Capitulo 1. Pregunta inicial.
Apúrate, nos pueden ver. – dijo Arturo
Deja de llorar, deja que me concentre cabrón, yo también tengo miedo, con ese monstro acechando. – dijo Roberto mientras botaba un candado a golpes con un gran martillo.
No se porque estoy aquí, si no fuera por que te debo un favor, estuvieras solo. – dijo Arturo
Un favor. – grito enfurecido Roberto. Me debes la puta vida hijo de la chingada. Sin mí no hubieras llegado a tu posición de jefe, mientras que yo solo estoy aquí haciendo trabajos de baja categoría. – Cállate, que no se te olvide quien salvo a tu hermana del imbécil histérico de Ramón.
De repente de tras de ellos surgió una sombra de aproximadamente 1.5 metros con forma de humano, esta figura sostenía algo redondo en su mano izquierda. Mientras sentían un olor a colonia barata de catalogo mezclado con humo de cigarro.
Bueno, Ramon si es un imbécil, pero al menos no hace un drama cuando debería estar en silencio. – dijo aquel ser humanoide con una voz infantil pero ronca.
Corre antes de que nos mate. – dijo Arturo.
Los dos hombres de complexión robusta corrieron como por instinto por el único sendero del lugar, ignorando el hecho de que la sombra se proyectaba en ese lugar.
Por que le tienen miedo a una ser tan indefenso como yo, solo vine a advertir. – dijo el ser que se ocultaba en los arbustos, mientras se paraba detrás de ellos.
Además, si quisiera ya estuvieran muertos, ajajay.
Al escuchar esa voz tan relajada los dos hombres, con confianza de que no era un peligro decidieron parar y caminar con calma al lugar donde estaba este individuo.
El cual solo era un niño que rondaba en los 10 años, algo desnutrido, moreno claro, con un short para jugar futbol y una playera de una serie infantil que los dos hombres desconocías y una máscara de látex con forma de elefante popular en los cereales.
Que haces aquí niño, este no es lugar para ti, vete antes de que te suelte un plomazo. – dijo Roberto, mientras mostraba su pistola del bolsillo trasero con la mano derecha.
Veo que eso te lo enseño Ramon, lo mismo dijo y no le fue muy bien. – se acercaba al arbusto de donde salió y se inclinó, ingeniaba una forma para levantar con cuidado lo que tenia en su mano, porque ni quería ensuciar su playera.
Es enserio niño, tiene diez segundos para largarte de aquí. – grito desesperado Arturo.
Caballeros, permítanme mostrarles algo antes de irme. – el niño por fin levantó lo que tenia, con una risa burlona de satisfacción de haber logrado descifrar un gran acertijo.
El objeto estaba en una bolsa que solo derramaba un líquido espeso, que por la oscuridad no se alcanzaba a ver.
Roberto se acerco al niño para que su disparo fuera mas certero, mientras que Arturo se acercaba por la curiosidad de ver que había en la bolsa.
Chicos. – dijo el niño con una pausa digna de un maestro de ceremonias. – les presento a Ramón, bueno, lo que queda de él.
Los hombres quedaron aterrorizados mientras el infante tiraba al suelo una cabeza humana, la cual le pertenecía a Ramón.
Vete a la chingada. – gritó encolerizado Roberto mientras disparaba al niño en varias ocasiones.
Al acabar la ráfaga de 6 casquillos, Roberto se tiro al suelo a llorar.
Era un idiota, era un pendejo, pero no debió terminar así. – sollozaba Roberto.
Olvídate de eso. – dijo Arturo aguantando las ganas de vomitar por ver al niño con la cara desfigurada pero sonriente, pero con una gran sensación de ver al Ramon muerto pro fin. – mataste a un niño, el arma tiene huellas, sabrán que fuimos nosotros, vamos.
Pero yo, yo, yo, oy, o, yo, yo, oyooyoyoy. – Roberto decía enloquecidamente tanto que tiro el arma hacia donde estaba Roberto. – YO NO LO MATE, JAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Entre la carcajada de Roberto. Se levantó calmadamente, mientras miraba a Arturo. En sus ojos un intenso gris en las Iris y un amarillo aun mas intenso en sus pupilas.
¿Ramón, que haces? ¿Qué te pasó? – dijo Arturo mientras temblaba y caminaba hacia atrás.
Tu eres ese mostró, siempre fuiste tu. – gritaba Arturo con miedo, mientas corría de Roberto.
¿Monstro?, ¿es enserio?, tengo tantos nombres y solo me dicen monstro. La gente se está quedando sin ideas. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. – dijo Roberto con un semblante diferente al de hace escasos segundos.
Alcanzo a Arturo que no era tan atlético como Roberto y con su pie derecho lo hizo caer en la tierra.
Yo no era el monstro, pero ahora lo soy. – dijo Roberto con una sonrisa mientras con su brazo izquierdo tocaba su cuello y su brazo derecho apuntaba a Arturo en el Suelo.
Arturo en su desesperación, alcanzo a estirar su brazo para encontrarse con una piedra grande con la cual golpeó a Roberto con en la Rodilla, haciendo que se tropezara.
