POEMA LX
Entre libros y cuadernos mi existencia transcurría
Y una mañana impensada apareciste en mi vida
Muy galante y masculino, de porte protector
Nos miramos frente a frente y así todo comenzó.
Jeans azules, bata blanca, y afuera del salón
de pie junto a la puerta, captaste mi atención
Con el Gray de anatomía, muy callado e intelectual
Me esbozaste una sonrisa, me sentí tan especial.
Mi universo removías cada vez que te encontraba
camino a la biblioteca, la cafetería o las aulas.
Tus amigos te nombraban cuando me veían pasar
yo estaba confundida, no sabía qué pensar.
El tiempo transcurría y de mi corazón te hacías dueño
Y agradecí a Dios por crearte y te grabé en mi pensamiento
Disfrutaba a plenitud la forma en que me mirabas
Con ese hermoso rostro mis tristezas disipabas.
Más la razón me decía no te enamores, ¡sé consciente!
Él nada te ha dicho, ¿qué le gustas?, eso solo está en tu mente.
Vivir esta ilusión era nuevo para mí
No sabía cómo actuar, si sonreírte o qué decir.
Lo que menos quería era salir lastimada
Y tratando de ocultar los sentimientos que albergaba
las señales que enviabas empecé a ignorar
Y te alejaste como un sol de atardecer en lo profundo del mar.
En TV el presidente anuncia en su conferencia
Que se amplía por más tiempo el estado de emergencia
Y sentada en el sofá, con el mundo en cuarentena
Mi corazón llora en silencio, es muy grande en mí la pena.
A las flechas de Cupido fingí ser indiferente
mas lo había conseguido, caí en el amor, pobre niña inocente.
Te extraño más que nunca en secreto y sin testigos
60 días ya sin verte, más que un reto, es un castigo.
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