¿Qué es la filosofía?
AÑO 2009
Carlos E. Saavedra
Resulta llamativo –y en cierto modo paradójico– que una pregunta tan simple en apariencia, sea a la vez motivo de tanta controversia. A la definición clásica de la filosofía como “amor a la sabiduría”, podríamos agregar que se trata de una disciplina que se plantea problemas en torno al sentido de la vida, el ser humano o la sociedad. Pero si así fuera: ¿En qué se diferenciaría de la psicología, de la antropología o la sociología? Según otros la filosofía es la ciencia que estudia las cosas por sus causas o principios. En este caso –desde luego– entraríamos en discusión con Heidegger y Wittgenstein, para quienes la filosofía no puede ser una ciencia. También podría argüirse que la filosofía es su historia; la dificultad reside aquí en la siguiente disyunción: ¿Estamos hablando de historia o filosofía?
No es nuestra intención ofrecer ligeras respuestas a la pregunta: ¿Qué es la filosofía? Tampoco se pretende alcanzar una definición contundente o acabada. En principio, puede afirmarse que nuestra pregunta permite el abordaje desde dos perspectivas distintas:
1] Como pregunta conceptual cuya respuesta exigiría –según la doctrina aristotélica– una proposición que incluya el género próximo y la diferencia especifica; lo cual –como ya se dijo en el párrafo anterior– no está en la intención del presente trabajo.
2] La segunda vía que proponemos –y a la cual adherimos– consiste en plantear la pregunta por la filosofía en términos existenciales; es decir: de manera tal que la pregunta sea reformulada del modo siguiente: ¿Qué es para mí la filosofía?
Pero entonces el lector nos dirá probablemente: ¿Qué objeto tiene salirse del “solipsismo” de la pregunta conceptual si por la segunda vía regresamos a él? A esta objeción vamos a responder profundizando la distinción –muchas veces inadvertida– entre el planteamiento conceptual y el existencial. En el primer caso el sujeto que define se ubica desde afuera; en el segundo –al trasladar la pregunta a la esfera individual– toda posible respuesta comprometerá existencialmente al sujeto que responde.
Planteada en términos existencialistas, la pregunta por la filosofía nos obliga a elegir una respuesta; y –al hacerlo– estaremos eligiendo también la imagen de la filosófica tal como creemos que debe de ser.
En consonancia con lo dicho líneas arriba, podemos afirmar que la capacidad especulativa –propia de la inteligencia humana– nos llevó a través de la actividad filosófica a la elaboración de un pensamiento riguroso, ordenado y sistemático.
Entendemos –asimismo– que la filosofía no se identifica tanto con la acumulación-transmisión de contenidos, como con el desarrollo de estrategias que nos permitan acercarnos a la realidad con una mirada crítica. Mirada que –por cierto– bien puede comprometernos a desarrollar una conciencia de apertura al cambio.
El desarrollo de esta conciencia crítica conlleva la laboriosa tarea de aprender a pensar con argumentos y a utilizar las palabras con propiedad. Siguiendo esta línea de pensamiento, podemos afirmar que una verdadera praxis filosófica está comprometida siempre con los diálogos abiertos.
Finalmente, sostenemos que una praxis filosófica centrada en la concepción del hombre como ser histórico produce diversas maneras de perpetuar su cultura e interactuar con sus semejantes. La praxis filosófica está destinada al éxito.
OPINIONES Y COMENTARIOS