Por favor, no pidas perdón

Por favor, no pidas disculpas, nunca pidas disculpas.Me escribes, me invitas, bebemos juntas.Tú siempre esperas.Yo me acerco, te huelo, te miro, te beso, tú abres la boca para recibirme. Lo recibes todo, gimes. Cuando hemos acabado dices que mi boca no sabe bien. Si no lo dijeras, serías la más vulgar de las amantes. Por la mañana me pides que te prepare un café, que te lo lleve a la cama. Caliento el agua, pongo el café en tu cafetera de vidrio, lo filtro.Piso tus baldosas yendo hacia ti, te beso en la mejilla, te corro el pelo, te acomodo la almohada, te entrego la taza blanca echando humo. Con el primer sorbo me dices que no puedo quedarme mucho tiempo, que tienes unos asuntos pendientes, cosas urgentes que hacer por la mañana. Si no lo dijeras, yo de todos modos me iría ¡Y tú serías tan insulsa!Por la tarde me escribes, me preguntas cómo he estadoYo te respondo y tú, ya no me respondes.Por la noche sigues sin responder.Si me respondieras tu condescendencia sería insoportable. El viernes vuelves a escribirme. Me invitas a tu casa. Me abres la puerta. Me ofreces vino. Te sientas a esperar.Me acerco por detrás, te corro el pelo, te huelo el cuello. Nos vamos a la cama. Tus poros se dilatan, gimes, dices mil veces “sí”, “Te amo”, dices, y cuando lo dices mojas las sábanas y mis piernas. Exhaustas descansamos reímos. “Una cuando hace el amor, dice cualquier cosa”, declaras entre risas. Si no lo dijeras, si no lo declararas ¡serías tan patética!No pidas disculpas, jamás. Si tú no fueras mala, yegua, la peor, tú no serías nada.