Raúl y el robot a cuerda
De Fernández Adrián
Hace algunos años, muy al sur, allí en la patagonia donde el viento te parte la cara, vivía Raúl, un niño de apenas unos nueve años que en el colegio se pasaba horas sobre una hoja en blanco en posición de escritura, pero no escribía nada, solo la miraba, de ves en cuando se le caía la lapicera dejando un punto en la hoja, como un algo en medio de la nada. A veces de momento dejaba de soñar, largaba la lapicera que rodaba al suelo y se apuraba a desempañar los vidrios de la ventanas con los puños y mangas hasta que detenido quedaba, ahí en esa ventana, desde donde observaba en toda su mangnificiencia la alta, alta, alta chimenea que no paraba un segundo de echar humo, humo y mas humo.
A menudo cuando no había viento el humo se iba acumulando, confundiéndose con las nubes y mas humo, mas humo, Raúl observaba temeroso de que el cielo se llene de humo y este empiece a meterse en las casas, pero su preocupación terminaba en cuanto el viento ese que te parte la cara disipaba todo vestigio de polución y era como volver a empezar de cero.
Pero esa chimenea no era lo único que le quitaba el sueño a Raúl, en la tierra mapuche se empezó a escuchar un termino no muy autóctono que digamos, algo que era capaz de hacer volar la imaginación de cualquier niño y no cualquiera podía tenerlo aunque se vendía por miles, la definición a la cual nos referimos era MaxStore, en la lengua común podíamos referirnos como “mastor” que era como le decían los pibes, que no era mas que un robot a cuerda.
La desesperación te llevaba a que algo tenias que tener, aunque sea una propaganda de alguna revista vieja, Raúl empezó a bosquejar en esas hojas en la que nunca ponía nada alguna imagen algo parecida del mastor, con su amigo Alejandro quedaron en pedirle al canillita alguna revista vieja de donde pudieran obtener tan preciada imagen y este se la consiguió, es así que la mejor pared de la habitación era toda para aquella propaganda del “mastor robot revolution” algo así como la revolución robótica y ahí se pasaban el día recorriendo cada rincón de aquella propaganda.
Los días pasaban al tiempo que la imaginación corría, Raúl ya casi no conseguía hojas para alguna que otra historieta en la que el mastor no se cansaba de luchar contra sus fantasmas y contra sus miedos, a menudo compartidas con Alejandro, pero había una en particular, apenas unos esbozos, valía la pena compartirla con sus padres, el mastor arremetía contra aquella alta, alta, alta chimenea que no paraba un segundo de echar humo, humo y mas humo y la derrumbaba hasta sus cimientos, los papas destacaron la creatividad de Raúl pero había algo que no cerraba, algo que Raúl aun no comprendía hasta que el papa se lo dijo asintiendo esto la mama, -Raúl, si a fabrica se destruye nos quedamos sin trabajo y sin trabajo nos quedamos sin poder comer, tu abuelo trabajo ahí, yo trabajo ahí y vos algún día también vas a ser empleado en esa fabrica ya gesticulando que no había mas nada para decir, Raúl quedo pensativo pero no tardo un segundo en responder, -Papa si no nos morimos de hambre, no termina de matar el humo… y se fue a su habitación, aquellos se quedaron pensando con aquel esbozo sobre la mesa.