Hijo de la chingada, porque no te mueres. – dijo Roberto mientas caía el suelo lleno de piedras que se le encajaban en la espalda.
Arturo alcanzo a levantarse lentamente, mientras se ponía de rodillas para levantarse completamente, encontró el arma que tenía Roberto.
Se acercó a el apuntándole con el arma y veía sus ojos regresando a su color normal, regresar a su color negro.
¿Qué está pasando Roberto?, porque me quieres matar, soy tu único amigo en esta vida, que digo amigo, tu hermano. – Sollozaba Arturo.
Para ser sincero, tu amigo ya esta muerto, solo ocupo su cuerpo, esa es la verdad, – Dijo Roberto, si es que era ahora su verdadero nombre.
Deja de Jugar, sabes que tengo que matarte, tengo que hacer que parezca un accidente. Lo Siento. – decía Arturo mientras lloraba desenfrenadamente. – todo estaba bien hasta que decidiste dispararle al niño, sea como sea, nos ahorró mucho trabajo.
Me conmueves, sé que los odiabas. Por eso estoy así, dándote otra oportunidad. – Decía Roberto, de forma calmada y abriendo sus brazos enserando su destino.
Cállate. – Jalaba el gatillo Arturo.
Bingo. – Diciendo Roberto sus últimas palabras.
Arturo quedó aturdido con el retroceso de el arma al dispararse, sintió una molestia en su frente, y se extinguiría su vida. Cayó el silencio de la madrugada, y la calma de que todo se había acabado.
¿Por qué? Otra vez lo mismo. – Decía Arturo calmadamente con sus ultimas palabras. – Matar de nuevo.
Al terminar la frase solo escucho de voces en diferentes idiomas, pero no podía escucharlas a todas y entenderlas por igual.
Bienvenido Arturo, ahora descansa, yo hare el resto. – escucho Arturo dentro de su cabeza con esa voz tan calmada similar al niño y de Roberto sonando al mismo tiempo.
Arturo cayó al suelo soltando el arma con el que mato a Ramón. Sentía paz y nada más, ya no sentía su cuerpo ni preocupación, solo gozo. Alcanzo a levantarse, y ya no existía, perdió todo y todo lo gano.
Bueno, terminamos Arturo, sigo yo. – dijo Arturo en todo burlón mientras le cambian sus ojos, justo como a Roberto. Solo sonreía por hacer terminado su objetivo.
Regreso al cuerpo del niño, el cual tenia un pequeño radio con el cual se comunicó.
Terminé con esto. – suspiró – pasen por mí.
¿Quién eres?, como conseguirte este radio? ¿No es un juguete? – dijo una voz de una dama del otro lado de la línea.
Arturo arremedo de forma grosera a la vos de esta mujer .- quien eres, radio juguete, no te sabes otra. Agente 21. Sopa de caracol salado.- dijo en el radio
Un más hijo de la chingada y me encargo de encerrarte en donde te encontramos. – Respondió a la agresión. – Vamos para allá.
Arturo estaba sentado en la escena de los asesinatos cuando llego un auto tipo sedan del cual bajaron dos personas, una mujer que rondaba en los 30 años, delgada, peli roja, con un traje de oficinista que no le interesaba en lo más mínimo estar allí, y un señor mayor de alrededor de 70 años con un traje amarillo preparado para entrar a lugares radiactivos, el cual no dejaba ver su complexión solo su cabello cano.
Por fin llegan. – reclamo Arturo.
Quién eres y por qué debería importarme tu vida. Tienes 5 segundos. – dijo con flojera aquella mujer, apuntando con un revolver Le Mat a la frente de Arturo.
Arturo alzo su brazo, mostrándole el la mano izquierda donde podía mover su dedo meñique y anular de manera independiente.
Perra, I´m back. – dijo Arturo sonriendo,
JAJAJAJAJAJAJAJA, se nota que lo pensaste demasiado, vas mejorando. – Dijo la mujer que cambio de semblante rápidamente.
El señor examinaba los cuerpos y las heridas de todos, con asombro como un niño, viendo por primera vez, una flor crecer.
Impresiónate, jaja esto no es posible de manera natural, que grandes heridas. – decía aquel señor.
Francisco, por favor, respeta los cadáveres. – Dijo Arturo.
Lo siento muchacho, una disculpa. Dijo Francisco, avergonzado.
y Andrea, como estuvo la misión? – dijo Arturo.
Un desastre, mataste a demasiada gente, hasta un niño murió. ¿Qué chingados? – grito Andrea.
En mi defensa, yo me estaba largado y el niño disparo, no fue fácil llevar una cabeza recién cercenada en una mochila de Spiderman, dame crédito por eso. – Se defendió Arturo.
Como sea, ya lograste saber que nos quieren muertos, ahora solo falta saber, quien, para que y como. Lo hiciste bien para ser solo un perro, que roba cuerpos. – Dijo Andrea burlonamente.
Y tu muy buena para llegar a recogerme, después de alcoholizarse.
Sale el sol.
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