PODER ELEGIR SIN SER NIÑO

PODER ELEGIR SIN SER NIÑO

Josefina Camelio

09/10/2023

Era el único momento donde podía elegir, mi niñez. Luego de ella mis manos se ataron a un poste con un pedazo de trapo sucio y olor a mierda, no era como estar de protesta o como algún juego erótico. Fue el momento en que me di cuenta, si ellos se iban y cerraban la puerta, sería mi final. No me acuerdo bien qué sucedió entre la niñez y la pre adolescencia pero se dice que por ello la encerraron ni cuál fue su pretexto. Existen mitos (tétricos), muchos aseguran que había una especie de vínculo muy poco común entre ella y el diablo, los cubría una mezcla de obsesión y paranoia donde los rayos del sol rebotaban y retornaban en modo de descarga por no poder descargarse entre ellos, energía totalmente regalada al abismo; algunos otros sostienen la complejidad de una naturaleza dentro de un cuerpo cuya mirada brillaba por su ausencia; otros pocos (brutos por creer sin sentir) a lo lejos conjeturan haber visto no sólo la presencia si no también la soberanía de una demencia por sobre una persona solitaria, aburrida, cansada, hastiada, desganada, simple y predispuesta. Eso, desde afuera.
Existe, sí, una atmósfera desangelada y serena puesta en escena gracias a mi intensa indiferencia por el andar sobre esta tierra. Pasos ya no era opción dar, atada y aislada -sola-, mi cuerpo dejó de responder. Una única seguridad, siempre fue mi lucidez, la cual comencé a notar cada vez más débil a causa de un propósito impuesto por el imperio de la luz, hasta que finalmente me dormí encerrada y sin librepensamiento.
Por dentro había dejado mi cuerpo, si bien creo que era donde tenía que estar, no era la manera. Todos estos años sin saber la veracidad de mi ser. Mi cuerpo por un lado, yo por el otro, difícil de lograr una afinidad entre ellos, ambos estaban viviendo en lugares muy diferentes y no existía causa alguna como para intentar un encuentro además de no haber un nexo que lo fomentase ni mucho menos que se lo desease.
Pasó únicamente el tiempo con el fin de recordarme su corto paso por el lugar dándome a entender que no importa si mis vivencias son reales o no, lo imprescindible pasa por otro lado. Las marcas que nos dejaron nuestras aventuras es lo único que nos llevamos a la tumba.
Ya voy a poder elegir de nuevo, quizá en otro tiempo.

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