Pero algo había cambiado en Raúl, la forma en que miraba esa chimenea imponente a través de la ventana de la escuela aunque ya no se molestaba en desempañarla pero sabia que ahí estaba y no paraba un segundo de echar humo, se corrió un rumor de que uno de sus compañeros había recibido por su cumpleaños un mastor, era Federico, rápidamente acordaron para poder ir a verlo, ya en lo de Fede, Raúl mostraba todo su asombro y prácticamente cabía dentro del reluciente robot, se pusieron jugar pero surgió un problema, no se lo podía tocar mucho y los modos de juego no eran de los mas parecidos, Federico le imprimía mucha imaginación pero también mucha fantasía algo que a Raúl no le cuadraba por lo que termino en un tironeo donde intervinieron los padres de Fede y tasa tasa, cada uno a su casa…
A partir de ese momento Raúl esperaba en cada cumpleaños, cada día del niño, cada navidad, cada reyes magos y cada etc., etc., etc., que los papas le pudieran comprar un mastor, el tiempo pasaba, mucho humo había salido ya de esa chimenea y el día llego, la mañana de aquel 25 de diciembre lo sorprendería con una gran caja a lado de aquel arbolito navideño, Raúl al verla quedo inmóvil, pero no tardo un segundo en reaccionar, fue corriendo hasta la caja pero aun no seguro la palpo un par de veces, le dio vuelta, y no tardo en empezar a despellejarla, definitivamente era aun mastor, a medio abrir fue corriendo hasta la pieza de los papas para unirlos en una gran abrazo y un gracias
Para terminar de desenvolverlo lo tuvo que ayudar el papa, esta pesado el bicho – decía, prácticamente se pasaron todo el día leyendo instructivos, una ves claro el tema Raúl se disponía a hacerlo funcionar mientras trabajaba arduamente en la aventuras que harían,no tardo en encontrar la llave que sirve para darle cuerda, muy despacio metió la mariposa en el cerrojo y le dio cuerda hasta el cansancio, un botón activaba el mecanismo, junto a sus papas se preparaban para el gran momento y Raúl pulsa el botón.
El mastor empezó a hacer algunos ruiditos típicos de un robot a cuerda, con gran expectativa enderezo la cabeza y la giro como mirándolo, ante el asombro de Raúl levanto un brazo y dio, uno, dos, tres pasos algo accidentados y paro…
Y? preguntaban los papas de Raúl- Raúl volvió a tomar la mariposa la metió en el cerrojo y le dio cuerda hasta el cansancio, el mastor volvió a girar la cabeza, levanto un brazo dio uno, dos, tres paso y se quedo… digamos que para los papas no fue algo como para decir wau… Raúl sabía que había que ponerle un poco de imaginación, que el humo de la fábrica ya empezaba a afectar a la de sus padres…
Alejandro no tardo en enterarse por los que fue volando a lo de Raúl, faaa! Exclamo y pregunto –y que hace? Mirándolo por todos lados, Raúl tomo la mariposa, la introdujo en el cerrojo y le dio vuelta hasta el cansancio, el mastor giro la cabeza, levanto un brazo dio uno, dos, tres pasos y quedo… faaa! Volvió a exclamar Alejandro, dale otra ves, Raúl tomo la mariposa, la introdujo en el cerrojo y le dio vuelta hasta el cansancio, el mastor giro la cabeza, levanto un brazo dio uno, dos, tres pasos y quedo… otra ves dijo Alejandro, para le dijo Raúl ahora dale vos… Alejandro tomo la mariposa, la introdujo en el cerrojo y le dio vuelta hasta el cansancio, el mastor giro la cabeza, levanto un brazo dio uno, dos, tres pasos y quedo… y así un par de veces luego se pusieron a jugar alrededor del mastor pero eso de la mariposita y la cuerda de apoco empezaba a desagradar.
