Rectángulos verticales que se van deteriorando con el pasar de los años, que en su interior contienen un sin número de vidas. Donde muchos guardan sus objetos más preciados, que ven personas entrar y salir a diario, que almacenan vidas entusiastas y depresivas, familias enteras y solitarios sin remedio, momentos festivos y agónicos, habitaciones que son testigos de noches de pasión y desenfreno, mientras otras solo observan a su huésped desmoronarse con la partida del atardecer.
Rectángulos verticales, fríos e indiferentes ante los sentimientos de los humanos que se depositan en su perímetro, capaces de poner un techo sobre sus cabezas; pero que no detienen al mundo que a veces cae sobre ellos, que resguardan los cuerpos del frío y la lluvia; pero no protegen al alma de la malicia humana, con puertas que impiden el ingreso de los no deseados; pero que no alejan de las mentes los seres que se aman y no se encuentran a su lado, con ventanas que iluminan el interior; pero que no dan suficiente luz para encender a una vida que yace oscura hace mucho, con escaleras que permiten subir a los pisos más altos; pero que no son tan altas como para alcanzar las metas inconclusas, ni el amor de quienes los han rechazado, con habitaciones abarrotadas de objetos y pertenencias valiosas; mientras que sus dueños vagan solitarios por la vida, rondando cuatro paredes, con vías de escape en caso de alguna emergencia; pero sin salidas útiles a los problemas que amenazan constantemente la existencia, con vigas y columnas estructurales con la capacidad de sostener la construcción; pero que no brindan soporte a las vidas que sin remedio se van hundiendo con el paso del tiempo, con el privilegio de poder ser remodelados en cualquier momento; mientras que muchos no encuentran ni al fin de su existencia la forma de cambiar los pensamientos que rondan por sus mentes ni los sentimientos que los afligen.
OPINIONES Y COMENTARIOS