien. Son mas bien recuerdos sensoriales, de golpes, movimientos. Si bien el hecho no fue tan terrible ahora que se los estoy contando, yo sí lo vivi de manera exagerada, era un niño pequeño, me asusté mucho, me paralicé y ahi empezó algo que siempre surge en mi y me anula, que miedo yo no me puedo estacionar mal, yo no puedo hacer las cosas mal tengo que hacerlas bien. Tengo que cumplir con las cosas sino aparece la furia de mi padre que golpea, sentencia y anula. Solo en la musica encuentro esa libertad, dirigiendo con pasión y fuerza, ahí me siento libre. “Gordo de mierda mueve to coche” violencia , golpe insulto, ataque. “Su dirección pareciera que golpeara con fuerza la pasión de cada músico y hace resonar los instrumentos de maneras nunca antes vistas” dicen de mí manera de dirigir. En fin creo que estoy mezclando muchas cosas pero son así como continuamente aparecen en mi mente en mi día a día. 

Creo que el recuerdo es una imagen que cristaliza muchas historias vividas de golpe, agresiones, impulsividad, inhibición, miedo que felizmente se transformaron en posibilidades. Sin embargo la escena que les he relatado por alguna razón siempre resuena en mi, viene de muchas formas . De manera inesperada algo malo puede suceder , tengo que estar alerta para evitar que me vuelvan a asustar la cosas como les conté la vez pasada que hice el recorrido para salir a comprar.  Que bueno es estar en control cuando puedan llegar los golpes de pasión. Creo que todo esto lo pude sentir y recordar en mi ultima presentación que me tocó dirigir “La consagración de la primavera” de Stravinsky. Los dejo con una breve parte de su música que les va a permitir entenderme mejor de lo que les he contado aquí:

Interesante saber que la obra de Stravinsky describe el rapto y sacrificio pagano de una doncella al inicio de la primavera, la cual debía bailar hasta su muerte a fin de obtener la benevolencia de los dioses al comienzo de la nueva estación.  A veces me siento prisionero de recuerdos traumáticos que solo con mi música los puedo exorcizar momentáneamente. Hasta mi nueva presentación. 

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