Raúl siguió esbozando aventuras y mejorando ampliamente la calidad de las mismas, el rumor se corrió y muchos de sus compañeros iban a su casa a jugar, pero la tarea de darle cuerda, cuerda y cuerda era desgastante, tanto que se quedaba sin fuerza en las manos ni para agarrar la lapicera esto empezó a preocupar a Raúl al tiempo que ya casi nadie hablaba del mastor, para seguir con sus historietas se le había ocurrido una cosa, para el momento una verdadera revolución, no hacia falta darle cuerda, cuerda y cuerda, solamente un par de vueltas hasta que el mastor lograba la posición que Raúl deseaba para seguir creando aventuras, con el puño en alto, con la cabeza mirando hacia arriba y por ahí con un poco de imaginación que sobraba con los brazos en jarra y surgieron grande historietas con excelentes guiones, pero que hacer con esa chimenea, alta, alta muy alta que no paraba un segundo de echar humo? era la cuestión y una noche en un sueño el mastor surcaba los cielos rumbo a aquella chimenea que sobresalía por el horizonte, misiles listos! Objetivo en la mira! Preparen! Punten!!! Aborten! Aborten!!! El mastor volaba sobre aquella chimenea, alta, alta muy alta que no paraba un segundo de echar humo y en lo bajo se podían ver todos los hombres y la mujeres que trabajaban en esa fabrica, -hay civiles en el objetivo! Ahí Raúl pudo divisar a su papa y en un giro del mastor se despertó! El mastor se encontraba erguido en la penumbra de la noche como esperando el momento.
Raúl ya estaba cansado de darle tanta pero tanta cuerda, intento forzar las posiciones que el quería pero la rigidez del mastor se lo impedía, empezó a escudriñar en el robot, leyendo los instructivos, solo vio dos cosas, una un aviso en una lengua extraña que advertía no tocar y la otra unos tornillos muy raros que unían las piezas del mastor, fiel a su naturaleza Raúl empezó a trabajar la idea de desarmarlo…
Su padre contaba con un galpón lleno de herramientas, todas bien acomodadas, por tipo, por tamaño por color y hasta por orden alfabético… Raúl empezó a buscar y una por una observaba esas herramientas para ver cual le podría llegar a servir pero no pudo encontrar nada que le fuera útil, Alberto al encontrar el desorden se enojo bravadamente mas aun todavía que en tanto desorden se dio cuenta que le faltaba un destornillador!
Raudamente fue a increpar a Raúl pero este se encontraba muy atento a su labor que no tuvo tiempo para darse cuenta de la situación, Alberto al darse cuenta se acerco para ver que hacia, con ese destornillador no vas a poder le dijo, se colgó los lentes y vio el tipo de tornillo que unía al mastor, amoladora de por medio improviso un destornillador para poder sacar esos tornillos, y le pregunto, para que lo queres desarmar? Raúl le mostró las manos casi magulladas de tanta cuerda que había que darle, Alberto asintió con la mirada y lo dejo.
Raúl cuidadosamente sacaba tornillo a tornillo puesto que sabia que un error podía arruinar al mastor, una ves que quito la totalidad de los tornillos tenia que ubicar los encastres y ver la manera de ir desarmándolo, la placa principal se encontraba en la espalda, donde se ubicaba el cerrojo pero al querer quitarla se soltaron unos pernos que sostienen el mecanismo de cuerda haciéndolo volar por los aires como en los dibujitos animados, Raúl palideció ya que era practicante imposible volver a ensamblarlo, se tomo un minuto, va como diez minutos y retomo, saco la placa y el mastor seguía escupiendo piezas alguna pequeñas y oras mas grandes, algunas livianas y otras mas pesadas, para Raúl era inconmensurable, estaba destripando al mastor, de momento tomaba alguna que otra pieza y la observaba muy detenidamente y con asombro como preguntándose quien hace esas pequeñeces a la ves muy importantes…? Serán extraterrestres? Siguiendo con la tarea al quitar un resortito un brazo pierde la rigidez y queda liberado, Raúl lo tomo y se puso contento al poder maniobrarlo para todos los lados, rápidamente libero el otro brazo, poco a poco iba entendiendo el mecanismo y libero las piernas y finalmente la cabeza, volvió a armar al robot sin los mecanismos y quedo perfecto, podía ponerlo en cualquier posición que quisiera.
