ESPIGA
29-ene-25
Hola, mi vieja compañera de mar, dichosos los dedos que te respiran…
Se encoge la noche y la espiga me domina… se repliega el viento en su muerte… se restablece
el ceño de la indiferencia…
Marca tu ritmo de tambor tensado de esta noche, que no decaiga mi frágil espíritu entre tus
blancas manos… ¡oh, turbulenta pasión de colmillos y tentáculos!
Eres dura de esculpir, enigma indefinible… acaricias cada palabra con asombro y codicia.
Estamos aquí, perdiendo el tiempo, poniendo ilusoriamente los puntos sobre las íes
reconfigurándolo todo, para volver a hacer lo mismo…
Dime, aunque sea lo último que escuche en esta mísera vida, que mi alma te entristeció y al
mismo tiempo recogió unas migas que cayeron de tu sonrisa inhóspita…
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