Al día siguiente Alejandro fue a su casa y se encontró con todos los despojos, no! Exclamo- que hiciste criminal! Raúl se puso tras el robot y empezó a improvisar unos pasos de baile, Alejandro no lo podía creer, empezaron a jugar y realmente era otra cosa, el mastor era otra cosa, el rumor empezó a correr y muchos chicos que tenían el mastor abandonado empezaron a quitarles el mecanismo de cuerda y volvieron a jugar con el robot hasta algunos inspirados con las historietas de Raúl, pero a este Raúl que no para un segundo se le había ocurrido otra cosa… calculando bien su tamaño y el del robot empezó con la idea de meterse dentro del mastor…
Alejandro se ofreció a ayudar, es así que volvieron a desarmar al mastor y modificando algunas piezas para poder meterse dentro del robot, después de un rato bastante largo lo lograron, Raúl controlaba todo el movimiento del robot incluso logro hacer lo que hasta el momento no podía que era pegar un salto.
Raúl se había transformado en un revolucionario, muchos chicos seguían sus pasos al punto de que compraban el mastor para desarmarlo y empezar a vivir sus propias aventuras incluso en otros países la imaginación se había desencadenado.
Pero en un lugar muy, muy lejano la noticia no era del agrado de nadie, Maxtor Industries Incorpórate Internacional había puesto el ojo en la patagonia, de ninguna manera podían admitir que se ultrajara de esa manera a sus creaciones al tiempo que las historietas de Raúl se transformaban en pequeños cortometrajes aunque este no podía resolver que hacer con la chimenea alta, alta muy alta que no araba un segundo de echar humos, humo y mas humo.
Un agregado cultural viajo a Buenos Aires para intentar resolver el problema ya que esto le había causado innumerables perdidas a la Maxtor incorpórate etc., etc., etc.…
Se había propuesto un proyecto de ley que hablada de la violación a la propiedad intelectual, industrial, y hasta que se lo podía usar para el terrorismo y cosas así, bueno la ley se aprobó con noventa y seis votos positivos, una abstención y tres votos en contra, toda una canallada, esta ley habilitaba a las fuerzas a detener a cualquier persona que haga uso indebido del mastor, confiscar robots desensamblados y apresar a los padres, la prefectura surcaba los ríos en busca de este tipo de practicas, la policía lo hacia en las calles y la gendarmería había abandonado totalmente la protección de las fronteras para ir en busca de mastors ilegales, sabiamente los padres buscaban la seguridad de sus hijos por lo que no permitían el uso de los llamados mastor ilegales, estos había sido guardados, escondidos muy cuidadosamente pero a veces los chicos no entienden, una tarde Raúl aprovechando que los papas no estaban, se encargo de sacar su mastor por que tenia una idea para una historieta, se metió dentro del robot y empezó a volar con la imaginación, surcando los cielos, los mares, siempre peleando en contra del mal es así como llega al patio delantero de la casa, como aves de rapiña la policía, la gendarmería, las fuerzas especiales se lanzan contra el, inmovilizándolo y llevándoselo.
Al enterarse los padres fueron rápidamente a la estación de policía con los vecinos y amigos pero nadie sabía nada, ni de Raúl ni del robot, la presión siguió hasta que la noticia llego a oídos de los obreros de la fabrica donde se encontraba la alta chimenea que no paraba un segundo de echar humo, indignados por la situación uno a uno se fueron levantando del puesto emprendiendo una gran marcha hacia la comisaría, Raúl el pibe de la historietas los necesitaba, el patrón cansado de gritar y amenazar a los trabajadores quienes no le prestaron atención, solo se digno a apagar la caldera y la alta, alta chimenea de repente dejo de largar humo como expectante de lo que sucedía.
La presión fue demasiada, a la policía no le quedo otra que devolver a Raúl y a su mastor, Maxtor Incorpórate etc., etc. etc.… saco una nueva versión a pilas tomando nota del problema con la versión a cuerda incluyendo algunas voces y unos pasos de baile y obvio prácticamente indesarmables…
Muchos años han pasado desde aquella travesura, hoy trabaja prácticamente a los pies de la alta, alta, alta chimenea que no para un segundo de echar humo, humo y más humo y sigue sin poder resolver el problema aunque por ahí si la desarmamos podamos llegar a resolverlo.
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